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CIUDAD FELIZ

(31/07/2023)

“Una ciudad feliz es una comunidad que fomenta el bienestar mental y físico de todo el mundo, no solo de unos pocos (…) La ciudad saludable, la ciudad verde, la ciudad baja en carbono, la ciudad equitativa, la ciudad próspera y la ciudad feliz son todas la misma ciudad.” (Charles Montgomery) https://www.climatica.lamarea.com/entrevista-charles-montgomery-ciudad-feliz/

SMALL

(14/12/2022)

1973 – Small is Beautiful;

2023 – Small is very beutiful;

El problema es la escala.

Creo que la cuestión de cómo estar en nuestro Mundo reside en la delicadeza.

¿ UNA VISIÓN PESIMISTA ?

(15/07/2021)

Una hipótesis pesimista:

¿ existen 3 tipos de humanos esclavos contemporáneos ?

  1. los que no cobran
  2. los que cobran poco
  3. los que cobran bastante, incluso mucho.

LA ECONOMÍA

(15/04/2021)

La economía son reglas, so tonto.

La economía no son leyes naturales, a pesar de que nos lo hayan hecho creer,

apalancando con Ciencia un paradigma ideológico,

creando una hermosa ratonera intelectual.

Las reglas las creamos y las acordamos las personas.

Las personas somos los humanos, fundamentalmente.

Los seres humanos creamos las reglas que permiten la economía.

So tonto.

LO CONTRARIO

(25-11-2020)

Lo contrario de la utopía no está siendo el realismo.

Lo contrario está siendo la distopía.

Debemos elegir: utopía o distopía.

PERIFERIAS

(11-6-2020)

Cada vez están más densamente concentrados los núcleos capitalinos, como antes de una explosión atómica.

Con cada crisis, las “provincias” se vuelven, a los ojos de las “capitales”, más subsidiarias, más terreno bruto que hay que domesticar y pastorear.

Las periferias se hacen utopías que se van vaciando, y todo el mundo lo lamenta mucho.

GENERACIONES

(9-6-2020)

La Gran Inconguencia es que el futuro de los jóvenes lo estamos queriendo escribir los viejos. Así no funcionará.

The Great Contradiction: We old people are wanting to design the future of our Youth. It´s not going to work.

THE FILM

(25/4/2020, 2nd full month of COVID-19)

The Economics of Happiness was produced by Helena Norberg-Hodge, and written and directed by Steven Gorelick, John Page & Helena Norberg-Hodge, in 2011.

https://www.localfutures.org/programs/the-economics-of-happiness/

 

TAMING THE BEAST

(7/10/2018)
El objetivo esencial de la democracia es domesticar al poder, confinándolo dentro del corral del interés general.

CAPITALISMO
(8/3/2018)

Hay un capitalismo decente y un capitalismo indecente.
El que aplasta a las personas, las otras especies y a la propia Tierra, es indecente.
El que hacer crecer y florecer a las personas, las otras especies y a la propia Tierra, es decente.

CIVILIZACIÓN
(3/3/2018)

Hemos creado entre tod+s un dragón tan complejo y tan grande, que no sabemos cómo manejarlo.

ABOGADOS

(26-07-17)

Se necesitan desesperadamente abogados de pleitos pobres.

PERSONAS Y COSAS
(16-02-2017)

Empiezo a tener la profunda sospecha de que la clave reside en distinguir qué son personas y qué son cosas, y reflexionar sobre las implicaciones que esto conlleva. Continuará.

SOBRECUALIFICACIÓN

(19-8-16)

En el Informe COTEC 2016 (p.165) (http://cotec.es/pdfs/COTEC-informe-2016.pdf), se muestra la “tasa de graduados en educación superior sobrecualificados en su actual trabajo”.
Me pregunto seriamente si deberíamos hablar de sobrecualificación o de infraempleos.

¿ ECONOMÍA de las PERSONAS vs. ECONOMÍA de los CAPITALES ?

(17-8-2016)

Me quedé pensando es estos dos conceptos tras ver la película “Money Monsters”. Por un lado les veía sentido, y por el otro me parecía demasiado dialéctico. Casualmente encuentro dos días después una nueva referencia: el Human Centered Business Index (aquí http://www.humancentered.se/). Siempre hay muchos que van delante de nuestras reflexiones y descubimientos, solamente hay que buscarlos.

R.I.P.

(Última columna mía en el Diario Hoy de Extremadura)

(1-10-15)

Tenía justo dos años y medio, y era de papel. Solemos ver las columnas de los periódicos desde el exterior, igual que miramos ese lado de la mesa pensado para los contribuyentes en el Organismo Autónomo de Recaudación. La parte de dentro de la columna del periódico y de la mesa del O.A.R. están reservadas a ciertas personas, hasta cierto punto privilegiadas, en cierta medida condenadas. En el caso de las columnas de un periódico, el interior de lo que aparece escrito está ocupado por seres humanos que sobre la base de una relación profesional o benévola asoman regularmente por sus paredes. Las columnas de un periódico tienen vida propia, y comienzan y terminan por razones propias de la vida propia, supongo. A veces se sabe por qué, otras veces se ignoran las causas profundas. Esta columna nació hace justo dos años y medio, y hoy la enterramos. No sé del todo bien por qué nació ni por qué murió, pero creo que nada es por una sola causa, sino que las fuerzas que rigen nuestras vidas interactúan de forma complejísima, y muchas veces incomprensible. Debe ser por eso que las personas inventamos el concepto de destino: nos reconcilia con lo incomprensible. Dentro de lo que las buenas costumbres aconsejan, hay que dar las gracias a los que hicieron posible esta función: al Diario Hoy y a su Director; a los encargados de repasar la ortografía y las erratas desde el departamento de edición; a los que tenían costumbre de encontrarse con esta columna los jueves, a quienes siempre he agradecido siempre su hábito, y a quienes pido sinceramente disculpas por las tonterías e inexactitudes que hayan podido encontrar en este rincón del diario. Gracias en especial a mi madre, que es la peor crítica posible conmigo (todo lo escrito por mí le gusta y le parece interesante), pero a la vez la mejor crítica posible porque con su intenso amor ha hecho más fácil el trabajo de estas horas semanales regaladas al respetable en forma de columna. Gracias a los que semana a semana escribís porque sí, no por un contrato sino porque os lo pide el cuerpo, por compartir vuestras ideas con los demás. Gracias a todos los personajes que han hecho posible que contara yo su historia, porque siempre quise que “Exnovadores” fuera una columna en homenaje a los que hacen cosas diferentes para mejorar el mundo, y hay tantos y tan buenos que daría para escribir sobre ellas y ellos toda una vida, y algunas más. Gracias a los que me enviaron un mensaje reaccionando a lo que leían en esta columna, porque me dieron el mejor alimento que puede tener, creo yo, un columnista: opinión de vuelta a tu opinión. Ya se me acaban las 500 palabras, es lo que tiene este formato … nos seguiremos viendo a lo largo de muchos caminos, seguro. Y a tí, querida columna, gracias por haberme agobiado, enervado, divertido, puesto en evidencia y marcado para muchos años. R.I.P.

QUÉ ES HOY LEER
(24-9-15)

Estábamos hablando de poetas. Tengo ya asumido que probablemente me lleve toda la vida comprenderles, en su sentido profundo, acompañar al poeta en su viaje por otra dimensión de la realidad. Yo me lo imagino como las ondas de radio: la mayoría vivimos en frecuencia modulada y ellos transitan por la onda corta, conectando con el Universo. Tras dos vinos más, pasamos a hablar de otra desconexión, de esa eterna fosa abisal que separa a padres e hijos desde que el hombre es hombre, y pensé que, siendo éste un problema repetido de generación en generación, posiblemente la fosa sea hoy más honda que en otras épocas, porque la irrupción de las tecnologías ha añadido a la dialéctica natural entre hijos y padres un factor agravante: los lenguajes digitales. Los nativos digitales transitan, literalmente, por otras ondas, muy distintas de las que habitamos aquellos que nos criamos viendo una tele en blanco y negro, con un teléfono beige de disco como único medio de telecomunicación. Los niños y las niñas de hoy no leen, decimos todos, y es verdad. ¿O no? Los egipcios, sumerios y chinos de hace 5.000 años empezaron a leer cuando empezaron a escribir, combinando signos ideográficos con signos fonéticos, es decir, representaciones pictográficas más o menos realistas o idealizadas, con representaciones de sonidos o grupos de sonidos. Cuando vemos textos en árabe, los ignorantes creemos ver dibujos parecidos a los jeroglíficos egipcios, pero son escritura alfabética. Leer se hace muy difícil cuando no se entiende el lenguaje. Una de las lecturas modernas que combinan signos que representan cosas, y signos que representan fonemas, son los cómics, que sí entendemos, incluso cuando no están impresos en nuestra lengua. Cuando el cómic se anima aparecen los dibujos animados, y en estos los signos ideográficos son mucho más numerosos que los fonéticos, y por ello podemos entender historias contadas con dibujos animados que no contienen palabras. Si a cualquier persona de más de cincuenta años le hubieran dado a escoger entre leer El Quijote y leer un tebeo cuando tenía 8 años, apuesto a que la mayoría hubiese escogido el tebeo. También el tebeo se lee. Pero, dando un paso más allá, si a cualquier persona de más de cincuenta años le hubieran dado a escoger entre leer El Quijote y ver dibujos animados cuando tenía 8 años, también tengo clara mi apuesta. Pero decimos que los dibujos animados los “vemos”, no los “leemos”; sin embargo, los egipcios de hace 4.500 años “leían” los jeroglíficos, y si hubiesen dispuesto de nuestra tecnología para animarlos habrían seguido “leyéndolos”. Leemos hoy, mucho más las personas más jóvenes, en pantallas que tienen una capacidad gigantesca para contar historias con lenguajes dotados de una profundidad y una capacidad para impactar desconocidas en otras épocas, pero leemos al fin y al cabo, porque los escribas del siglo XXI utilizamos tanto signos ideográficos y como fonéticos para escribir. Leemos mucho en whatsapp, en facebook, en youtube, en televisión … ¿O no?

ARQUITECTURAS COLECTIVAS
(17-9-15)

Principios; saberes que puede transmitir la red; ¿qué me gustaría aprender en la red? Preguntas básicas para encontrar el sentido profundo al trabajo en común, al trabajo en red, que han resonado estos días entre los muros de una antigua fábrica. Para muchas personas es problemático entender cuanto sucede en su entorno, porque es problemático comprender qué es una red. Las únicas redes que nos enseñan en el instituto o en el trabajo son las de pesca y las de carreteras, es decir, las de cosas inanimadas, y en la vida cotidiana no solemos poder visualizar redes en las empresas, ni en las universidades, ni en las asociaciones, ni en casi nada. De hecho, el primer caso de red viva y visible para muchos han sido las llamadas redes sociales, redes que por un lado algunos no acaban de entender, y por otro lado son en general herramientas más para el ocio que para producir. Redes humanas primarias son familia y amigos, aunque casi nunca pensamos en estas unidades sociales esenciales como un “conjunto de elementos organizados para determinado fin” (así lo llama la Real Academia), caracterizado generalmente por un carácter desjeraquizado y por la multi-conexión entre sus diversos elementos constitutivos. La red más universal es la Internet, a medias de cacharros y a medias de personas. Una red es, pues, algo compuesto de sitios o cosas o seres, y de las conexiones existentes entre ellos; es un organismo conector de organismos, a veces más visible, a veces más invisible. Se acaba de reunir en Extremadura durante cuatro días, en su encuentro nacional anual (cómo no, en una antigua cementera), una de las redes más interesantes de nuestro país y con dimensión internacional, allende los Pirineos y el Atlántico. Arquitecturas Colectivas se auto-define como red de personas y colectivos interesados en la construcción participativa del entorno urbano, como marco instrumental para la colaboración en diferentes tipos de proyectos e iniciativas. Creada en 2007, la red ha crecido “mediante las aportaciones de diversos agentes, habitantes inquieto@s, activistas urbanos, alumn@s y docentes, artistas y gestores culturales, paisajistas y ecologistas, urbanistas y arquitect@s, politólog@s y juristas, antropólog@s y sociólogos, hackers y cooperativistas…, en definitiva, un amplio abanico de seres humanos, con ganas de sentir un poco más próximo el medio en el que habitamos”. Como ocurre con las personas, hay redes tontas y redes inteligentes, y Arquitecturas Colectivas pertenece claramente a la segunda categoría. Hay redes para enredar y hay redes para trabajar en serio, y Arquitecturas Colectivas pertenece claramente a la segunda categoría. Hacer cosas para sentir más próximo el medio en que habitamos es algo relevante para las vidas de la totalidad de los ciudadanos, aunque sean sólamente unos cuantos héroes anómimos, en red, los que asuman este reto sencillamente porque creen que hay que hacerlo. Me ha quedado claro, viendo tanto talento retificado durmiendo poco durante 100 horas seguidas, que la arquitectura del futuro incluirá menos cemento gris y más materia gris: materia gris colectiva funcionando en red.

EscueLABs
(10-9-15)

Por vez primera en la historia de Japón, el pasado año la principal causa de muerte entre los niños y adolescentes japoneses entre 10 y 19 años fue el suicidio. Allí, el segundo semestre del curso comienza el día 1 de septiembre, día del año en torno al cual un mayor número de menores de edad se quita la vida. Otro punto negro del año es el comienzo del primer semestre escolar. Los expertos de ese país consideran que el mayor de los elementos de presión sobre los estudiantes es “una sociedad muy competitiva donde tienes que enfrentarte y derrotar a tus propios amigos”. El término japonés que da nombre al proceso selectivo de entrada en las escuelas infantiles más prestigiosas incluye la palabra “guerra”. Es cierto que el llamado milagro económico japonés de la posguerra incluyó, entre otros factores propulsores, el desarrollo exponencial del sistema educativo y formativo nipón, que permitió generar una de las sociedades más ricás y más desarrolladas del planeta (según la interpretación más clásica del desarrollo). Pero el recrudecimiento del paradigma competitivo posiblemente no está contribuyendo a generar una sociedad mejor, ni más feliz. El otro modelo educativo de éxito invocado frecuentemente es el escandinavo, en especial el finlandés, que parte de los presupuestos contrarios, y pone (literalmente a veces, como en el caso de la escuela de Saunalahti), a los niños y adolescentes en el centro de la comunidad. En estos modelos nórdicos se fomenta el trabajo en grupo, hasta el punto de eliminar en ocasiones del mobiliario los pupitres individuales. La colaboración se da entre profesores, estudiantes y hacia el resto de la comunidad local. No existe casi distinción entre el tiempo de clase y el de recreo. El arte, la educación física (física, no con apuntes) y el trabajo manual son asignaturas esenciales: talleres, gimnasios y hasta cocinas constituyen piezas clave en los centros educativos escandinavos. Estos países se cuentan también entre los más ricos del mundo, pero además ocupan siempre lugares de excelencia cuando se miden indicadores del desarrollo humano y social junto a los estrictamente contables. Es claro que nuestras Escuelas e Institutos pueden mejorar en mucho, y merece la pena debatir a fondo sobre cuál puede ser el mejor modelo. La semana pasada tuve la suerte de participar en la inauguración del nuevo Espacio Maker de la Asociación Xtrene en Almendralejo, y como dijo el inefable Antonio Gordillo, profesor y uno de los creadores del Smart Open Lab de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura, en estos espacios creativos y de fabricación los alumnos también pueden enseñar a sus maestros. Se puede avanzar mucho en nuestros centros educativos. Se puede pasar de la competitividad a la colaboración; de la dialéctica del poder, al diálogo; de la autoridad sin fundamento (nadie sabe todo), a la autoridad con fundamento (todos sabemos algo, todos podemos aportar); de impartir clases, a fabricar clases conjuntamente entre alumnos y profesores. Se puede pasar de la Escuela, a la Escuela-Laboratorio, a la EscueLAB.

LA GRAN MIGRACIÓN
(3-9-15)

La mayoría de los investigadores, teniendo en cuenta las evidencias disponibles en forma de huesos fosilizados y otros restos como coprolitos, consideran muy probable que desde su nacimiento en el continente africano los humanos modernos, Homo sapiens sapiens, se dirigieran hacia el norte, en la Gran Migración. Sí, todos somos africanos (aunque a algunos les cueste asumirlo). Las razones por las que nuestros ancestros se encaminaron hacia nuevas latitudes y longitudes no están totalmente claras, pero estudios recientes sugieren que, además de nuevas tecnologías prehistóricas (acarreando la consiguiente mejora alimentaria), y quizás ciertas mutaciones genéticas, una serie de grandes sequías podrían haber diezmado la población humana moderna reduciéndola a pequeños grupos. Con la mejora de las condiciones climáticas, estos supervivientes habrían reaccionado reuniéndose, multiplicándose, y finalmente emigrando. Parece que primero se encaminaron hacia Asia, siguiendo las costas, hace entre 80.000 y 60.000 años. 45.000 años atrás se habrían asentado en Indonesia, Papua-Nueva Guinea y Australia, y 15.000 años atrás saltarían a América a través del Estrecho de Bering. Los hombres modernos posiblemente entraron en Europa hace unos 40.000 años, a través de dos rutas principales: a lo largo de la costa mediterránea, y a través de la actual Turquía y luego por el corredor del Danubio en toda Europa central y oriental. El ambiente en aquella época no era especialmente apacible, por el frío propio de la fase final de las glaciaciones, y por la presencia de una especie, mucho más fornida y corpulenta que la nuestra y entonces dominante en el territorio, que no debió recibirles precisamente con los brazos abiertos: los neandertales. La progresiva conquista del continente por nuestros tatatatatatarabuelos se desarrolló a lo largo de 15.000 años: fue el episodio decisivo de la Gran Migración, consistiendo esencialmente en la eliminación de los europeos originales neandertales, quienes acabaron arrinconados en las zonas montañosas de Croacia, la Península Ibérica, Crimea y algunas otras, para extinguirse definitivamente hace unos 25.000 años. Días atrás, un colega europeo me contaba en Irlanda que no somos conscientes de la Nueva Gran Migración, ya en marcha. Las desigualdades sociales y económicas globales y el cambio climático originados por el comportamiento irresponsable de los países desarrollados están empujando a unos 750 millones de personas a la migración interna dentro de sus países, y a unos 220 millones de personas a la migración internacional. Las migraciones solamente pueden detenerse si se crean buenas condiciones de vida en toda la Tierra, lo cual sería inteligente por razones tanto altruistas como egoístas, pero la vieja Europa es hoy una Europa vieja, sin sangre nueva ni ideas frescas, expuesta de lleno a la Gran Migración del Sur que no quiere, como nuestros ancestros, sino sobrevivir. Sólo durante el pasado mes de julio, han llegado a Grecia más inmigrantes que a lo largo de todo el año 2014. Los nuevos humanos son millones de jóvenes de otros continentes, y los europeos parecemos, cada vez más, tristes neandertales asustados levantando ridículas empalizadas para frenar infinitas mareas humanas.

FLORIGAL
(28-8-15)

Amo Portugal. Desde los tiempos épicos del contrabando familiar que perpetrábamos las familias extremeñas colando toallas, café o mantequilla sin declararlas al aduanero bigotudo que velaba por la integridad fiscal de la República y el Reino, apoyado en su garita de Caya. Portugal siempre ha sido vecina y sin embargo hermana, en una forma como Francia nunca fue, quizás porque la lindera del Norte era más bien nuestra prima mayor, empollona y arrogante, y en cambio la del Oeste proviene del mismo tronco, cuenta su historia de igual manera, y semeja más bien a una hermanita chica y sensible a la cual entran ganas de abrazar. Al crecer yo se iba diluyendo la frontera hasta que no hubo: de repente te encontrabas conduciendo con unos amigos, muchas ganas de juerga y poco dinero (que es como se pasa realmente bien) por carreteras con carteles exóticos sin que nadie te hubiera pedido el pasaporte. Como otros muchos, con el tiempo he tenido relaciones más formales con la patria lusa, unas veces en ambientes académicos y aprendiendo a leer el idioma más técnico para descubrir que resultaba más fácil hablar con un catedrático que con el dueño de un bar alentejano, y descubrir también la terrible asimetría entre lo mucho que saben ellos de nosotros y de nuestra lengua, y lo poco que sabemos nosotros de lo suyo aunque en tiempos de César Augusto fuéramos ambas Lusitania. Otras veces, el contacto fue por negocios, para comprar, vender o colaborar en proyectos europeos, y en cada ocasión encontré a un pueblo culto, delicado, laborioso e educado que es en muchas ocasiones un espejo donde mirarnos, y en el que deberían mirarse muchos bárbaros del Norte europeo jamás apropiadamente civilizados. Todo lo que es portugués me afecta como si fuera de familia; me alegra si es bueno y me duele si es malo como si fuera mío, y también por ello he seguido con interés lo ocurrido desde la intervención del país por la llamada Troika. Atravesar el país en estos años produce la sensación de una suspensión del tiempo en el espacio del país del gallo. Muchos vivimos los emocionantes 1980s y 1990s, y sentimos como ambas naciones subían juntas a la ola de Europa, compartían el optimismo de surfear hacia el futuro, sentían que todo era posible y que el futuro era brillante. Surgían las empresas como flores en primavera, se renovaba lo antiguo, lo nuevo parecía no tener fin, el optimismo se propagaba entre todas las capas de nuestras sociedades y juntos construíamos un continente poderoso y moderno. Hoy Portugal parece a ratos un paraje post-bélico de empresas arrasadas o vendidas a saldo, de fábricas extintas convertidas en memorial. La saudade ha invadido cada esquina, y los bárbaros del Norte parecen dispuesto a abocarlo para uso exclusivo como paraíso soleado y barato, su hinterland para el reposo entre valkirias y cerveza Sagres, su Florida sin Miami, su Florida del Sur de este continente convertido en bazar, su Florigal.

VEINTITANTOS
(20-8-15)

En estas fechas, si te dicen veintitantos, así a secas, tiendes a pensar en dos cosas. Veintitantos de agosto, aún huele a verano, si acaso veintitantos días quedan para que comiencen de nuevo las clases en colegios, institutos, universidades. O lo más obvio: años, claro, esa edad mágica cuando nos encontramos en plenitud, cuando dejamos atrás la infancia, las ceremonias sociales iniciáticas y la adolescencia, cuando estamos educados, formados y conformados, henchidos de vitalidad, ágiles, con toda la vida por delante y bienhumorados. Para transmitirle una imagen completa, al que esto escribe le faltan dos primaveras para alcanzar el medio siglo, como al promedio de los que esto leen, porque aquellos, los de veintitantos, prefieren otras fuentes de información, dado que los medios de comunicación les huelen a rancio y servil. Cada doce de agosto se conmemora el día mundial de la juventud, y este año el Consejo de la Juventud de España ha ofrecido una descripción cuantitativa de los que aún no han cumplido 30 años y están en la flor de la vida: el 49 % de nuestros jóvenes no tienen empleo; sólo 2 de cada diez están emancipados; más de 200.000 jóvenes han emigrado desde el comienzo de la crisis económica; el 36% de los jóvenes se encuentra en riesgo de pobreza o de exclusión; se calcula que el coste de esta situación, durenate los próximos diez años, ascenderá a 57.000 millones de euros. Juventud, divino tesoro. Alejandro Magno venció a los persas y completó un imperio con veintitantos, momento vital en el cual Giuseppe Verdi compuso su Nabucco, Bill Gates y Paul Allen fundaron Microsoft, el Buda Gautama tuvo sus cuatro encuentros, Jesús de Nazaret había engendrado una de las grandes transformaciones de la historia, los Beatles removieron el mundo, o el Che Guevara era uno de los comandantes de la revolución en Cuba. Algo hemos hecho muy mal en España, cuando nuestra mayor potencia social está en los márgenes de las decisiones, en el centro de los problemas, y desactivados culturalmente, profesionalmente, políticamente, y hasta demográficamente. La culpa es, sin duda, de los que hemos tomado decisiones en este país desde que fueron concebidos los de veintitantos, y hasta nuestros días. Os invoco. Invoco a los que hemos tenido y tenemos responsabilidades para crear espacios y oportunidades dirigidos a los que nos deben suceder, para establecer un pacto generacional que ayude a salir del atasco histórico a toda una generación, por su bien, por el de sus hijos, y por el nuestro. Yo invoco a los que aún no habéis cumplido los treinta, porque el futuro será vuestro o no será, porque ora lo contruiréis vosotros a vuestro gusto, ora lo que nosotros ya construímos seguirá produciendo iguales frutos y, lo que es aún peor, cada año frutificará menos, a medida que a los que contamos más del doble de vuestos escasos años años la edad nos robe la energía y nutra nuestro egoismo. Sólo os quedan veintitantos para cambiar el mundo.

PIRÁMIDES
(13-8-15)

Y a nuestros biólogos les atrajo aquella especie terrícola, que tenía valor por su alto contenido en proteínas y carbono similares a los nuestros, si bien a los científicos les resultaron más interesantes ciertas formas indígenas de organización. Particularmente, los etólogos analizaron con curiosidad la evolución histórica de los individuos homo sapiens sapiens, hallando un patrón de comportamiento perpetuo a lo largo de todos los siglos terrestres durante los cuales hemos mantenido la explotación. Las estructuras sociales humanas tienen una forma peculiar que se repite de período en período y de cultura en cultura, y por ello decidimos señalizar nuestros campos de aterrizaje con esas formas llamadas pirámides (“aterrizar”, por cierto, significa allí posarse sobre la superficie; pretenciosamente llaman al planeta “Tierra”, porque homo y humus (tierra) provienen de idéntica raíz protoindoeuropea, una de sus lenguas antiguas). Por simplificar la historia, nosotros representamos como sólidos de base cuadrada y caras en forma triangular y puntas unidas en un vértice, como pirámides, la visión del mundo y la organización de aquella ganadería. Los hómines siempre visualizan sus relaciones como una pirámide: con el exterior, imaginan que el planeta es una inmensa fuente de recursos a su entera disposición, donde todas las cosas y todos los seres, orgánicos e inorgánicos, se sitúan desde la base de la pirámide en capas sucesivas bajo su dominio porque, según ellos, la especie homo sapiens son los reyes y constituyen lo único importante. Esto ha traído un verdero problema de sostenibilidad al planeta, que resolveremos en breve haciendo una cosecha y procesamiento masivos, dejando solamente unos cuantos hómines: los estrictamente necesarios para volver a reproducirse mientras permiten recuperarse a la totalidad del ecosistema de la granja Tierra. En sus relaciones internas, también se organizan desde siempre y hasta la actualidad en forma de pirámide. En lo más alto, disponen de una pequeña casta de ricos y príncipes, normalmente hereditarios, que son dueños de la mayoría de los recursos, manifestan su posición por medio de ternos, joyas y edificaciones adecuadas, y ejercen la autoridad representativa y el liderazgo cultural, hasta el punto de que algunos decidieron enterrarse dentro de nuestras pirámides. Debajo, una segunda casta al servicio de los ricos y príncipes, denominada según la época escribas, sumos sacerdotes, escribanos, directivos o altos funcionarios, que ejercen el poder ejecutivo y el dominio técnico, establecen las normas, ocupan la inmensa mayoría de los cargos públicos, y rigen en todas las áreas de actividad incluyendo la medicina, el ejército y la policía, la educación, las infraestructuras, los bancos, y (por supuesto) los impuestos. Finalmente, la mayor parte de la especie, en torno al 99 %, se agrupa dando servicio a las dos anteriores en una casta inferior, constituida por los funcionarios de menor nivel, por criaturas llamadas “asalariados”, y por otros entes aún con menos derechos denominados “autónomos”. Todos los individuos de la casta inferior están, afortunadamente, adecuadamente controlados mediante un eficaz sistema de deudas e impuestos, asegurando así, desde tiempo inmemorial, la estabilidad de la pirámide.

RECEBADOS
(6-8-15)

A primera vista, ya parecía una granja adecuada. Los peritos descendieron en sus naves, hicieron estimaciones básicas de crecimiento vegetativo, y calcularon que con algo de tecnología y de tiempo podría llegarse a la cifra ideal de 7.000 millones de individuos, cantidad a partir de la cual valdría la pena cosecharlos. La granja tiene buen tamaño, agua, tierra fértil, y sol en abundancia; en condiciones normales, sin hacer inversión, podía esperarse que en unos mil años de aquella granja/planeta Tierra se pudieran recolectar todos los homo para procesarlos. Así que los peritos plantaron unas cuantas pirámides como referencia para reubicar el sitio del primer descenso, y continuaron dando vueltas por aquel cuadrante, después de documentar la granja e incorporarla al fichero de explotaciones. Periódicamente, pasaba por aquel cebadero alguna patrulla de seguimiento, descubriendo con cierta preocupación, en visitas sucesivas, que los homo tienen la tediosa costumbre de matarse cada cierto tiempo entre ellos por razones bastante absurdas, y eso lleva a que el ritmo de producción de nuevos ejemplares no fuese el inicialmente esperado. Un poco mejor, de acuerdo con lo previsto, fue el alargamiento de la vida y el aumento de tamaño y peso de la ganadería, a medida que mejoraron su medicina local y la producción de sus diversos alimentos, compensando así parcialmente las tendencias fratricidas que obstaculizaban su crecimiento. El proceso se aceleró por fin durante lo que ellos llamaban Siglo XX: fueron capaces de consolidar industrias y biotecnologías rudimentarias, mejorar exponencialmente su capacidad de producir alimentos, y acelerar así la auto-multiplicación de ejemplares. Lo malo fue que utilizaron la industria también para esa antigua costumbre de zurrarse a muerte, con lo que de nuevo sufrimos algunos altibajos en la producción, pero a partir de mediados de aquel siglo se tranquilizaron un poco, y por fin empezaron a coger el peso adecuado. Esta cosecha se ha alargado al doble del tiempo previsto, pero ya se sabe lo que ocurre con la producción sin estabular en condiciones: cuando se trabaja en modo semi-extensivo las fluctuaciones son amplias, y mira que han construído unas colonias muy aparentes de varios millones de ejemplares que, aunque sucias, no funcionaban mal… En fin, ahora, al finalizar el segundo milenio terrícola los homo están a punto: han creado alimentos útiles para su crecimiento y engorde, procesando seres inferiores en tecnología, tanto de tipo animal como vegetal, con industrias relativamente sofisticadas que elaboran suficiente cantidad para la totalidad de su especie, si bien de no mucha calidad. Les falla un poco el sistema de distribución de su comida, porque lo han liado con una materia indígena extraña llamada dinero, y por eso el alimento llega de forma deficiente a algunas partes; pero en general tienen suficientes tiendas grandes donde acuden en bandadas para recebarse, y también otros sitios (llamados de comida rápida) donde se han puesto en su punto justo de tamaño y peso. Este verano hemos visto que el promedio de los homo sapiens ya está suficientemente gordito. Haremos buena cosecha.

¡ QUE VIVAN LAS FEAS !
(30-7-15)

Entonces, salvo alguna escapada en Semana Santa a la costa malageña, la playa que conocíamos era la del río Alagón a su paso por Coria. Se le sacaba muchísimo partido al río: servía para lavar coches, para aprender a lanzar cantos planos que rebotaban sobre la superficie, para pescar con caña o con red, para navegar con barcas, aros, manguitos o colchonetas inflables, para pasar la siesta bajo la sombra de árboles o arbustos, a los más aguerridos para saltar desde el puente, a todos para refrescarse, nadar, o bucear con o sin gafas de goma, servía a los padres para apañar la comida en el chiringuito si estaban boyantes, y para regar tomates. En aquel tiempo, mi padre tenía muy claro que el componente básico de la ensalada eran los tomates feos, y siempre andaba buscando esas rojas piezas irregulares, que con su piel delicada y frágil, la intensidad de su aroma, la exuberancia de su pulpa, convertían a cualquier ignorante en cocina en un chef capaz de producir un gazpacho o un aliño deleitoso, por la pura magia de su armonía organoléptica. El tomate irregular provenía muchas veces de orígenes irregulares, de huertas clandestinas, de vendedores con burros o con furgonetas desvencijadas, y parecía mentira cómo en una época en que empezaban a deslumbrarnos los supermercados, exhibiendo frutas y verduras como las joyerías presentaban relojes o gargantillas, aquellos feos y disparejos frutos de la tierra y del trabajo del hombre fueran sin duda los tomates de verdad, los buenos, y no sus perfectos primos del escaparate de la frutería de capital. Los tomates feos pertenecían a la estirpe de los pepinos deformes y hasta groseros, de los calabacines sin calibre conocido, de las fresas de formas gaudianas, de las lechugas residenciales de lombrices o babosas, y arraigaba en sus malformaciones el misterio profundo del sabor y del aroma. Luego aprendimos que la fruta y la verdura pueden diseñarse, no solamente en su color y tamaño sino hasta en su forma, que se pueden producir sin tierra o en las antípodas de la temporada, y que la belleza casi irreal de las hermosas no era portadora de emociones para las papilas sino para las pupilas. Aún así, la distribución comercial decidió que debían morir las feas. Por feas. Los consumidores no las quieren con manchas; los agricultores desechan las que no están bonitas; los intermediarios y las grandes superficies las presentan incluso maquilladas, untando de cera las manzanas para que brillen más. La etnia china de los uigures cree que despilfarrar comida es un insulto al cocinero, al agricultor y en última instancia un insulto a Alá. Con lo que se tira en tiendas, restaurantes y casas particulares de Estados Unidos y la Unión Europea (sin contar aquello que se desperdicia en granjas y fábricas), habría cuatro veces más alimentos de los necesarios para atender a los casi mil millones de personas que pasan hambre en el mundo. Que vivan las feas.

IoT
(23-7-15)

Imagine por un momento esos bancos de peces que vemos a la hora de siesta a través de la pantalla de la tele, moviéndose juntos en un mar lejano como una sola criatura, y cómo al atacarles un atún hambriento se repliegan, retuercen su forma redondeada para evitar los mordiscos del depredador, volviendo a su orden tranquilo cuando se aleja el pez grande. Imagine una de esas bandadas de pájaros que surcan los campos extremeños volando raso, y remontan lanzándose al espacio abierto de los cielos azules en formación, mosaico oscuro y dinámico recortado sobre nubes blancas, flotando armoniosos mientras cruzan nuestro horizonte visual. Imagine, para tener otra imagen donde apoyar nuevas imágenes, un partido perfecto de fútbol, de baloncesto, o mejor aún a los ciclistas del Tour, repartidos en equipos que sin comunicar de palabra con los rivales van rehaciendo su estrategia y adaptando sus ritmos y movimientos en tiempo real, casi sólo mirándose y aún así trabajando juntos de forma insuperable. La Internet de la Cosas (Internet of Things, IoT) es un sitio donde todos los seres se organizan en rebaños como los que usted acaba de imaginar. Para decirlo técnicamente, es un ecosistema, o más bien un infosistema, un escenario en el cual se les incorpora a las cosas, las plantas, los animales o las personas un identificador único o UID (un código numérico o alfanumérico asociado a cada individuo dentro del sistema), se les adaptan sensores, y además se les dota de la capacidad de transferir datos a través de una red, pero sin necesidad de que exista ninguna interacción entre personas ni entre ordenadores. Los rebaños de cosas, plantas, animales o personas sencillamente comunican entre sí, gracias a la convergencia entre las tecnologías inalámbricas, los microsistemas electrónicos y la Internet, y se comunican como lo hacen los bancos de peces, las bandadas de pájaros, y los ciclistas en competición. Es una parte de esto que llamamos ahora “la Nube de Internet”. Para que las cosas “hablen” entre sí, se han logrado crear aparatitos que con un gasto energético, tamaño y coste diminutos, pueden incorporarse a cajas, máquinas, paredes, ramas, ropas o pieles, recoger información continuamente, e intercambiarla sin cables con otros aparatitos, dando una cantidad y calidad de datos que hace poco no podíamos imaginar. Hoy hay ya campos de árboles frutales de los que, en uno de cada cinco, cuelga una cajita del tamaño de un dedo, que tiene dentro una plaquita electrónica del tamaño de medio dedo, controlando permanentemente la humedad y otros parámetros, y junto con las demás plaquitas va ordenando al sistema de riego que aplique más o menos agua o abono líquido en cada zona. Y por cierto: dentro de cada una de esas cajas puede que descubra que las plaquitas son marca PanStamp (www.panstamp.com), salidas de la primera mini-fábrica de componentes electrónicos de la provincia de Badajoz, en el Centro de Empresas e Innovación “Diego Hidalgo” de Los Santos de Maimona. Aquí, las cosas, también hablan entre sí.

INDUSTRIA VERDE, BLANCA Y NEGRA
(16-7-15)

Había mucho calor humano y meteorológico la pasada semana en Plasencia durante el Curso de Verano de la Universidad de Extremadura sobre industrialización, organizado junto al Consejo Económico y Social. El mismo día, apareció una entrada en el blog del diario HOY digital de D. Antonio Sáez titulada “¿Como industrializar Extremadura?”. Como el tema está, oportunamente, de moda, me he animado a aportar unas cuantas ideas modestas al debate. Creo que además de las cuestiones genéricas y de base sobre la industrialización de Extremadura, como algunas infraestructuras clave (por ejemplo, ciertos nodos eléctricos para el desarrollo de las energías renovables, un tren decente, o mecanismos de apoyo a la formación ad-hoc), deberímos tener en cuenta grandes corrientes globales contemporáneas que nos permitan especializarnos. La especialización regional es imprescindible e inevitable en el actual escenario mundial, y dado que disponemos ya de una buena Estrategia de Espacialización Inteligente o RIS3 como marco general (definiendo los qués), algunas tendencias pueden ayudarnos a reflexionar sobre la configuración de nuestros futuros programas y proyectos industriales (definiendo los cómos), a través de tres ejes simbólicamente coloreados. 1º (Eje Verde): la primera corriente relevante es la preservación de nuestro medio ambiente, de los grandes equilibrios y recursos ecológicos de la Tierra, particularmente valiosos en nuestra región, dado que gozamos de un alto nivel de capital natural. Sobre este eje no dejan de ilustrarnos desde hace más de cuarenta años el Club de Roma, destacados científicos, las Naciones Unidas y la Unión Europea, y últimamente el Papa Francisco por medio de la encíclica Laudato Si. El avance de la ciencia en este ámbito ha permitido consolidar las teorías y técnicas de Economía Circular y de Estadio Estacionario. 2º (Eje Blanco): la segunda corriente es recuperar la centralidad del rol de la persona en el proceso industrial. Esta tendencia global conduce a estructuras organizativas y físicas más orgánicas y flexibles que las existentes hasta la fecha, aplicando Tecnologías Intermedias o Apropiadas como propuso E.F. Schumacher, y también a una evolución de las relaciones industriales de la empresa, tanto internas con los trabajadores, como externas con los proveedores y los demás grupos de interés, prestando especial atención a su Impacto social y ambiental. La apuesta europea por la diferenciación a través de la calidad y la innovación se fundamenta en el llamado capital humano, un recurso esencial que urge poner en valor e incorporar a procesos de aprendizaje y de creatividad permanentes. 3º (Eje negro): la tercera corriente consiste en la aplicación del conocimiento de manera intensiva, introduciendo por un lado esquemas como los europeos de la Fábrica del Futuro, la Industria 4.0, visible ya en Alemania y en el País Vasco, o la fabricación digital siguiendo el modelo Fab Lab. La segunda forma de aplicación son productos derivados de la cultura como la gastronomía, la música, la historia y otros intangibles, fabricados por industrias culturales. Estamos capacitados para desarrollar una nueva industria con sello propio, verde, blanca y negra; y debemos hacerlo.

AQUÍ MARTE
(9-7-15)

Hace tres mil años, los astrónomos egipcios, babilónicos y chinos adquirieron conciencia de que uno de los cuerpos celestes visibles tenía movimiento retrógrado, lo cual generó interés en los estudiosos posteriores del firmamento, esa bóveda celeste imaginaria donde nuestros ojos nos permiten situar los astros. En el siglo segundo después de Cristo, Plotomeo compiló en Alejandría todo lo que hasta entonces se sabía sobre el movimiento orbital elíptico y excéntrico de un planeta de tonos rojizos, además de explicarnos durante los siguientes mil cuatrocientos años que el Universo era geocéntrico. En el siglo V, textos astronómicos indios definieron por vez primera el diámetro de este cuerpo celeste que en la tradición del Este asiático es llamado la Estrella de Fuego, en referencia a los cinco elementos, que sirven en aquellas culturas para explicar los ciclos cósmicos y las interacciones entre los órganos internos. Esa “estrella de fuego” fue observada por primera vez a través de un telescopio en 1610 desde el observatorio de Galileo Galilei. La pulsión despertada en tantas personas por aquel planeta llevó a ponerle el nombre del dios romano de la guerra, Marte, y a identificarlo con la masculinidad y la juventud. De hecho, su símbolo, un círculo del que parte una flecha ascendente a la derecha, es la forma de reconocer en muchos bares el aseo de los varones. Marte tiene un día igual de largo que el terrícola, pero un año el doble de largo porque está bastante más lejos del sol que el planeta en el que solemos vivir. Desde el siglo XIX sabemos que en Marte hay marcianos: el mítico Nikola Tesla detectó en 1899 señales de radio que ubicó como provenientes del planeta rojo, y H.G Wells nos describió en La Guerra de los Mundos la próxima invasión marciana. Desde hace un año sabemos que en Extremarte hay extremarcianos: seres parecidos a los humanos que se reúnen durante ciertos fines de semana del año para reproducir en la Tierra, en la remota región de Extremadura, las condiciones del planeta naranja (su verdadero color, aunque el polvo de su atmósfera lo tiña de colorado). Este interesante grupo comparte características únicas: tienen fuerte inclinación a hacerse por sí mismos todo tipo de cosas extrañas, desde cohetes (de agua, de momento) a rovers fabricados y programados enteramente por ellos que pasean por un suelo arenoso muy similar al de la querida estrella de fuego, robots sensorizados y tuneados, o domos geodésicos que permiten visualizar las próximas edificaciones marcianas en nuestro planeta. Predominan entre los extremarcianos los ingenieros, aunque no les van a la zaga los informáticos y los electrónicos, incluyéndose en esta original tribu arquitectos, inventores, y futuras científicas pequeñitas (extremarcianitas) que le van cogiendo el gusto a la exploración sideral. Si alguna vez les convoca el extremarciano genio Jorge Osuna, y lo que les dice les suena raro, sepan que bajo la epidermis friki de su gran creación laten algunas de las mejores cabezas técnicas de nuestra tierra, pasándolo juntas en grande.

CÓMO NACE UN PROYECTO
(2-7-15)

El zumbido de las conexiones en su cerebro había crecido al mismo tiempo que aumentaba la cantidad de moscas, reanimadas tras el fin del invierno. Había empezado con una idea, que fue cobrando forma, pero en cierto momento una ráfaga distinta atravesó su mente. Quizás no era tan distinta, después de todo, quizás se pudiera hacer también. Habló con una amiga y habló con un mentor. Sí, tenía al principio otra cosa en la cabeza, pero esta última se le había agarrado como una garrapata veraniega. Una pizarra blanca se llena de palabras que significan conceptos que significan aspiraciones que significan sueños acerca de cómo puede ser, de cómo debe ser, un pedacito del mundo. Un pedacito de cielo en la Tierra. Ante esta pizarra blanca en un despacho en una planta de una casa de una calle de una ciudad extremeña se sientan, se revuelven, se levantan, se interpelan, se enardecen y se autocontrolan esas personas, amigos, conocidos, y conocidos de conocidos que empiezan a compartir el proyecto. Una de ellas tiene a un bebé de cinco meses colgado del pecho, otra luce un tatuaje de colores en el brazo derecho, otro viste gafas de pasta de marca. Hay roles muy claros: una se ocupa del tiempo, otra de redactar el acta, uno ha traído helado, todos están concentrados y miran alternativamente al papelógrafo y a los ojos, las manos y los pies de los demás. Hay dos nuevos en la reunión, y faltan dos de la otra vez. A los que han llegado nuevos les escanean con la mirada, a los que faltan no se les extraña. Hay preguntas duras, pero la mayoría tienen los ojos limpios y las ideas nítidas, determinación de hacer y de cambiar porque lo que tenemos ya, eso ya, lo sabemos. Todas descubren algo, todas aportan una perspectiva que todas respetan y valoran. Hace calor, pero hay aire acondicionado, hay calor humano y frío artificial, hay horario de inicio y de fin, hay personas muy formadas y otras alternativamente formadas que escogieron un camino diferente del convencional. De forma rigurosamente organizada se respeta el turno de palabra con modales rigurosamente respetuosos. Hay conceptos muy sofisticados en el aire, y cuestiones prácticas y terrenales, y todas son relevantes. Hay gente que se levanta, otros se estiran, todos escuchan. Me acuerdo de los que dicen que la juventud de este país no sabe, no hace, no respeta, no quiere, no se responsabiliza, no se compromete. Ignorancia, bendita madre de las incomprensiones. Su vida, la de ellas y ellos, es un milhojas, no un helado de dos sabores como era la vida de sus padres. Hay tonos enérgicos y tonos pausados; la atmósfera es clara y permite intercambiar visiones. Los argumentos muestran su propio peso específico, aterrizan si tienen mucha masa, se disipan si son gaseosos, y aún así tienen todos igual valor. Todos son hilos que dan forma al tejido del proyecto. Sí, creo que sí, creo que van a hacerlo.

LAUDATA SI
(25-6-15)

No soy capillita, tampoco ecologista federado, pero creo que me marcaron bastante las ideas de aquel Giovanni apodado el Francesco, nacido en Asís, cuando hablaba del hermano sol, la hermana luna, el hermana lobo, o la hermana flor. De ese espíritu algunos de los frailes que llevaban el colegio donde me crié en Cáceres eran, ochocientos años más tarde, fieles portadores. Quizá sea casual, quizás sea serendipia, pero al tiempo que un grupo de científicos mexicanos y estadounidenses han repetido lo dicho por Richard Leakey en 1997 (que estamos inmersos en la sexta extinción masiva de la vida existente sobre nuestro planeta), el Papa Francisco ha sacudido un mazazo sobre las conciencias de bautizados y no bautizados. Jorge Mario Bergoglio optó por usar el nombre del fundador de la Orden de los Frailes Menores como nombre de guerra y de paz, y su primera Encíclica, titulada “Laudato Si´ – Sobre el cuidado de la casa común”, empieza citando literalmente el hermoso Cántico de las Criaturas de Francisco de Asís: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas (Laudato si’, mi’ Signore, per sora nostra matre Terra, la quale ne sustenta et governa, et produce diversi fructi con coloriti flori et herba.)”. El Papa ha producido un manual de referencia ética global de 192 páginas con un lenguaje claro como la Hermana Agua, donde no solamente habla del uso y abuso irresponsable que hacemos de la Tierra, sino que desgrana reflexiones muy duras y fundadas acerca de la contaminación, la basura, el clima como bien común, el acceso al agua como derecho universal, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad de la vida humana y la degradación social, la inequidad planetaria, la debilidad de las reacciones globales a estos problemas, el misterio del Universo, la raíz humana de la crisis ecológica, la tecnología como instrumento de creatividad y poder, y la globalización del paradigma tecnocrático. Critica el antropocentrismo moderno; habla de la necesidad de preservar el trabajo y el valor del trabajo, abogando por la diversidad productiva y la creatividad empresarial. Defiende la innovación biológica a partir de la investigación, pero evitando una manipulación genética indiscriminada; alerta acerca de los riesgos de los transgénicos, y menciona la necesidad de una ecología integral (ambiental, económica y social), y de defender el bien común y la justicia entre las generaciones. Propone diálogo, transparencia, educación, y la subordinación de la economía a la política, así como de ambas al cuidado del Hombre. No somos Dios: la Tierra nos precede y nos ha sido dada, dice con acierto el Papa. No sé si tardarán mucho en envenenarle, al estilo tradicional, porque si sigue hablando y escribiendo con esta valentía, Francisco puede salvarnos de nuestra propia estupidez. Me ha consolidado como fan suyo con esta carta abierta, me ha emocionado profundamente, me ha hecho cantar con esperanza: hermana nuestra madre Tierra, Laudata Si´.

SUBSIDIARIEDAD
(18-6-15)
El día 12 de junio de 1985 España firmó, un día antes que Portugal, su Tratado de Adhesión a las Comunidades Europeas. Tras Salvador de Madariaga y otros intelectuales en los años 1940, conversaciones exploratorias del régimen franquista en los 1960, el inicio formal de las negociaciones de adhesión en 1978 con ministros como Leopoldo Calvo-Sotelo, Marcelino Oreja, y Eduardo Punset (sí, ese de la divulgación científica y los libros) en 1980, y su impulso a instancias del Parlamento Europeo como consecuencia del intento del golpe de Estado del 23-F-1981, culminó el proceso de integración con Fernando Morán y con Manuel Marín, primer comisario europeo español junto a Abel Matutes. Tras setenta años de recorrido, y al cumplir treinta primaveras de vida comunitaria nuestro país, hoy parece importante, urgente, (cuando las uniones social y política de Europa están de capa caída, y la unión económica se reduce a la moneda única), recordar principios básicos sobre los cuales fundamos el proyecto europeo. El Tratado de Maastricht estableció el principio de “subsidiariedad” (palabra fea y poco precisa, cuenta Lyon-Caen), consistente en lo siguiente: en los ámbitos que no sean de su competencia exclusiva, la Unión Europea intervendrá sólo si los objetivos de la acción pretendida no pueden ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros y, por consiguiente, pueden lograrse mejor a nivel comunitario. Dicho con lenguaje normal, este principio manda hacer las cosas al nivel que sea mejor y más cercano para los ciudadanos: europeo, nacional, regional, local o por ONGs. Aplicado racionalmente, todos lo entendemos: si lo mejor es prestar la asistencia sanitaria, por ejemplo, a nivel regional o nacional, no debe hacerse a nivel local, o si las licencias de obra deben concederse a nivel local, hágase en este nivel solamente, y asígnense aquí los recursos. Los problemas aparecen cuando se asigna la tarea a un nivel pero no se presupuesta dinero para realizarla, o cuando se duplican tareas entre administraciones públicas, por razones de poder o de desorganización. Decía San Agustín, inspirador de este principio, que la razón de ser de las regidurías políticas no es únicamente el presidir, el praeesse, sino además y sobre todo el servir, el prodesse, al gobernado. Busquemos el mejor nivel posible de servicio, dotémosle de recursos, y controlemos que se ejecuta adecuadamente. Yo soy de los que piensa que dentro con la Unión Europea y con las Comunidades Autónomas estamos mucho mejor que mirando todo el día y solamente a Madrid. A los nostálgicos del tiempo en que solamente había una capital, les recuerdo que la deuda actual de los Ayuntamientos es del 3,6 % del PIB español, la de las Autonomías (encargadas de la sanidad y de la educación) es del 22,5%, y la del Estado Central es del 74,1% del PIB, por si alguien tiene dudas de dónde residen nuestros mayores problemas. Nuestro común objetivo es organizar los recursos comunes con eficacia y eficiencia: ruego recuerden, pues, señoras y señores regidores, el principio de subsidiariedad.

ADN
(11-6-15)

Biólogos, paleoantropólogos y genetistas están de acuerdo en cuáles son los cuatro grandes géneros del árbol de la evolución humana: el género ‘Pan’ del chimpancé, el ‘Pongo’ del orangután, el ‘Homo’ del ser humano y el ‘Gorilla’ del gorila. Según parece, hace alrededor de seis millones de años se inició la evolución por separado de chimpancés y homínidos. Los únicos homínidos supervivientes actualmente somos los Homo sapiens, resultando fácil distinguirnos de individuos pertenecientes a los otros géneros, aunque esta distinción se complica, por ejemplo, si paseamos de noche por esas calles de Magalluf repletas de guiris brinánicos a partir del inicio de la primavera, o recordamos escenas impagables acaecidas en las horas postreras de algunas comidas de empresa durante los años anteriores a la crisis económica. Dicen los científicos que chimpancés y humanos tenemos en común casi el 99% de la secuencia básica del ADN. El Ácido DesoxirriboNucleico es el tipo de molécula más compleja que se conoce, y sus estructuras de nucleótidos, que se estudian a través de varios niveles de empaquetamiento o capas (de primaria a cuaternaria, e incluso superiores) contienen la información necesaria para el controldel metabolismo de todo organismo viviente. En el ADN reside la información genéticade los seres vivos, y usted recordará del colegio aquello de la doble hélice descrita por Watson y Crick que, parecida a un muelle muy muy muy largo hecho de pares de nucleótidos, se nos quedó guardada en la mente como elemento base de la composición de los cromosomas. Pues bien, entre los 3.000 millones de pares mal contados de bases químicas o nucleótidos de que consta el genoma, solamente un 1,23 % son diferentes entre los monos normales y aquél otro que Desmond Morris, casi cuarenta años antes de conocerse estas precisiones genéticas, llamó “el mono desnudo”, o sea, nosotros, los que escribimos y leemos cuando nos enseñan a hacerlo (y nos apetece, claro). Como dice Harris, hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos y, de ellas, ciento noventa y dos están cubientas de pelo. Vale, lo de que los del género Homo no estamos cubiertos de pelo da para otro chiste ahora que empieza el verano, pero a lo que vamos. Analizando los 25.000 genes que contenemos monos y hombres, se descubrió que poco más de 50 podrían explicar la esencia de lo humano. Sin embargo, entre los chimpancés, hay una de las dos especies del género, aquellos llamados bonobos o chimpancés pigmeos (Pan paniscus), en quienes el primatólogo Frans de Waal ha detectado notables capacidades de altruísmo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad, llegando a describir las sociedades bonobo como matriarcados. Dado que las divergencias entre los genomas de chimpancé y humano son 10 veces mayores que entre dos personas, me pregunto, sinceramente intrigado, por qué cada vez que oímos las discusiones políticas de estas semanas algunos humanos parecen seres tan distintos, incluso opuestos. Y pienso que quizás, quizás, deberíamos aprender algunas cosas de nuestros primos bonobos.

BANDA ANCHA
(4-6-15)

Siendo yo niño, todos los fines de semana volvíamos a Calzadilla, donde nació mi padre, a casa de mis abuelos. Había luz en esa casa, pero no agua corriente. Recuerdo vívidamente el encanto rústico del acarreo del agua desde un pozo de las afueras del pueblo, primero en burro, luego en coche; los lavados de gato con un jofaina de agua fría en pleno invierno; el váter sobre un cajón de madera y bajo una miríada de murgaños. A casa de mis abuelos llegó, más o menos a la vez que el agua corriente, el teléfono. En los años 1970, 1980 y 1990, el teléfono era estrictamente un tele-fono. Es decir, sólo servía para hablar, para transformar la voz en una señal transmisible a distancia. El tratamiento y emisión de datos se generalizaron más tarde, al avanzar las tecnologías digitales, permitiendo aumentar caudales y velocidad. Hoy, todo lo que nos rodea está hecho de ceros y unos, de datos: la voz, las imágenes, todo lo que nos permite comunicarnos por medio de móviles, ordenadores, tabletas y televisión está digitalizado. Hoy, estar excluído de las posibilidades de comunicación estándar es como ir a por agua con el burro: habrá agua, pero no como para que se pueda duchar un turista medio. Lo digo, conste, desde el máximo respeto a las opciones naturalistas de no utilizar tecnologías. Pero, hoy, tener una posibilidad decente de comunicación es tan relevante para la vida económica y social como abrir un grifo y disponer de agua. Esa posibilidad de comunicación decente se denomina comúnmente “banda ancha”, y puede lograrse por medio de muchas tecnologías posibles: ADSL, VDSL cable tipo HFC o FTTH, LMDS, PLC, UMTS con HSPA, 4G, satélite … En España, para hacernos una idea, existen 12,8 millones de líneas “anchas”, y 50 millones y pico de líneas móviles. La web oficial del Ministerio de Industria, Energía y Turismo afirma que “la cobertura de la banda ancha básica a 1 Mbps (megabite por segundo) está disponible desde el 1 de enero de 2012 para cualquier usuario final que la solicite a Telefónica de España (Movistar), en su calidad de operador designado para la prestación del servicio universal, independientemente de su localización geográfica”. No es verdad. Comprensiblemente, hay sitios en los que dar el servicio de no es rentable para ninguna empresa sin inversiones públicas, pero para numerosas zonas no urbanas extremeñas esto es un verdadero problema de competitividad. Pueden preguntar en muchas casas rurales, en núcleos pequños de nuestra región, a los pequeños empresarios, a las Alcaldesas, o a los dueños de esos bares de pueblo que sirven de improvisados cibercafés. La buena noticia es que, tras las inversiones realizadas a lo largo de muchos años desde lo público y lo privado, Extremadura podría ser en dos o tres años la primera comunidad autónoma española con un 100% real de cobertura de banda ancha, si empresas y administraciones se pusieran de acuerdo, utilizando una pequeña parte de los nuevos fondos europeos. ¿Podremos?

DEHESA
(28-5-15)

Me he metido en un bosque encantado, y anticipadamente pido perdón. Escribiendo regularmente, regularmente se dicen tonterías, por falta de conocimiento, por falta de reflexión, o por falta de prudencia. Estoy segurísimo de que muchas personas verdaderamente expertas en su materia han arrugado la nariz más de una vez si, leyendo inopinadamente una de mis columnas “exnovadoras” mientras tomaban un café, se han topado con alguna supina tontería achacable solamente a mi ignorancia. Sólo puedo disculparme por estas situaciones, y sólo puedo alegar en mi descargo franco amor a muchas de las cosas buenas que pasan entre los humanos, o que tenemos a mano los humanos; ya se sabe que el amor es ciego, y ciego como un burro escribo porque creo que vale la pena contárselas, aunque sea deficientemente, a un lector imprevisto. Hoy va a ser aún peor, porque mi sentimiento por la Dehesa va más allá, y me pierde desde que tengo memoria, pero especialmente a raíz de preparar los contenidos de la Semana de Extremadura en el Pabellón de España dentro de la Exposición Universal de Hannover del año 2000, cuando se evidenció esta soberbia obra colectiva como nuestra mejor carta de presentación al resto del Mundo. Otros países contienen obras humanas imponentes como la Gran Muralla, o escenarios naturales sobrecogedores de olas espumadas de decenas de metros, desfiladeros cortantes de centenares de metros o montañas azules de miles de metros. Pero muy pocos pueden mostrar el fruto de un matrimonio tan singular entre Naturaleza y Hombre. La dehesa es un cosmos, una enciclopedia viva sobre la cual, si quieren saber algo de toda la riqueza que encierra, harán bien en leer a personas que de verdad la conocen, como Pablo Campos Palacín, Fernando Pulido, o Juan Serna. Pero déjeme que le retrate a brochazos a esta Diosa menor de nuestra tierra: “equilibrio inestable: bosque cultural fruto de la integración del hombre en la naturaleza (…) parte de las raices culturales de nuestro pueblo (…) y una de las principales fuentes de recursos para los extremeños”, le dice Gregorio Montero, que nos recuerda cómo purifica nuestra atmósfera fijando anualmente 1,2 millones de toneladas de CO2, equivalentes, para hacernos una idea, al 49 % del emitido por los transportes, el 50% de lo que contaminan los hogares, o el 75% del CO2 derivado de la agricultura. Este pulmón lleno de encinas explica muy bien el azul inmaculado de los cielos extremeños, pero también el ibérico, el retinto, la merina, la caza, el carbón vegetal, las setas, el turismo rural, el corcho… explica miles de millones de euros de riqueza regional. Ya en 1981, Ibáñez, Recuero y Vicente avisaban de que la mayoría de las hectáreas de dehesa española están amenazadas por el cambio climático, la presión de los cultivos y manejo inadecuado. Dehesa viene del latin defendere, porque en las dehesas boyales se protegían en la Edad Media los rebaños locales de la Mesta depredadora. Hoy, defenderla de nueva depredación vuelve a ser una cuestión vital.

OPUESTOS
(21-5-15)

Al escribir estas líneas, los medios de comunicación están llenos de noticias sobre una campaña electoral en la que, como siempre, se habla mucho de lo público y de lo privado; mientras tanto, estoy teniendo la oportunidad extraordinaria de trabajar a la vez con dos colectivos muy diferentes, que solemos visualizar como polos opuestos: el mundo de los funcionarios y el de los empresarios. Un conocido mío del segundo tipo tiene la costumbre de llamarme siempre funcionario, porque estoy empleado en una fundación. Para él, el mundo se divide entre autónomos y empresarios por un lado, y personas que cobran un salario fijo a fin de mes, sea de una empresa, una ONG o un Ayuntamiento, por el otro. Tengo amigos que son funcionarios públicos, y tienen meridianamente clara la línea divisoria entre el mundo de “dentro” y de “fuera”, compuesto dentro por personas que han aprobado un examen selectivo, y fuera por todo eso que llaman a veces “administrados”, por oposición a ellos, los administradores. Unos y otros consideran fuera de las categorías normales a otros colectivos variados: inmigrantes ilegales, parados, delincuentes, jubilados, estudiantes, y políticos, diversas clases “improductivas” que jalonan nuestra sociedad. Así nos vamos apañando con categorías mentales, como si fueran compartimentos estancos y frecuentemente en oposición: si le damos trabajo a lo privado reducimos el gasto público, y a la inversa, si a la empresa le sacamos la pringue, como dicen en el Sur, podemos hacer crecer los presupuestos públicos. En esta economía de los recursos limitados, todos los grupos sienten que necesitan y merecen más, y naturalmente, en un circuito cerrado con habas contadas, aquél que come un puñado se lo está quitando necesariamente al de enfrente. Estos días en que los medios de comunicación están llenos de noticias sobre la campaña electoral no he conseguido oír hablar de consenso entre todas las fuerzas, entre todos los grupos humanos, para generar más para todos, y no vernos abocados a medrar a costa de nadie. Sin embargo, durante mis horas de trabajo, compartiendo ideas acerca del emprendimiento y la innovación sociales con emprendedores y empleados públicos, sí les estoy oyendo hablar por igual de nichos de oportunidad, de espacios de mejora, de lugares de consenso, de cómo pensando y trabajando en común podríamos organizar mejor todo lo que tenemos, de cómo generar recursos nuevos superando nuestros esquemas mentales habituales. Es una alegría inmensa ver a los de a pie forzar su lenguaje y sus ideas para alejarse de lugares comunes y asomarse a espacios inexplorados, presenciar cómo en lugar de polemizar sobre innovación se dejan abrazar y mecer por ella, cómo imaginan futuros posibles para ellos mismos y para el resto de nosotros, cómo les chisporrotean los ojos cuando juguetean con ideas frescas de riqueza compartida que podrían hacerse realidad. Estos días en que los medios de comunicación están llenos de noticias sobre la campaña electoral, veo muy claro que funcionarios y emprendedores, empleados y autónomos, mujeres y hombres, no somos opuestos.

COworking
(14-5-15)

Bradley Neuberg (Brad para los amigos) es ingeniero de software, lo que llamamos aquí “programadores” para entendernos, pero se define a sí mismo como ingeniero de producto. Brad ha pasado durante su carrera de trabajar junto a Engelbart, el inventor del ratón de ordenador, a Google (cómo no), y a Dropbox. La línea final del curriculum vitae de Bradley reza literalmente: “también he creado Coworking, un movimiento internacional y de bases para establecer un nuevo tipo de espacio de trabajo para los auto-empleados”. Corría Agosto del año 2005, y Brad se asoció con un grupo de personas llamadas Spiral Muse (mayoritariamente mujeres), dueñas de una casa dedicada a actividades y nutrición saludables, situada en la ciudad de San Francisco, en California. Allí empezó a ofrecer a través de su blog un nuevo tipo de espacio de trabajo “para espíritus libres”, en número no mayor a ocho o diez personas. El argumento de Neuberg era simple y razonable: tradicionalmente, la sociedad nos obliga a trabajar bien en casa o bien en empresas con sitios y horarios rígidos. Trabajando en la empresa tradicional, disfrutamos de una comunidad de gente y de infraestructuras, pero perdemos libertad y capacidad de control sobre nuestras propias vidas. Si trabajamos para nosotros mismos en casa, ganamos en independencia, pero estamos solos y generamos malos hábitos derivados de la falta de contacto humano. Para él la solución es un espacio que llamó coworking, es decir, trabajo colaborativo, otra de las manifestaciones de la CO-nomía que se fragua desde hace unos años frente a la YO-nomía hasta ahora dominante. En un espacio de COworking, explicaba Brad, escritores, programadores y creativos independientes se encuentran y crean lazos unos cuantos días a la semana. Estos espacios ofrecen la oficina del típico empleo corporativo, pero configurada de manera singular, compartiendo por un precio módico instalaciones, actividades, y conexiones a Internet, creando verdadera comunidad. Los días del primer coworking empezaban con una breve meditación individual seguida de un círculo de todas las personas del espacio compartiendo sus intenciones personales y profesionales del día, y comprobando cómo se sentían física y emocionalmente las demás. Luego, el trabajo individual se desarrollaba en mesas o sofás, y aunque cada una se concentraba en la escritura de código informático o de una novela, percibían alrededor a las demás, pudiendo compartir con colegas ideas o una taza de café. El almuerzo era conjunto, y a media tarde se solía realizar una pausa de 45 minutos para realizar una actividad física saludable, tal como yoga guiado, un paseo en bicicleta o a pie. El final de estas jornadas de 9 de la mañana a 6 de la tarde cerraba un ciclo diario colaborativo y de apoyo mutuo iniciado con buenos augurios de trabajo productivo, y terminado de forma sana y equilibrada. Conclusión: no confundamos un verdadero coworking como la Nave Nodriza de Villanueva de la Vera, o el EspacioCOnvento de Badajoz, con vulgares imitaciones donde sólo hay mesas, ladrillos, y mentalidades YO-nómicas. Recordemos las ideas de Brad.

FABRIKANDO
(7-5-15)

19 colectivos internacionales, 25 colectivos nacionales, más de mil personas de 13 nacionalidades diferentes trabajando … no son cifras de la organización del Rally Dakar, sino de uno de los proyectos más modestos y sorprendentes desarrollados recientemente en Extremadura, que ha merecido la atención de medios de comunicación internacional como Al-Jazeera o The Guardian. Con una inversión de 15.000 EU han logrado rehabilitar un antiguo espacio industrial que cuesta arreglar diez veces más. ¿Cómo? Primero, optando por el reciclaje de materiales, recuperando como elemento constructivo lo que estaba destinado a escombro, dando una segunda vida a viejas tejas al quitarles el polvo de cemento adherido tras los 17 años de funcionamiento (desde 1956 a 1973) de la desmantelada fábrica de cemento de Los Santos de Maimona donde se ubican. En segundo lugar, asumiendo, en sus propias palabras, una nueva forma de construcción, un largo proceso de “arquitectura un poco fea”, como dice el padre putativo y firmante del proyecto, el inefable arquitecto sevillano Santiago Cirugeda, arquitectura más que de ladrillos, de redes de afecto, de colaboración, de apoyo mutuo, de amor a las personas y al sitio mismo olvidado durante más de 30 años. En tercer lugar, combinando elementos de forma ingeniosa: redes, instituciones, y microfinanzas de esas que ahora llamamos crowdfunding, dando lugar, mediante un intenso proceso relacional, a un lugar autoconstruído que pertenece, rotundamente, a la ciudadanía. Gracias a la sensibilidad del titular del edificio que estaba abandonado, el Ayuntamiento, a lo largo de dos corporaciones de distinto signo político, y sobre todo gracias al trabajo apasionado de los “Fabrikantes”, iniciado por dos Licenciados en Bellas Artes, Siro y Pedro, a los que se han sumado otro, Nacho, una abogada experta y singular, Marta, y un arquitecto atípico, Carlos, la autoconstrucción ha permitido, con el apoyo imprencindible de un maestro albañil de los buenos, Maxi, el cambio de percepción del espacio en un sola generación, obteniendo el valor añadido al involucrar a los usuarios en el proceso. La Fábrika de Toda La Vida es una asociación de cinco personas, escrita con K porque es arquitectura anárquica o sin jefes, pero es mucho más: arquitectura donde todas, amas de casa, artistas, arquitectos, abogados, cocineros y perros, personas entre los 17 y los 68 años, participan, sugieren, aprenden y aportan. El convenio con el Ayuntamiento incluye el reciclaje de materiales viejos acumulados en los almacenes municipales, con lo que además se ahorra mucho dinero de los ciudadanos porque encuentran un nuevo uso en una instalación pública. Esto obedece a la sensibilidad ambiental de La Fábrika, conscientes de que la construcción es, tal y como se ejecuta convencionalmente, una de las actividades más contaminantes del mundo. La Fábrika son energía humana y creativa en el siglo de la precariedad, creando un espacio vivido de muchas formas antes y ahora de otras nuevas, un contenedor de iniciativas emprendedoras y de ociocultura en el entorno rural, que albergará en septiembre el VII Encuentro Nacional de Arquitecturas Colectivas. Gracias, colegas, por seguir fabrikando.(VERSIÓN ilustrada mucho más bonita aquí: http://lafabrikadetodalavida.org/2015/05/13/fabrikando/ )

CUANDO YO ERA CHICO
(30-4-15)

Jugábamos en la calle, en grupo. Incluso cuando el juego era con una peonza. Jugábamos a rescate, a fútbol o a baloncesto, o a burro, uno de los preferidos en los patios de colegio. La única pantalla conocida era el aparato único de televisión, y para verla nos sentábamos en el suelo, culo con culo, con nuestros hermanos y amigos. Jugábamos con todos los sentidos, con todas las partes del cuerpo, y con todos los demás niños, mayores o chicos, aunque nos cayeran mal. En la películas americanas los niños jugaban solos en casa, tenían teléfono en su habitación, y no salían solos a la calle. Nosotros salíamos y entrábamos, y no teníamos teléfono en nuestra habitación. Cuando yo era pequeño, las chicas y los chicos iban al instituto conduciendo los coches de sus padres, y comían donuts, en Estados Unidos; en España, íbamos a pata, y llevábamos bocadillos de choped o fuagrás. Los niños americanos comían muchos días comida basura; nosotros teníamos las hamburgueserías reservadas en exclusiva para los días especiales. Cuando yo era chico, las zapatillas de deporte valían para todo, podías elegir entre dos o tres modelos, y tenías solo un par. Los niños americanos (en las películas) siempre llevaban zapatillas molonas y de marca, y usaban un par para cada cosa. Nosotros íbamos al campo el día de las castañas con tortilla francesa o de patatas en aquel entonces; veíamos a chavales americanos hartándose de carne asada en barbacoas, y yendo en bici por calles anchísimas repartiendo periódicos para ganarse unos dólares. Cuando yo empecé a fijarme en las chicas de otra manera, y echaban una película de las que tenían dos rombos, mis padres nos mandaban a la cama. Las series de por aquí no tenían risas enlatadas, y contaban historias de bandoleros. La programación terminaba a las doce y pico de la noche: cesaba la emisión con una pantalla que era de “despedida y cierre”. Pero en Estados Unidos, veías como por la noche la gente se dormía en el sofá mientras la tele seguía y seguía. Cuando yo aún no había crecido, llevábamos siempre tiritas o escayolas, comíamos con agua, y había Coca-Cola solo el día de tu cumple. En Estados Unidos, había hasta payasos en las fiestas de cumpleaños. Cuando yo era niño, llevábamos los bolsillos llenos de chapas, bolindres y gomas, a veces una navaja pequeña que nos hacía sentir muy grandes. Los juegos de soldados eran de plástico, y los tiros imaginarios: no estallaban las cabezas en mil pedazos manchando la pantalla de la PlayStation. Las peleas eran de verdad, todos gritaban y hacían un corro, sentíamos el dolor si nos pegaban y tiraban al suelo, o incluso el olor a sangre cuando el porrazo era en la nariz. Entonces, los inmigrantes se ahogaban por cientos en la frontera del país, en Estados Unidos. Entonces, los niños de trece años mataban a sus profesores, en Estados Unidos. Ahora, que ya soy mayor, también aquí.

TOLERANCIA ES RIQUEZA
(23-4-15)

“Enviamos los vagos al matadero, y el mundo se vuelve diligente; enviamos los feos al matadero, y el mundo se vuelve hermoso; enviamos los locos al matadero, y el mundo se vuelve sabio; enviamos los enfermos al matadero, y el mundo se vuelve sano; enviamos los tristes al matadero, y el mundo se vuelve alegre; enviamos los viejos al matadero, y el mundo se vuelve joven; enviamos los enemigos al matadero, y el mundo se vuelve amistoso; enviamos los malos al matadero, y el mundo se vuelve bueno”. Esta poesía escrita por Erich Fried en 1957 se titula “Las medidas” (Die Massnahmen), y tiene un lugar preeminenente en las estanterías de mi casa desde hace años. Con medidas brutales e inhumanas, argumenta el poeta, no pueden alcanzarse fines buenos. Fried nació en Viena de una pareja judía. Tuvo que huir a Londres con su madre cuando su padre fue asesinado por la Gestapo. Desde siempre, la única solución a la intolerancia ha sido esconderse o huír. O estás dentro de la normalidad, o estás fuera, porque las líneas de la intolerancia son muy claras. El 10 de abril pasado se ha publicado, y ya entró en vigor, la pionera Ley LGTBI o de Igualdad Social de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales, Transgénero e Intersexuales y contra la discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género en Extremadura. Esta Ley fue aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos representados en la Asamblea, que con legítimo orgullo la describen en su Exposición de motivos como “un logro colectivo: de las asociaciones, plataformas y fundaciones LGBT extremeñas, de las instituciones que han participado en su elaboración, y de la sociedad en su conjunto”. Richard Florida es uno de los mayores investigadores mundiales sobre economía urbana y territorial. Desde hace más una década ha sido capaz de demostrar, por medio de estudios empíricos de lo que él bautizó como “clase creativa”, la íntima relación existente entre diversidad, creatividad, y desarrollo económico y social. Los profesionales del sector creativo son todas y todos aquellos que desarrollan tareas de “creación de nuevas formas significativas”, desde lo financiero al audiovisual, la programación informática o la cultura. Son generadores netos de innovación, de facturación y de gasto, y tienen tres grandes grupos de valores como bandera: el individualismo, la meritocracia, y la diversidad y apertura de sus entornos. Cuenta Florida la respuesta del gerente de una empresa de Silicon Valley cuando le mencionó la diversidad de su plantilla llena de originarios de India, China o países árabes: “no somos diversos, somos todas ingenieros de sofware”. Es enormente inteligente por parte de ciudades y regiones como Extremadura optar por atraer y promover clusters de capital humano, de clase creativa, por razones no solamente éticas sino puramente económicas. Como explica Ross DeVol: “atraes a estas personas, y a las empresas que las necesitan, y al capital que invierte en ellas”. La tolerancia vuelve al mundo diverso, la diversidad vuelve al mundo rico… y además, bueno.

INNOVACIONES SOCIALES
(16-4-15)

Son “nuevas ideas, en forma de productos, servicios y modelos capaces de dar solución a una necesidad o reto social (de manera más efectiva que otras alternativas), y de crear nuevas relaciones o colaboraciones sociales”, dice el Open Book of Social Innovation, de Murray, Calulier-Grice y Mulgan. Son innovaciones, por lo tanto, sociales tanto en sus objetivos, como en los medios que emplean para ofrecer la solución al problema social planteado. Ahora que estas categorías están de moda, tenemos que afinar para distinguir. Elemento central de toda innovación es la noción de valor: no debemos hablar con propiedad de innovación, social o no, cuando el bien, servicio o modelo no genera realmente una solución a un problema o una forma mejor de cubrir una necesidad, y además de mejor manera que otras (en forma más eficiente, o más eficaz, o ambas a la vez) para sus destinatarios. Este elemento del “valor” permite, por un lado, distinguir la innovación de un invento, o de los resultados de una investigación científica, dado que estos segundos, si bien aportan inicialmente algo nuevo, no generan automáticamente valor por sí mismos. Es necesario concretar las nuevas ideas en forma de bien o servicio o modelo, y ser capaz de proveerlos en la realidad, aportando de forma efectiva y medible ese valor a los clientes o beneficiarios para los que se diseñó y construyó la innovación. Por otro lado, el factor del valor permite entender también la relación entre emprendimiento e innovación. En mi opinión, el emprendimiento es una forma particular de innovación. Si concebimos ambos fenómenos como la puesta en marcha de “nuevas combinaciones” generadoras de valor, en los términos en que las describe Joseph A. Schumpeter en su Teoría del desenvolvimiento económico, el hecho de emprender sería una forma específica de innovación, donde se persigue coincidir con el proyecto vital y profesional de los emprendedores. El emprendimiento implica además una vocación de sostenibilidad de la empresa en el tiempo, así como un componente de lucro en el caso del emprendimiento de negocio; este componente no es tan dominante en el caso del emprendimiento social, que prefiere equilibrarlo con su objetivo de impacto social positivo. Igualmente, las innovaciones sociales constituyen una sub-categoría dentro del concepto general de innovación. A diferencia del emprendimiento social, pueden originarse de forma auto-organizada, siendo el rol del innovador más lejano al líder clásico que el del emprendedor, y no tienen en principio ni especial vocación de consolidación organizativa, ni ánimo de lucro. Un detalle importante y a veces mal entendido es que la ausencia de ánimo de lucro no implica la ausencia de transacciones económicas, ni siquiera de rentabilidad. Significa que las ganancias no van al bolsillo de los promotores más allá de una remuneración justa, y son re-invertidas en el reforzamiento del propio proyecto, para aumentar su impacto positivo, o en nuevos proyectos orientados a fines de parecida naturaleza. Si le hablan de innovación o emprendimiento con el apellido social, que no le den gato por liebre.

TECHOS VERDES
(9-4-15)

Cuando en 2008 se distinguió a Copenhague, la capital danesa con un área metropolitana del tamaño de la de Sevilla, como la mejor ciudad para vivir del mundo, no me resultó extraño. Este título se otorgó analizando factores como su intensa vida cultural, los transportes, los envidiables índices de delincuencia, su arquitectura y sus bienes públicos. Copenhague es, además, Mejor Ciudad de Diseño, centro de negocios de referencia para toda Escandinavia, y una de las ciudades más ricas, más caras, y con mayores impuestos del mundo. En su economía tiene especial peso el sector biotecnológico, hasta el punto de que se la conoce como el “silicon valley” de la medicina por el enorme peso de las empresas que desarrollan allí su I+D y su producción. Como muestra de su inteligencia, esta ciudad está dotada de las infraestructuras más amigable posible con los ciudadanos: el 50% de los residentes van a su trabajo en bicicleta, a través de 354 kilómetros de senderos específicos para estos vehículos anti-colesterol. No está mal para un lugar que en el siglo X era una aldea de pescadores vikingos. La última idea que se les ha ocurrido a estos vikingos es establecer la obligatoriedad de tener algún tipo de vegetación en todas las azoteas, lo cual se conoce como techos verdes, azoteas verdes o cubiertas ajardinadas. El sentido de estas cubiertas vegetales de los edificios, al igual que las que incorporan placas de energía solar fotovoltaica o aquellas que se protegen con materiales de alta reflectancia, es mejorar la eficiencia energética de los edificios, ahorrando energía y costes. Una función básica es mejorar el comportamiento energético del edificio con respecto a su entorno: en Canadá se utilizan para aislar del frío (la vegetación de la cubierta acumula calor en invierno), mientras que en países calurosos como Tanzania, mantienen fresco el interior. Los techos verdes reducen el efecto de “isla de calor” en las ciudades, causado por la alta densidad de edificios, el tráfico y el uso del aire acondicionado, que aumentan la temperatura hasta en 10 grados respecto del campo. Las cubiertas verdes se hacen con pastos silvestres, hierbas silvestres, frutales, verduras y flores, y son capaces de absorber hasta el 80% de la lluvia, ayudando a reducir inundaciones producidas por tormentas; para colmo, protegen la edificación de los rayos ultravioleta y los cambios bruscos de temperatura, aumentando al doble la vida útil que tendría el techo sin protección. Sirven para cultivar productos de autoconsumo, reduciendo gastos de alimentos para sus habitantes, contribuyen a una mejor calidad del aire en las ciudades, y generan empleo con su instalación. Con esta política, Copenhague aspira a reciclar las viejas azoteas de la ciudad con el fin de llegar a ser neutral en carbono (consumir tanto CO2 como produce) en 2025. Si quiere ser usted un poco danés, tenemos en Extremadura empresas como Hortelanas Urbanas que pueden ayudarle a montar su huerto o jardín en la azotea. Anímese, y ponga un techo verde en su vida.

FELICIDADES
(2-4-15)

Felicidades, querida columna. Hace dos años, el Director del periódico HOY me invitó a opinar aquí semanalmente sobre innovación y yo, ingenuo, acepté. Nadie me avisó de un extraño componente adictivo generado por el organismo cada siete días cuando afronto una hoja en blanco; nadie me previno sobre este verme obligado, sin que nadie me obligue, a defender en público con regularidad algunos mundos posibles que sueña uno y uno cree posibles; nadie me describió, antes de aquella primera columna, la sensación de absoluto desnudo del columnista novato, exhibido bajo los focos ante un público al cual no puede ver. Hoy ya lo sé: escribir esta columna es mi parto diminuto, momento efímero de dolor y satisfacción. Noventa y seis semanas atrás me imaginé compartiendo reflexiones y noticias acerca de cosas nuevas y nuevas ideas, porque creo firmemente en nuestra capacidad colectiva de lograr una sociedad mejor innovando. Es verdad que hay épocas durante las cuales mi optimismo natural decae, y siento entonces un peso en el pecho, algo parecido al rocío invernal de los días más fríos, congelándome las puntas de los dedos y cerrándome los ojos. Esos días necesito reflexionar mucho más tiempo de lo normal, buscando en mis recuerdos y en mi sistema linfático vestigios de las razones profundas que me llevaron a asumir este compromiso, hasta que logro metabolizar las vibraciones negativas acumuladas, vislumbrar más luz que sombras, proseguir con la persecución de la felicidad. Cuando alguien querido cumple años, le deseamos felicidad; felicidades, decimos, como fórmula de cortesía, o de todo corazón. El 20 de marzo se conmemoró por tercera vez el Día Internacional de la Felicidad; tengo la terrible impresión de formar parte, en jornadas como esa, de una campaña publicitaria mundial patrocinada por Coca-Cola. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América de 4 de julio de 1776 expresó mucho mejor que el Día Internacional el verdadero sentido de la palabra: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. La felicidad es una chispa velocísima, un instante antes que un estado, una experiencia personal que solamente en contadas ocasiones compartimos al mismo tiempo con otras almas, y parece por lo tanto mucho más sensato y ponderado hablar de su búsqueda que de su consecución. Esta búsqueda es tan antigua como la humanidad, es la evocación del Paraíso terrenal, la negación absoluta de todo lo que nos perturba: del miedo, de la enfermedad, de la necesidad, de la ambición, del dolor, de la pasión, de la fatiga, negación en el fondo de todo lo que nos hace personas. Posiblemente las utopías sirvan solo para marcar un rumbo que nos permite seguir caminando, y alejarnos de aquello que nos aleja de nuestras felicidades. Pero, dos años más tarde, a mí las utopías me van sirviendo. Por eso, querida columna, felicidades.

AQUA
(26-3-15)

Sao Paulo es de las dos mayores ciudades de América Latina, donde habitan 21.8 millones de personas, se concentra el poder económico de Brasil, y se produce un tercio del PIB de uno de los mayores países del mundo en términos de población, extensión y riqueza. Forma parte de la lista de las megaciudades, esa categoría difícil de asumir por nuestros cerebros acostumbrados a llamar ciudades a espacios urbanizados con 100.000 o 160.000 habitantes. Los anglosajones, que son muy prácticos, resolvieron hace tiempo esa cuestión distinguiendo entre “town” (ciudad pequeña) y “city” (ciudad grande), pero han tenido que re-editar la segunda palabra para darle nombre (“megacities”) a las nuevas y alucinantes concentraciones urbanas en número superior a 10 millones de personas. Le sonará el nombre de Tokio, por ejemplo, que es la mayor, sumando más de 37 millones de almas apiñadas; seguramente, le resultan menos conocidos los de Kolkata, Guangzhou o Dhaka, cada una de ellas ciudades con población mayor al 25% de la de España, y muchas en zonas áridas. Brasil constituye una de las grandes reservas de agua dulce del planeta, acumulando la octava parte de esta fuente de toda vida que los romanos llamaron aqua, palabra derivada de la protoitálica akwā, probablemente préstamo de una lengua no indoeuropea. Pero Sao Paulo, generadora del 33% de la riqueza de una de las potencias mundiales, está paradójicamente cerca de convertirse en el escenario de una situación dantesca a causa de la sequía que dura ya dos años, agravada por la contaminación de los ríos, la deforestación, el cambio climático y el aumento de la población urbana. El consumo diario per capita en la ciudad asciende a 200 litros, frente a los 150 litros por persona que suelen gastarse en Europa. Ello supone que Sao Paulo derrocha por sus grifos 4360 millones de litros de agua diarios, mientras los principales pantanos de abastecimiento a la ciudad están casi agotados, al 7 % de su capacidad. En Julio podrían estar vacíos, a menos que cambie totalmente el ritmo habitual de lluvias, algo que nadie prevé realmente. Los residentes están empezando a hacer pozos suterráneos, y comienza a ser normal el acarreo de agua de unas partes de la ciudad a otras. Muchas escuelas públicas han prohibido a los estudiantes que usen agua para cepillarse los dientes, y han cambiado los menús por bocadillos para no tener que lavar los platos. En numerosas zonas de la megaciudad la presión de las tuberías ha bajado tanto que sólo tienen agua durante algunas horas al día, y la incidencia de las fiebres del dengué, contagiada por picaduras de mosquito, se ha triplicado. La Historia humana ha sido pródiga en desaparición de civilizaciones por causas, en muchos casos, aún desconocidas. Yo siempre he defendido el acierto de la Universidad de Extremadura al optar por el Campus de Excelencia Internacional de investigación sobre el agua dulce “Hidranatura”. Pero, por vez primera, no tengo claro si no habremos llegado, todos, demasiado tarde.

ASÍ MIRAMOS(19-3-15)

Rafael Argullol escribía hace días muy cabreado un artículo titulado “Vida sin cultura”, quejándose, literalmente, de que “la orientación presente del acto de mirar es (…) superficial, amnésico, apenas proporciona significado al que mira”. El imperio de la imagen en la cultura actual habría resultado en una triple incapacidad de nuestros contemporáneos para leer, mirar e interrogar. Comprendo el enfado de Argullol. Creo que tiene bastante razón, y me hizo pensar en la evolución de nuestra sociedad y el tamaño de las pantallas. Cuando nuestros mayores descubrieron el cine, la cultura, transmitida históricamente en soportes físicos, en libros, pintura y escultura, o mediante cuentos, teatro, poesía y música, sufrió una conmoción frente a ese nuevo recurso maravilloso que tenía dos características: reproducía la realidad, sin “ser realidad”, y transmitía la información en actos masivos y simultáneos, a muchas personas situadas frente a una enorme pantalla. Esta primera gran quiebra de la cultura clásica permitió crear universos paralelos, mundos virtuales donde se borraba la distinción entre lo estrictamente real y lo estrictamente imaginario, y permitía hacer batir corazones al unísono, sin necesidad de que los actores, encargados de esa tarea, estuvieran presentes o siquiera vivos. Con mi generación nació la televisión, de mayor capacidad invasiva gracias al menor tamaño de su pantalla, permitiendo a aquellos universos paralelos acceder a nuestros hogares. El segundo salto tecnológico de la nueva cultura de la imagen tuvo consecuencias relevantes: del acto social del cine pasamos al acto familiar de ver la tele, mucho más reducido en su círculo físico inmediato, pero con impacto masivo en tiempo real, incluso mundial cuando se retransmite, por ejemplo, la inauguración de la Olimpiadas, borrando aún más los límites entre lo físico y lo virtual. Del entorno físico masivo de las salas de cine las imágenes pasaron al ámbito privado, asaltándolo, traspasando una barrera fundamental: la puerta de nuestra casa. Además, frente al cine, que era puramente 1.0 o unidireccional, la televisión tenía ya un componente de interactividad, o 2.0, aunque fuera muy somero, reducido al hecho de cambiar de canal o el idioma de una película. La tercera fase, en que la superación de la palabra por la imagen y el sonido está siendo total, ha empezado realmente con nuestros hijos, y responde a un nuevo, diminuto, tamaño de pantalla. En posturas parecidas a pájaros, millones de personas dedicamos millones de horas a mirar pequeñas pantallas luminosas de dispositivos móviles. La ruptura de la experiencia social física es total: la relevancia, en la pantalla pequeñita y personal, es de lo social virtual. El sitio físico es irrelevante. Lo privado y lo público se entremezclan, y la información sobrepasa la última barrera: la de nuestra piel. La interactividad es completa, 3.0: no solamente absorbemos contenidos, los creamos. El acto de mirar es hoy totalmente individual y a la vez global. La inmediatez es absoluta y constante, y lo virtual es una nueva realidad total. Así miramos hoy, como dice Baricco, surfeando la vieja y la nueva realidad.

FEMALE PRESSURE
(12-3-15)

8 de marzo de 2013: como todos los últimos años, se celebró aquel Día Internacional de la Mujer. Pero a las palabras habituales de todos los últimos años, se sumaron ese día unas cuantas ideas nuevas en ciertos medios de comunicación especializados. Se celebraba, con un poderoso Manifiesto, el 15 aniversario de un movimiento fundado por la DJ vienesa Electric Indigo. Lo aclaro: un/una DJ es la persona que mezcla música para una audiencia. El acrónimo proviene de Disc Jockey, referido inicialmente a los discos, esas preciosas piezas de vinilo que colocábamos bajo una aguja y generaban sonidos emocionantes. En aquel tiempo les llamábamos pinchadiscos, con cierto toque de desprecio por ser un arte menor. Pero la tecnología digital cambió radicalmente su oficio, y de la misma forma que el maestro industrial devino ingeniero, la música electrónica se fue configurando como género pujante. En plazas como Chicago, Detroit, Berlin, Amsterdam o Viena apareció una nueva forma de crear, produciendo música con instrumentos y/o tecnologías digitales. El/la DJ ya no solamente pincha, sino que interpreta, creando obras llamadas sesiones, contenedores de piezas únicas, bien en directo, en festivales y clubs de baile, o bien guardadas en cds y sitios de descarga en la nube, porque la tecnología permite, con medios cada vez más potentes y más baratos, utilizar los sonidos en formas inéditas. La manera más habitual de componer o interpretar música electrónica es samplear, tomando trozos o “samples” de una grabación sonora, sea bien una declamación, un loop o repetición que replica las percusiones, notas de intrumentos analógicos o electrónicos, pedazos de otra canción, o sonidos normalmente no musicales, y reutilizar esos samples como instrumentos o sonidos integrados en una canción o pieza nueva. Si quieren imaginar cómo se fabrica una composición electrónica, pueden observar las obras de la Colección Helga de Alvear, y comprobarán cómo en ellas también se usa todo tipo de materiales. El Día de la Mujer de 1998, Electric Indigo, mirando hacia los lados, se preguntó: ¿por qué es tan pequeño el número de mujeres en la escena de la música electrónica? Y descubrió que realmente no hay menos mujeres. Como es el caso en casi todos los órdenes de la vida, ocurre que son tan numerosas como los varones, pero mucho menos visibles; que su actividad se reconoce menos, y se olvida antes. Por esó fundó, con el apoyo de la experta en código abierto Andrea Mayr, una plataforma en Internet para dar visibilidad y proyección a las creadoras de música electrónica y otras artes digitales. Esta base de datos internacional incluye casi 1.400 mujeres DJ, músicas, compositoras, productoras, artistas visuales, agentes, periodistas e investigadoras. La bautizaron como Femalepressure.net (presión femenina), dejando clara su vocación de resolver con la acción las quejas por la falta de artistas femeninas en este ámbito. No han pedido permiso a nadie: han ocupado el espacio. Saben que los derechos no se reivindican: se ejercen. No necesitan paridad: la conquistan. Feliz Día Internacional de la Presión Femenina.

CODERDOJO
(5-3-15)

El irlandés James Whelton tenía 18 años cuando, a principios de 2011, se hizo conocido en su instituto de la ciudad de Cork por hackear su reproductor de música e imágenes marca Apple, llamado Ipod. No se asuste: los primeros hackers documentados estuvieron en el origen del Laboratorio de Inteligencia Artificial del mítico Instituto Tecnológico de Massachusetts. Aunque mucha gente ajena al mundo de la informática entiende erróneamente la palabra “hacker” como “pirata”, en realidad el significado preciso de “hackear” es la acción de explorar y buscar las limitantes de un código o de una máquina. En informática, es aquel individuo con especiales habilidades, que suele demostrarlo infiltrándose en los sistemas informáticos ajenos para probarse a si mismo y avisar de los fallos de seguridad (ahora bien, nunca con malas intenciones como destruir o lucrarse, en cuyo caso no es hacker, sino “cracker”). A lo que íbamos. Cuando Whelton logró abrir el código de su Ipod y adaptarlo a su gusto, muchos chavales de su entorno mostraron interés en aprender a programar, y crearon así un Club de programación informática, o sea, para la producción de software. Nuestra vida desde finales de siglo pasado está vinculada a la electrónica, y hoy en día prácticamente toda ella es programable. Al enfrentarnos a las máquinas actuales, cuajadas de electrónica, nuestra postura puede ser básicamente una de dos. La primera es la del consumidor puro, es decir, incapaz de hacer con la máquina nada más de lo que el fabricante, en legítima defensa de sus intereses comerciales, ha decidido que ocurra con ella. La segunda postura es aprender a manejar su lenguaje de programación, y por medio de ese conocimiento adaptar la máquina a nuestro gusto, actuando no ya como consumidor mostrenco, sino como verdadero dueño de la cosa. El Club de programación de Whelton le pareció buena idea al empresario y filántropo Bill Liao, y con su apoyo se mudó al interior del Centro Nacional de Software de Cork, recibiendo el nombre de CoderDojo, e iniciando la creación de otros muchos clones en todo el mundo, más 550 en 55 países. Coder proviene de programar código informático, y Dojo de lugar de entrenamiento en artes marciales. La semana pasada, la Asociación Robótica y Tecnología Creativa de Extremadura (AROtec), más conocida por su proyecto educarobot.org, organizó bajo el techo de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura en Cáceres una jornada de programación, el tercer CoderDojo en esta ciudad. Averigüé ese día es que los alumnos de secundaria españoles, por lo general, no tienen entre sus materias la programación. Los chavales que allí estaban estudian Tecnología en un libro de texto. Les pregunté si cuando van al taller o laboratorio del Instituto le enseñan, como estaba haciendo aquella mañana el inefable profe Antonio Guerrero, la diferencia entre una resistencia y un led. Respondieron que en el Insti aprenden cosas sobre la madera, y que en el taller hay algunas herramientas para trabajarla (la madera), pero no suelen dejarles cojerlas. Manda huevos.

OVEJAS O LEONES
(26-2-15)

No es demasiado conocido que el sistema educativo moderno fue establecido, entre otros antecedentes, por el Reino de Prusia durante la época del rey Federico Guillermo I, con el objetivo de solidificar el incipiente estado, política seguida y acrecentada por su hijo, Federico el Grande, con un decreto de 1763 llamado Generallandschulreglement. La consecuencia de esta decisión estretágica fue la inmediata expansión del sistema escolar preexistente, con escolarización forzosa de las niñas y niños entre 5 y 13 ó 14 años. Así, Prusia se convirtió en uno de los primeros países en disponer de educación primaria pagada por el erario público y con carácter obligatorio y general, y su modelo fue exportado al resto de Alemania, a Japón, e incluso a Estados Unidos. El cambio tuvo efectos muy significativos: propició una enorme reducción del analfabetismo, superando las resistencias tanto de la nobleza, temerosa de que educar a campesinos y obreros traería revueltas, como entre las clases más humildes, que preferían emplear a sus hijos tan pronto como fuera posible en las labores del campo o de las fábricas. El otro cambio esencial fue la aparición de la profesión de maestro, y además su constitución en funcionarios públicos: en 1810, Prusia introdujo las certificaciones estatales para su homologación, lo cual supuso aumentar significativamente los estándares educativos. El modelo prusiano, que cumple ahora 300 años, estaba basado en un espíritu de subordinación y de control central. Dice Meshchaninov que se orienta a despersonalizar y aislar a los niños y niñas desde muy pequeños: sentándoles en filas, se les podía silenciar fácilmente, controlarles, e imponerles la realización de tareas rutinarias que permitían inculcar la obediencia y el principio de autoridad. La fragmentación en materias y asignaturas les privaban de contexto y perspectiva, atrofiando así de forma sistemética e intencionada su capacidad crítica. Por su parte, los maestros, a diferencia de los maestros de siglos anteriores, fueron sometidos a los requisitos de la burocracia real, viendo su rol redefinido drásticamente. De ser un mentor o sabio, pasaron a convertirse en la primera generación de “educrátas: al igual que los alumnos, los profesores prusianos se convirtieron en pequeños aparatos estandarizados y reemplazables. Eliminada su capacidad de tomar decisiones, los maestros operaban bajo las misma regla que el Rey Federico aplicaba a todos sus oficiales: ausencia total del derecho de iniciativa”. Sir Ken Robinson cree reconocer estos patrones en la actualidad. Para este maestro de maestros, “la educación pública ejerce una presión implacable sobre sus alumnos para que se conformen. Las escuelas públicas no se crearon solo en interés del industrialismo: se crearon a imagen del industrialismo, basándose en los principios de la cadena de montaje y la eficiente división del trabajo”. A los egresados del sistema educativo, sea con o sin honores, nuestra sociedad les exige ser leones con imaginación y creatividad, espíritu emprendedor, capacidad de trabajo en equipo y polivalencia. Pero nuestro sistema genera ovejitas confusas y asustadas, disciplinadas, que han trabajado siempre individualmente y especializadas verticalmente. Houston, tenemos un problema.

PORNO
(19-5-15)

Guy Debord, padre del situacionismo y abuelo de mayo de 1968, describió de manera terriblemente ácida la sociedad actual como sociedad del espectáculo. Debord nos legó una visión pesimista, pero inquietantemente perspicaz, del Mundo construido a partir de mediados del siglo pasado, como una nueva cáscara en torno a lo físico y a aquello realmente valioso, que acaba siendo la cáscara en la que pasamos nuestros días. “Bajo todas sus formas, propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones, el espectáculo constituye el modelo presente de la vida socialmente dominante. (…) En el espectáculo una parte del mundo se representa ante el mundo y le es superior (…) permanentemente dirigida a hacer que se acepte la identificación de los bienes con las mercancías.” Lo que preocupó a este filósofo escéptico y agresivo es la progresiva reificación de todo: todo, de alguna forma, deja de ser verdad. Esa identificación de todo con cosas, del valor con las cosas y con su precio, convierte a esa cáscara o estado mercantilizado de la vida social en el más frecuente, incluso en el estado natural. Como consecuencia, todo nos parece natualmente interpretable en términos productivos o comerciales. Comportamientos íntimos e indiscutiblemente personales en el más profundo sentido de la palabra, como la sexualidad, acaban incorporándose a la órbita social que, al tener ese componente espectacular, traslada lo íntimo a la vista de todos, y con los sistemas de comunicación y multiplicación del espectáculo que tenemos, acaban siendo parte normal de nuestra cotidianidad. Antiguamente sólo se evocaban las imágenes, pero hoy se muestran, muy visiblemente y mil veces repetidas. La irrupción de las imágenes está siendo tan violenta y tan intensa, especialmente por medio de la publicidad, que nos hace perder sensibilidad y la correcta medida de su sentido, al haber abandonado su espacio “real”, y haber pasado a nuestra nueva realidad espectacular. La tendencia es tan clara que el Diccionario de la R.A.E. acaba de incorporar el término “sexualizar”, entendido como conferir carácter o significado sexual a algo. No es sólo el inacabable universo de anuncios sexualizando cosas que originalmente no tienen nada de sexual, sino que estamos jugando colectivamente a llevar los estímulos a sus límites, e incluso se diseñan campañas enteras sobre la base de ese juego perverso de rozar los límites, agotando nuestras tolerancias individuales y sociales, en una obscenidad que es la esencia de la pornografía para que chillemos y nos removamos, para que se active nuestra extenuada sensibilidad. No es solamente la saturación de los miles de millones de sombras de Grey; ni siquiera es la indefinible figura de mini-top-models de nueve años como Kristina Pimenova en pasarelas de moda, o de alucinantes concursos Miss Tanguita. La más novedosa forma definida es la llamada Pornopobreza, definida como palabras e imágenes que sonsacan una respuesta emocional por su pura capacidad de generar un choc, como niños esqueléticos muriendo cubiertos de moscas, a fin de incrementar donaciones a una causa o una organización. No más porno, por favor.

GRANDES O CHICAS
(12-2-15)

El 16 % del Producto Interior bruto (PIB) europeo origina en el sector industrial, y la Comisión Europea ha establecido como objetivo conseguir ascender al 20% en 2020. ¿Por qué? Porque la industria supone el 80% de las exportaciones europeas, y el 80% de toda la inversión privada en Investigación y Desarrollo (I+D). Un par de números más: en España, es interesante establecer comparaciones entre el País Vasco y Extremadura. El PIB per cápita allí arriba es doble del de Extremadura (32.500 EU anuales, el 130% de la media europea, frente a los 16.700 EU nuestros, el 67 % de la media europea) y el desempleo es la mitad (por no hablar de la calidad del empleo existente allá, que es también mucho mayor). Y aunque prácticamente el mismo porcentaje de empresas pertenecen al sector industrial, en torno al 8%, en Euskadi producen el 21% del PIB, y en Extremadura sólo el 12 %. De estas razones proviene la obsesión con la industria de políticos y economistas, y les gustan todas, mejor grandes que chicas. Ahora andan los vascos, que serán lo que usted quiera pero son tipos listos, con un programa llamado Basque Industry 4.0, y descrito así: “la cuarta revolución industrial está dando lugar a lo que podemos denominar la Fábrica Inteligente y que Alemania ha definido como Industria 4.0. Se trata de una versión informatizada de la fábrica en la que todos sus procesos se encuentran conectados e interactúan entre sí. El desafío para esta nueva revolución industrial residirá en el desarrollo de software, sistemas de análisis masivo de datos y su almacenamiento, la incorporación de sensores y electrónica a los elementos que interactúan en los procesos productivos y en los productos derivados de ellos, la convivencia hombre – máquina, y la disponibilidad de información enriquecida para una mejor y más acertada toma de decisiones”. Tras las sucesivas revoluciones industriales de la máquina de vapor, de la cadena de montaje, y de la electrónica, llega la cuarta. El programa europeo más vanguardista en materia industrial se llama “Factories of the Future”, y en su comité de gestión los tres representantes españoles son … vascos. Los temas de este programa son del tenor seguiente: procesos manufactureros de alta tecnología, incluyendo impresión 3D y estructuras de nano y microescala; mecatrónica, robótica y fotónica; empresas colaborativas, movibles y en red; reducción de recursos y residuos; manufactura centrada en personas y enfocadas a clientes; sitios de trabajo atractivos y seguros, y atracción de nuevos talentos. Durante muchos años, en Extremadura no hemos querido más que industrias grandes; burro grande, ande o no ande. Yo creo que nuestra gran baza para el desarrollo, junto con la cultura en todos los órdenes, son pequeñas fábricas por todas partes de estas que dicen Europa y los vascos. E.F. Schumacher dejó escrito en 1973 que una parte esencial del desarrollo pasa por ignorar las grandes ciudades, y crear pequeñas estructuras agro-industriales en ciudades pequeñas y áreas rurales. Este Schumacher sí que sabía.

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA
(5-2-15)

Las primeras señales fueron leves. Se me apagaba sin motivo aparente, cada dos o tres días. Yo lo volvía a encender, y como si nada. Pero la costumbre de apagarse se hizó persistente, y cada vez pasaba menos tiempo entre una y otra manifestación de insubordinación operativa. Empecé a mosquearme, dado que ya había cumplido la fatídica fecha de dos años de edad. Desde hace un mes, mi móvil ha entrado en una espiral infernal; se desconecta solito varias veces al día. He consultado fuentes autorizadas (adolescentes expertos y freaks de la electrónica), obteniendo un diagnóstico unánime, induscutible: muerte inminente por obsolescencia programada. Si alguna de las muchísimas máquinas que le rodean empieza a fallar, podrá contrastar con frecuencia en foros de internet, o mediante conversaciones directas con usuarios de otro ejemplar de esa máquina, que el proceso se repite siguiendo un patrón minucioso: todas las de un mismo modelo van feneciendo, con la misma tierna edad, y en igual forma prefijada. La obsolescencia programada es una estrategia de diseño industrial consistente en planificar y producir un objeto o un software con una vida útil limitada artificalmente, de manera que deviene obsoleto (es decir, pasado de moda o disfuncional) en un plazo predeterminado. La lógica existente tras esta estrategia es generar un mayor volumen de ventas a largo plazo, reduciendo el tiempo entre compras sucesivas. Lo contario de esa mítica bombilla que lleva encendida desde 1901 en el Cuartel de Bomberos número 6 de Livermore, en Estados Unidos, ejemplo de anti-obsolescencia. La obsolescencia programada tiene defensores y detractores. Entre los primeros, se opina como Philip Kotler que es resultado natural de la pugna entre las fuerzas competitivas y tecnológicas de una sociedad libre, acelerando la innovación, y proporcionando más abundancia material. Para sus detractores, es origen de basuras, y no aporta casi valor a los clientes, sino que los explota y aumenta su endeudamiento. Los consumidores pueden escapar a este círculo de defunción prematura si disponen de los manuales técnicos (que muchas veces la industria saca conscientemente de la circulación), y del conocimiento técnico y la paciencia adecuados para localizar y reparar ese punto débil conscientemente creado en la máquina por su diseñador. Un conocido mío que trabaja para un servicio de informática municipal me contaba recientemente cómo cortó de raíz la extinción de toda una generación de ordenadores localizando el condensador que, al fundirse dentro de la fuente de alimentación de todos ellos, los estaba mandando, al mismo tiempo y en plena edad útil, al camposanto de los sistemas electrónicos. El condensador de marras vale menos de dos euros pero, como en el viejo chiste del relojero, debe saberse exactamente qué tuerca hay que tocar. Por eso los economistas piensan que la obsoslescencia programada es un claro caso de asimetría de información entre productor y consumidor. Para armonizar los intereses de industriales, consumidores, y nuestro planeta, existe una fórmula: productos de reciclaje integral hechos para incorporar por partes los avances tecnológicos. Nuevos diseños = no más basura.

KM. 0(28-1-15)

Grupos de consumo y producción ecológica suenan a melenudos, pero conceptos como KM.0, economía circular, o slow food conectan con el chef Dan Barber en Nueva York y con la Fundación Ellen MacArthur, que no llevan melenas. Los canales cortos o de km. 0 son aquellos en los que hay solo uno o ningún intermediario entre productores o elaboradores y consumidores, y el radio de transporte es muy bajo. Está ejecutándose el proyecto Comarcalizamos, cuyo lema es “Alimentos locales + consumo consciente = desarrollo comarcal”, promovido por la Diputación de Badajoz y conducido por la cooperativa Red Calea. ¿Por qué es importante esto del Kilómetro 0, es decir, comer lo que se produce cerca de nuestras casas? Primero, porque una parte muy importante del coste de los alimentos depende del petróleo, por causa de la maquinaria de producción agrícola, los fertilizantes, y el transporte a los consumidores. Segundo, porque otra gran parte de los que cuestan los alimentos, tampoco son alimentos. Agárrese, le voy a angustiar un poquito. Cuenta Martín Caparrós en su libro “El hambre”, publicado esta semana, que la cantidad de dinero invertida en productos agrícolas es quince veces mayor que el tamaño del mercado mundial, especulando al alza con los precios. En la Bolsa de Chicago se negocia cada año cincuenta veces la producción total de trigo (aunque cada tonelada se compra y se vende muchas veces, en forma de productos financieros, se consume una sola vez). Y, además, la mayoría del dinero de las Bolsas del mundo desarrollado está en manos de sistemas HFT (High Frecuency Trading), supercomputadoras que usan algoritmos complejos para analizar múltiples mercados y ejecutas órdenes de compra y venta basándose en las condiciones del mercado. Realizan sin parar millones de operaciones de compra y venta con duración de segundos o milisegundos, aprovechando diferencias de cotización ínfimas que se transforman en grandes sumas de dinero. Son máquinas, como cuenta Caparrós, capaces de operar mucho más rápido que cualquier persona. En España, según los datos oficiales del Índice de Precios Origen-Destino (IPOD), la diferencia entre el precio de compra al productor y el de venta al consumidor está entre el 400 y el 600 %, llegando al 950 %, por ejemplo, con los calabacines. Frases oídas en la jornada Comercializamos: “ser pequeño productor es casi imposible por la maraña normativa: somos más papistas que el Papa aplicando la normativa europea, y nos piden los mismos requisitos que a una gran fábrica; el problema principal es la comercialización, llegar al consumidor en buenas condiciones; ¿qué ha pasado con los mercados de abastos? que se han vuelto, comparativamente, incómodos; valorar lo propio es donde empieza el desarrollo local, mira si no ese vino vasco que se llama chacolí; según la FAO, las explotaciones familiares a nivel mundial son el 90% del total, producen el 80% de los alimentos, y ocupan el 70% del terreno”. Por todas estas razones interesa defender a los artesanos alimentarios, a las microempresas, y a los productos KM. 0.

TIC, TIC, TIC(22-1-15)

La semana pasada estuvimos de bautizo, y todo sonaba a TIC, TIC y más TIC. La Confederación Regional Empresarial Extremeña y Fundación Maimona han parido un Estudio sobre las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones que Mario Soler Martín, una de las mejores cabezas extremeñas, ha elaborado para F. Maimona, y en el cual servidor ha echado una modesta manita como co-autor. Este tocho de 160 páginas recoge información sobre historia, oferta, demanda y prospectiva de las TIC en Extremadura, y además incluye un buen informe ejecutivo, mucho más comestible que la versión completa para los no muy frikis del tema, elaborado magníficamente por el equipo de comunicación de Seisonseis Creatividad Funcional. Hay cosas interesantes en esto que hemos investigado a lo largo de casi dos años, descargable de forma gratuita, completa y bajo licencia libre en la web www.maimona.org, sección documentos/publicaciones. El papel de las TIC para el desarrollo y productividad de las empresas es esencial, y así lo consideran un 41,8% de los empresarios extremeños, convencidos de que mejoran los procesos productivos y la competitividad. Sin embargo, la implantación no es la esperada quizás “por el tamaño y la estructura de la empresa extremeña, muy pequeña en general”. Un 72,1% del empresariado participante ha señalado como principal obstáculo existente a la introducción de las TIC en las empresas la falta de una cultura TIC propia. Pero lo mejor del día fue la mesa redonda que siguió a la presentación del estudio, con cuatro primeros espadas, cuatro, que hicieron el honor de actuar como padrinos de la criatura. No ahorraron buenas palabras ni acertadas críticas al estudio, y dio gusto verles y oírles en pleno ejercicio de su libertad de criterio y sabiduría empresarial y organizativa. Álvaro Arroyal, Director General de CABLEX, Javier Alonso, Director de Operaciones de IntexMedia, Servando Saavedra, Director General de SET Innovación y Software, y José Luis González, Director General de Fundación COMPUTAEX llenaron el auditorio de sentido común, con opiniones fundadas sobre este sector tan relevante, y a la vez tan poco conocido, de la economía extremeña. De las perlas habidas allí sólo me caben aquí algunas: “Existe en ocasiones falta de madurez tanto entre los que piden dinero (startups) como entre los que lo dan (financiadores varios, que no saben analizar proyectos altamente tecnológicos)”; “No se entiende muchas veces, por cuestiones del lenguaje, lo que son TICs, y sin embargo entán en todas partes, en todos los aspectos de nuestra vida”; “Tenemos que aspirar a ser productores de TICs, no solamente meros consumidores o implantadores, y hay en Extremadura sobrada capacidad para producir”; “La mejor forma de hacer fluir el conocimiento dentro del sector son las transferencias entre personas de distintas empresas por medio de la colaboración”. “El sector TIC es una T, es especializado y a la vez transversal, capaz de generar valor añadido realen todos los demás sectores”. Y esta última, muy intensa también: “Demasiadas veces, ni nos creemos ni nos queremos a nosotros mismos”. Toma ya.

PARSIMONIA(15-1-15)

Entre trozo y trozo de turrón, la asociación de expertos en marketing WIN/Gallup International publicó su informe anual de fin de año, tras preguntar a 65.000 personas de todo planeta acerca de su estado de felicidad y sus perspectivas para el año que acabamos de estrenar. A escala mundial, el 70 % de la población declara sentirse feliz, y un 53% dice que piensa que el 2015 será mejor año que el pasado. Pero las estadísticas resultan más interesantes cuendo entramos en matices. El país más optimista acerca de los próximos 12 meses es Nigeria, con un 85% de personas positivas, frente a un 19 % de españoles convencidos de que serán tiempos peores, un 29% de portugueses, un 34 % de franceses y un triste 52% de libaneses. El continente más feliz es África, con un 83% de personas encuestadas que se muestran felices; sólo el 12 % de los europeos occidentales creen que el año 2015 será un año de prosperidad económica. Siendo el centenario de 1914, inquirieron también los analistas si los ciudadanos empuñarían las armas por su nación: sólo el 25 % de las personas lo harían, frente a un 77% de los países árabes de Oriente Medio y norte de África. En Europa, oscilamos entre el 80% de finlandeses felices y el escaso 25 % de los griegos. Los países que mejor se sienten son Fiji, Colombia, Nigeria, y Filipinas, donde entre un 93 % y 86% de habitantes se sienten felices o muy felices. En el otro extremo de la lista, el de los tristes, están Italia, Bulgaria, Irak y Grecia, con entre el 41% y 25% de gente contenta. La conclusión más chocante, aunque conocida, es que muchos de los países menos desarrollados son bastante más felices, en general, que algunos de los más desarrollados, con la honrosa excepción en el último caso de aquellos especialmente igualitarios como los países nórdicos europeos. El desarrollo económico sigue siendo una cuestión esencial, como nos recuerdan Wilkinson y Pickett en su libro “Desigualdad: un análisis de la (in)felicidad colectiva”, porque la mejora en las condiciones materiales de vida es muy importante, pero llega un punto en el cual, cuando más tienes de algo, cada nueva parte contribuye menos a nuestro bienestar. Países y comunidades alcanzan cierto nivel de opulencia en el cual se producen rendimientos decrecientes, y entonces cada euro adicional genera menos calidad de vida, salud o felicidad adicionales. En un mundo donde generamos cada vez más bienes materiales y seguimos destruyendo activos naturales, necesitamos parsimonia. Desde Sócrates, entendida como templanza, es la virtud cardinal de moderar los placeres, procurar el equilibrio en el uso de los bienes creados, asegurar el dominio de la voluntad sobre los instintos, y mantener los deseos dentro de los límites de la honestidad. Es ser frugal, próspero, y prudente en el uso de recursos consumibles (como comida o agua), es optimizar el uso del tiempo y el dinero para evitar desperdicios, derroches y extravagancias. Es ser más feliz.

CIUDADES DEL FUTURO
(8-1-15)

Para 2030, se estima que el 60% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, donde ya habitan la mayoría de las personas, según el Banco Mundial. Las ciudades de todo el mundo crecen muy rápido. Más del 90% del crecimiento poblacional en países en desarrollo tiene lugar en las ciudades. Con una tasa de crecimiento de 4,87% anual, África es el continente que se urbaniza más rápidamente. Hay mil millones de pobres en el mundo urbano, y de ellos más de 750 millones viven en barrios o zonas desestructuradas sin refugio adecuado ni servicios básicos: 1/3 de la población urbana de países en desarrollo vive en tugurios. En España, el 80 % de la población vive en ciudades. En Extremadura, algo más del 40% reside en núcleos poblacionales con características urbanas, y en consecuencia la mayor parte de la población extremeña (casi el 60%) reside en el ámbito rural: en total existen 383 municipios, de los que 368 tienen menos de 10.000 habitantes, por lo cual se les considera núcleos rurales. Grandes investigadores como Arnold Toynbee o Peter Hall han analizado el fenómeno urbano, encontrando una correlación positiva y directa entre la creatividad y la innovación y el desarrollo de las ciudades, y que los factores detrás de la creatividad y la innovación son entornos sociales dinámicos, la llamada “clase creativa” de personas, las dinámicas de ciclos económicos de Kondratieff y Kuznet, las de lucha de clases de Marx, y las de destrucción creativa de Schumpeter. Los retos para las ciudades del futuro en materias como movilidad, energía, salud, educación, o pobreza, son inmensos, y están dando lugar a un gigantesco acervo de reflexiones multidisciplinares y propuestas tecnológicas para enfrentarlos. La Comisión Europa ha producido un informe sobre ciudades del futuro, y la palabra clave que aparece recurrentemente para gestionar la complejidad es “gobernanza”. En la visión contemplada dentro de este documento se concibe a estos hábitats artificiales nuestros como sitios de progreso social avanzado con un alto grado de cohesión, espacios residenciales socialmente equilibrados, y educación, sanidad y asistencia para todos; como plataformas para la democracia, el diálogo cultural y la diversidad; como espacios para la regeneración medioambiental; y, finalmente, como áreas de atracción y motores de crecimiento. Las ciudades deben ser motores de la economía, sitios de conectividad, creatividad e innovación, y centros de servicios para sus zonas colindantes. Una de las conclusiones esenciales de la Red de Iniciativas Urbanas auspiciada por el Ministerio de Fomento es la consolidación de los conceptos de area urbana funcional, áreas urbanas morfológicas y redes urbanas policéntricas, yendo mucho más allá de la ciudad clásica, abriendo el abanico para nuevas estructuras mixtas rural-urbanas o “Rurbanas” que podrían ser modélicas en nuestra región. La Comisión Europea señala una directriz de aplicación especialmente lógica en Extremadura: “las fronteras administrativas de las ciudades ya no reflejan las realidades físicas, sociales, económicas, culturales y ecológicas del desarrollo urbano, y nuevas formas de gobernanza flexible son imprescindibles”. Así, ciudades y gobernanza seremos tod+s.

NAVIDAD(23-12-14)

Se nos llenaron las calles de luces y música con campanillas, las mesas con adornos, las bandejas del correo electrónico de postales virtuales, las baldas de los supermercados de turrón, la televisión de anuncios de perfume, los valles de nieblas, los periódicos de anuncios de tablets y de móviles, las zonas comerciales de gente apurada, las cuentas corrientes de mordiscos de las tarjetas bancarias, la agenda de compromisos sociales, las noticias de eventos solidarios, los bolsillos de papeletas con participaciones para el sorteo del gordo, los cines de películas de temporada, las tintorerías de ropa de gala, los escaparates de esmokings y de vestidos con palabra de honor, las calles de perros abandonados, los bancos de alimentos de actividad redoblada, la boca de felicitaciones, la cabeza de propósitos o deseos para el nuevo año, los coches de los primeros hielos matutinos, los montes de cazadores, los cuellos de bufandas, las aceras de hojas caídas, los amaneceres de horas oscuras, las casas de belenes. Navidad. Qué buena época para depurar los espíritus, para esforzar el mejor lado de nuestros corazones, perseguir la armonía, echar cuentas de lo bien hecho y de lo mal hecho, entrenar la sonrisa, pensar y vivir lo nuestro y a los nuestros. Qué buen tiempo para celebrar la vida, cantar como sea, desear lo bueno, besarnos y abrazarnos entre nosotros, levantar los corazones, mirar al cielo, sentir el aire frío en la cara, pasear rozándonos, apelotonarnos en el sofá, no tener razón, contemplar con cariño, desear un mundo mejor, confabular planes de futuro, ser consciente de que tenemos 7.000 millones de hermanos, bendecir a los niños (y volver a ser un poco niño), agitar una pandereta, ser amigo incluso de los que no son amigos, buscar buenas razones para celebrar, cocinar con amor, beber entrelazando los brazos, saludarnos con alegría, soñar, soñar mucho y bueno, descansar de las rutinas, ir despacio, saboreando las cosas que nos gustan con todos los sentidos, llorar si hace falta o si apetece, mojarnos con champán, recordar lo bueno que nos dieron los que nos cuidaron, echar campanas al vuelo y hacer que retumben las paredes con música. Y hacer regalos, con ilusión. Mi regalo: un poema barroco de Sor Juana Inés de la Cruz, aquella ilustrada mexicana del S. XVII que escribió sus villancicos en español y en náhuatl, mostrando cómo su sensibilidad universal no desdeñaba los colores ni los sentimientos locales: “En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas? / ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento / poner bellezas en mi entendimiento / y no mi entendimiento en las bellezas? / Yo no estimo tesoros ni riquezas; / y así, siempre me causa más contento / poner riquezas en mi pensamiento / que no mi pensamiento en las riquezas. / Y no estimo hermosura que, vencida, / es despojo civil de las edades, / ni riqueza me agrada fementida, / teniendo por mejor, en mis verdades, / consumir vanidades de la vida / que consumir la vida en vanidades.” Feliz Navidad.

P2(18-12-14)

Nuestro planeta es una gran nave espacial visualizada originalmente por Henri George en 1879, en su tratado “Progreso y pobreza” sobre la naturaleza cíclica de la economía industrial, y el impuesto sobre el valor de la tierra como remedio. Allí George describe cómo esta nave, Tierra, es un “barco bien aprovisionado, en el cual navegamos a través del espacio. Cuando el pan y la carne escasean sobre la cubierta, abrimos una escotilla y encontramos un nuevo aprovisionamiento, con el que no podíamos siquiera soñar. Y el mayor poder sobre los servicios de los demás le corresponde a aquellos a quienes se les permite decir, cuando abrimos las escotillas: “Eso es mío”. Una de las peores fiebres en esta nave llamada Tierra es la fiebre del oro negro. “Todos somos astronautas”, decía Buckminster Fuller, que escribió, el año en que yo cumplí uno, su posición sobre los combustibles fósiles: “… podemos lograr que la entera humanidad tenga éxito por medio de una evolución industrial y científica devoralotodo, mientras no seamos tan idiotas como para seguir agotando, en un nanosegundo de historia astronómica, los recursos energéticos derivados de miles de millones de años de conservación de la energía en nuestra Nave Espacial Tierra. Estas reservas energéticas se pusieron en la cuenta de garantía de regeneración de la vida de esta Nave sólo para usarlos en funciones de auto-arranque”. Ambos temas se abordaron hace una semana en el Consejo de Ministros, que ha aprobado un proyecto de reforma de la Ley de Hidrocarburos que incluye medidas para incentivar el fracking (ignorando a Fuller) y mejorar los ingresos fiscales de aquellas comunidades autónomas y municipios en cuyos territorios o aguas se encuentre petróleo o gas natural (siguiendo a George). Actualmente, el registro del Ministerio de Industria recoge 57 solicitudes para investigar y explorar hidrocarburos, frente a las apenas 12 contabilizadas hace seis años; 48 compañías ya cuentan con el visto bueno del Ministerio para iniciar sus exploraciones, en toda España, casi todas ellas en zonas costeras. Lo que nos pasó desapercibido fue otro acuerdo de ese mismo Consejo de Ministros, aprobando transferir a las comunidades autónomas 10 millones de euros para gestión alternativa de purines. Como corresponde a un niño creativo, mi hijo nos planteaba el domingo una alternativa al petróleo: los pedos de las vacas. No le falta razón: debido a la cría de ganado se producen anualmente 115 millones de toneladas de gas metano o CH4. Una oveja produce siete kilogramos de metano al año, y una vaca hasta 114 kilogramos. Pero el método no sería ir con globitos detrás de las vacas, le expliqué, sino industrializar los residuos agro-ganaderos y agro-industriales para producir biogás. La Agencia Extremeña de la Energía ha anunciado que se promoverán 19 plantas de biogás en la región hasta 2020 a través del Plan de Bioenergía de Extremadura, y empresas extremeñas como Gexpurines trabajan en ello con éxito desde hace años. Frente al CO2, el CH4 y los P2 pueden ser nuestro oro negro.

(14-12-14)

HOY en abierto: tras la muerte súbita de mi blog, por cierre del proveedor JUX (descanse en paz), vuelvo a concentrar todos mis recursos web en este sitio. Todos los artículos que he escrito en el diario HOY, y todos los que vengan, estan aquí. Bienvenid+.

ROBOTS(11-12-14)

Casi nadie ha oído hablar de Karel Capek. Este escritor checo fue quien en 1921 dio nombre, en la obra teatral R.U.R., a los robots, prefigurando la figura del androide eficiente y carente de emociones. Pensaba llamarlos “Labori”, pero a su hermano Josef no le gustó la palabra, y le sugirió “Roboti”, derivado de la palabra eslava “robota”, que significa trabajo duro, o también aquel trabajo que un siervo debía entregar en el medievo, de forma intermitente pero forzada, a su señor. Existen los bots a secas, llamados también robots de internet: son agentes virtuales, programas de ordenador que realizan tareas automatizadas en la Red. Pero los robots que solemos imaginar son agentes físicos, máquinas electromecánicas gestionadas por un programa informático o un circuito electrónico, que desarrollan sus funciones de forma autónoma o semi-autónoma. El hombre siempre ha soñado con disponer de autómatas a su servicio. Desde antes de los inicios de nuestra era, en China, Egipto y Grecia hubo ya máquinas capaces de operar por cuenta propia, con la ayuda de aire comprimido, vapor de agua o agua, muchos de ellos combinados con relojes o instrumentos musicales. Incluso Leonardo da Vinci diseñó un robot hacia 1495, y el primero moderno, parecido a una tortuga con tres ruedas, fue construido por W.G.Walter en el Instituto Neurológico Burden, en 1949. Esta creación dio paso a los primeros robots programables, y de ahí a un despliegue enorme incluyendo humanoides, robots industriales fabricantes de automóviles, y más recientemente especies nuevas como los robots aspiradores caseros; o los robots de enjambre, programados colectivamente para funcionar en manadas; incluso nanorobots, máquinas microscópicas cuyos componentes tienen escala de micras, capaces de introducir medicamentos en sitios específicos dentro del cuerpo, o de reparar tejidos siguiendo el flujo de la sangre. Estamos presenciado el nacimiento de casos espectaculares. Un robot implantado en un coche puede conducir reconociendo el entorno en condiciones idénticas o mejores a las de una persona humana. ARTAS es capaz de realizar microimplantes capilares contra la calvicie, bajo la supervisión de un cirujano. HERB es un robot mayordomo diseñado para ayudar a los ancianos a cocinar, a limpiar, y a llevar a cabo otras tareas del hogar. PARO es una foca robot que ayuda a combatir la demencia senil, y el exoesqueleto HAL permite andar a personas con discapacidad. Aquí, en Mérida, Imasde ha diseñado y producido robots para taladrar en canteras, y Coveless, en Badajoz, instala robots en mesas formadoras de mosaicos. Los escritores Brynjolfsson y McAfee cuentan cómo se están diseñando hoy algoritmos de aprendizaje artificial para dar soporte a ejecutivos en la gestión de sus empresas, programas capaces de aprender ya a una velocidad mucho más elevada que la humana. Aunque recuerdan una frase antológica de Picasso: “los ordenadores son inútiles; sólo pueden darte respuestas”… Ahora que las máquinas comienzan a aprender solas, surge la duda: ¿será posible, como dice Stephen Hawking, que puedan llegar a tomar el control y a re-diseñarse a sí mismas para desbancar a los humanos?

SÁDICOS(4-12-14)

Tras largo análisis, he llegado a la convicción de que existe un grupo, posiblemente organizado en forma de secta secreta, de sádicos. Unos tienen oficios conocidos, otros son autodidactas o reconvertidos desde actividades útiles hacia labores nocivas para el resto de la humanidad. Estos sádicos están infiltrados en todos sitios y comparten un modus operandi refinado, encubriendo sus inclinaciones psicopáticas y la común aversión hacia sus semejantes bajo un manto de habilitación técnica, novedad metodológica, y absoluta legalidad. Fíjese, por ejemplo, en los que diseñaron el procedimiento para darse de baja de una línea telefónica, inspirado en aquellos métodos de tortura creados por la CIA en los años 1960. A medida que el cliente avanza por el farragoso camino del proceso de baja, va siendo degradado por medio de máquinas y de largas esperas a una posición de cada vez mayor debilidad. La misma compañía que nos recibió con flores y abrazos nos confunde con contraofertas y cambios de voz, y agota nuestra energía en una retorcida construcción con forma de laberinto por el cual acabamos vagando como fantasmas que olvidan cómo llegaron allí y qué querían hacer cuando teclearon aquel número de atención al cliente. Esta misma sensación nos invade al intentar ver una película en alguna de las cadenas generalistas de televisión, y a tres minutos del final somos agredidos con una descarga masiva de atiborramientos informacionales en formatos superpuestos de forma incomprensible hasta saturarnos. También hay sádicos infiltrados en el sector público: unos elaboran procedimientos y notificaciones no aptas para ser leídas por ninguna persona en su sano juicio; otros cuantos se han introducido en el sistema educativo disfrazados de docentes, y consiguen el completo aborrecimiento de niños y niñas hacia el placer de aprender y de leer; existe, también, según me informan, un subgrupo que ayuda a que los desempleados, bastante deprimidos ya por su difícil situación de tener que buscarse la vida en circunstancias complicadas, se sumerjan en una depresión aún mucho mayor de la que tenían antes de caer en sus garras. Las grandes corporaciones que producen alimentos industriales son un ecosistema especialmente adecuado para los sádicos, entre ellos los especialistas en diseñar etiquetas engañosas, que hablan de productos sanos, artesanos y naturales para describir agregaciones de materias químicas sin casi o ningún componente orgánico vivo, y también aquellos otros que dedican sus horas a imaginar envases abredifícil para ancianos y niños que requieren de la mejor utillería de acero alemán, suma destreza y mucho tiempo de un adulto entrenado para acceder a los presuntos alimentos. El último ejemplo, un caso que persigo desde hace años, pudiera ser uno de los sumos sacerdotes de la orden secreta de estos conspiradores contra el bien común. Se trata del desalmado pero aún desconocido inventor de las inaccesibles y cortantes tapaderas de los contenedores urbanos de basura amarillos y azules, a las que debemos enfrentarnos cada día miles de personas de buena voluntad cuando intentamos reciclar. Solo un sádico profundo pudo imaginar artefactos tan retorcidos.

PIZARRO(27-11-14)

Uno de cada cierto número de seres humanos es singular. No sabemos a ciencia cierta si es por causas hereditarias, si es cosa de genes o de memes, como dice Richard Dawkings en “El gen egoísta”, pero hay algunos únicos. Éste del título nació en Extremadura, con menos de treinta años se fue allende los mares, tras formarse y aprender su oficio en su propio Reino de origen. Conquistó más de lo que ninguno de sus paisanos creían posible, con un sabia mezcla de valentía, trabajo e ingenio, y tras fascinar a los indígenas, trocó con su conocimiento el esfuerzo en oro. Hoy es uno de los nombres españoles más conocidos fuera del país, y sin embargo, como casi siembre, en su tierra cacereña de origen es ahora cuando empezamos a reconocer sus méritos. José Pizarro dice que está en deuda con sus padres, que ellos le enseñaron cómo poner una buena comida en la mesa, día tras día. Nació en Talaván hace cuarenta y tres años, y es ya el cocinero español más famoso en Inglaterra, por el que se ha interesado el chef Gordon Ramsay. Nuestro paisano, que recibe merecidamente este año el premio “Extremeño de Hoy”, ha logrado realizar aquello que todo el mundo decía hace ya años que debía hacerse, pero casi nadie hacía. Tras trabajar desde el principio de su carrera en restaurantes extremeños y madrileños, llegó a Londres de la mano de una importante empresa de distribución, llamada Brindisa, una de las mayores importadoras de productos españoles en el Reino Unido. Pizarro es empresario vocacional: llegó a chef y accionista de la compañía de distribución, pero su propósito era tener un negocio propio. De esta ilusión y de su capacidad de trabajo nacieron dos criaturas en uno de los barrios donde viven los ejecutivos londinenses; un restaurante de tapas, y otro de cocina más elaborada. Son tan suyos que se reparten el nombre de su creador: José el primero, Pizarro el segundo, y con estas dos aventuras gastronómicas da trabajo a unos cincuenta profesionales, y de comer a unos 1.600 clientes a la semana. Si uno ve cualquiera de sus vídeos en Internet, entiende rápidamente otra de las razones del éxito del aguerrido extremeño, digno de compartir fama con aquel otro Pizarro famoso que conquistó el Perú: José ama los productos con los que cocina, los pone en valor, y los presenta con enorme cariño. Es una gloria oírle explicando cómo se prepara un filete de cerdo marinado con pimientos del piquillo, y presentando como ingrediente estrella, con su inglés indubitablemente españolizado, el “Pimentón de de la Vera, una paprika ahumada proveniente de Extremadura”. Pizarro cuenta cómo antaño, el aceite de oliva español se vendía en las ferias de alimentación en garrafas de 5 litros, mientas los italianos arrasaban en Londres con botellas de diseño de marca italiana, conteniendo aceite español. Cuanto cómo, gracias a Dios, fuimos mejorando. Y concluye con abrumadora razón: sin inversión en marketing y comunicación, es imposible triunfar.

GOOLTURA(20-11-14)

En aquellos tiempos, nos llamaban internautas. Utilizábamos módems que hacían ruidos como de animalillo electrónico para conectar nuestros ordenadores a la Red de Redes, gracias a servicios que eran el colmo de la modernidad, como se notaba en sus nombres: Servicom, Infovía, Teleline, Eresmas, Iddeo, Redestb, Arrakis… A finales de 1997 había en España 200.000 computadoras con acceso a Internet. Empezó a operar la banca virtual en la Red, escrita con mayúsculas, para resaltar su carácter único, como en la palabra griega que designó al libro religioso por excelencia en Occidente, la βιβλία. La RedIRIS de telecomunicaciones del Estado disponía de 17 nodos o puntos de acceso, conectados entre sí por siete líneas a la entonces impresionante capacidad de 2 MB por segundo (es decir, lo que gestiona ahora un simple móvil con 3G). En aquellos tiempos, personas de toda condición que no habíamos estudiado informática aprendimos a programar en lenguaje HTML, o utilizábamos el editor de páginas y gestor de webs llamado Frontpage, y nos emocionábamos cuando veíamos esas páginas, generadas por nuestros dedos sobre el teclado, aparecer visibles para todo el planeta, a todas horas. El número de webs, y de contenidos en las mismas, iba creciendo exponencialmente, igual que el debate acerca de cómo debía organizarse aquella avalancha de información para hacerla manejable. Nacieron entonces unas webs especiales llamadas “portales”, que aspiraban a ser las puertas al nuevo Universo virtual. Dónde.com fue el primero, creo, concebido como “una base de datos sobre recursos Internet en España” por un grupo de investigación de la Universidad Jaume I de Castellón dirigido por Jordi Adell. Algunos intuyeron que aquello era oro puro: un sitio por el cual todos los internautas pasarían para entrar en la red. Empezó una carrera comercial frenética. En 1999, Jazztel presentó el proyecto de su nuevo portal Ya.com. El 13 de marzo, Telefónica compró el portal Olé!, el mayor buscador español, por dos mil millones de pesetas. Cuatro días más tarde, Telefónica lanzó Terra, aspirante a portal a la Internet en castellano para todos los que utilizamos esa lengua cono idioma materno. En octubre de aquel año, Terra salió a bolsa, como muchos saben demasiado bien, siendo la primera compañía española de Internet en cotizar en el mercado de valores. Pero Internet es global, y no entiende de idiomas, o más bien entiende todos los idiomas. Yahoo descubrió que junto al portal web, era buena idea tener un motor de búsqueda o buscador: la verdadera puerta al Universo virtual. Entonces llegó Google, nacida en 1998, en bolsa en 2004: nada de portales, sólo una casilla blanca bajo su colorido nombre. La llave de la puerta del Universo, de la biblioteca virtual. Desde los tiempos antiguos, la cultura se constituye filtrando y jerarquizando información. Google es hoy más que el Gran Hermano de Orwell. Es la suma sacerdotisa del ritual de formación de la nueva cultura del planeta, sintetizada en la primera página de sus resultados de búsqueda. La cultura ha muerto, viva la Gooltura.

LOS CAMIONES POLACOS(13-11-14)

Pasé un buen número de minutos, conduciendo hace días, por una carretera secundaria extremeña tras un camión. Por fortuna, nuestras carreteras son realmente buenas, porque en estas infraestructuras se invirtió muchísimo dinero durante los años en que los fondos nacionales y los europeos eran boyantes y solidarios. Circulando muchos kilómetros detrás del camión, porque es una zona sinuosa, tuve tiempo para apreciar lo nuevo que estaba: brillante, con las ruedas perfectas, la pintura intacta, las matrículas sin un roce, el logotipo del fabricante impoluto. Recordé cómo todos nuestros camiones eran así a finales de los años 1990. Y cómo recorrían toda Europa, en pleno auge económico, en un alarde de dinamismo nacional y poderío exportador. Era aquella época cuando la estadística nos situaba a punto de convertirnos en la octava potencia económica mundial. Hoy, son los camiones polacos los que atraviesan orgullosos el continente, recién salidos de fábrica. El centro de actividad se ha desplazado hacia el norte y el oeste de la Unión Europea, y los Estados Miembros del sur sufrimos lo peor de esta crisis de la que en parte, reconozcámoslo, tenemos culpa. El pasado 30 de octubre, La Comisión Europea firmó el Acuerdo de Asociación con España por el cual se establece la estrategia para el uso de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos en todo nuestro país. El Acuerdo firmado allana el camino para invertir 28.580 millones de euros en la financiación de la totalidad de la política de cohesión para el período 2014-2020 (incluidas la financiación de la cooperación territorial europea, y de la Iniciativa de Empleo Juvenil). España recibe además 8.290 millones de euros para desarrollo rural, y 1.160 millones de euros para el sector de la pesca y el marítimo. Según reza el Acuerdo de Asociación, la inversión de la UE ayudará a “combatir el desempleo e impulsar la competitividad y el crecimiento económico mediante el apoyo a la innovación, la formación y la educación en ciudades, pueblos y zonas rurales. Asimismo, se fomentará el espíritu empresarial, se luchará contra la exclusión social y se contribuirá al desarrollo de una economía respetuosa con el medio ambiente y eficiente en el uso de los recursos”. Echando la vista atrás, ¿qué ha resultado de la aplicación de los fondos europeos? ¿Cuántos fondos llegaron; cuántos se fueron en los bolsillos de empresas nacionales y extranjeras que realizaron las carreteras y las demás infraestructuras? De los fondos que quedaron en nuestra región, ¿cuántos se destinaron a inversión productiva, y cuántos a chalés en la costa, o a marisco en Elvas o Madrid? ¿Cuántos reforzaron realmente el bienestar y la cualificación de las personas, el medio ambiente, la innovación y la competitividad de las empresas? Yo creo que una parte muy elevada se empleó bien, pero seguramente hubo actuaciones muy mejorables. Ahora es la última vez que Extremadura dispondrá de una posición privilegiada en la recepción de fondos europeos, y el período durará solamente siete años. Es absolutamente crucial que sepamos aprovechar esta oportunidad.

¿AQUÍ NO PASA NÁ?(6-11-14)

Una frase mítica de las que forman parte de nuestro imaginario colectivo más profundo tiene la capacidad de ponerme un poco nervioso. ¿Les suena aquella de “es que no me informan”? Es una de esas salidas muy nuestras que merece cierto análisis: para empezar, nuestro “esque” tiene carácter justificativo. Por ejemplo, al explicar Fulano por qué NO fue a ese evento del que le hablas, el “esque” deja claro de alguna forma que su voluntad, por supuesto, habría sido ir. Pero lo más sabroso es lo siguiente: “no me informan”. Claro: habría querido ir, aunque como nadie ha venido o ha penetrado en mi vida para transmitirme esa información, me lo perdí. La culpa, naturalmente, no es mía, de Fulano, sino de aquellas otras figuras indeterminadas que incumplen su obligación de hacer todo lo necesario para que yo me entere. La indolencia alcanza aún mayor grado cuando la conversación hubiera empezado por el Fulano del “esque” protestando porque aquí no pasa ná. “Aquí” vale para el pueblo, la región, o cualquier otra referencia geográfica que convenga al indolente. Si le dices que hubo tal cosa, aparece lo de que “no le informan”, y es entonces cuando me pongo un poco nervioso. Hay mogollón de gente haciendo cosas muy interesantes en pueblos y ciudades de toda Extremadura, y otro mogollón a los que lo que les pasa es que pasan de casi todo. Me quedo, sin duda, con los primeros, y les admiro, porque hay muchos, de todo tipo, haciendo cosas sin parar. Por ejemplo, el mismo día que se celebraba en Plasencia la Feria Regional de la Economía Solidaria, Colaborativa y Alternativa (la FRESCA), podías ir a la Feria Retrobadajoz, para admirar funcionando en Badajoz toda la cacharrería electrónica de nuestros años mozos. Días antes habíamos celebrado el seminario internacional sobre modelos de living lab y de fab labs dentro del proyecto CREALAB en Cáceres, donde el anterior fin de semana se hacía posible participar en la semana europea de la programación informática de la mano de Coder Dojo Cáceres, una iniciativa de la Asociación Robótica y Tecnología Creativa de Extremadura (AROtec), conocidos por el proyecto educarobot.org. Por cierto que la movida exnovadora cacereña seguramente se vea reforzada por el futuro FabLab que se están montando en la Escuela Politécnica: SmartOpenLab (@SolEpcc). Ahh, lo olvidaba, no le habíamos informado… bueno, pues en los próximos días podrá pasarse por la FuckUp Night, donde tres o cuatro oradores comparten sus historias de fracaso, en el espacio Co-nvento de Badajoz, o por el Encuentro de Valleys en torno a la comunidad Bellota Valley en Cáceres, o por el Foro Emprende que organiza el Gobierno de Extremadura en Badajoz, o por el evento Emprende Extremadura de la Asociación Extremde en Mérida, o puede apuntarse al Networking Fábrica de Ideas Verdes de Emprendenatura, o pasarse por la undécima edición del Festival PopArt en Cáceres. Aquí pasa mucho, y encima, si se fija, el 90% lo organizan personas como usted y yo.

LUZ
(30-10-14)

Empecé esta semana de buen humor y con energía, y pensaba escribir sobre el trabajo realizado por los integrantes del Grupo de Investigación “Agronomía” de la Universidad de Extremadura acerca de la “biofortificación agrómica” con selenio. Han puesta a punto una técnica para lograr que este mineral, auxiliar del sistema inmune, de la regulación de virus, del tiroides y los estados anímicos, antioxidante y anti-inflamatorio natural contra la artritis reumatoide, la pancreatitis, o incluso, el asma, pueda estar más presente en la dieta mediterránea. Iba a escribir acerca del buen trabajo de investigadores como Óscar Santamaría, Sara Rodrigo o María José Poblaciones, una muestra más de las infinitas posibilidades que ofrecen nuestro medio ambiente y nuestros campos para lograr un mundo mejor… pero no pude evitar percibir, como dicen en La Guerra de las Galaxías, una gran convulsión en La Fuerza. No me gusta escribir acerca de la actualidad mediática, porque creo que normalmente, injustamente, las buenas noticias ocupan sus márgenes y las malas su centro. Pero el temblor que ha recorrido nuestro país a raíz de las cincuenta y tantas detenciones como consecuencia de la operación policial con ese nombre de arbusto tan querido, el granado, me ha llevado a pensar en la innovación más urgente, la de la luz. De hecho, tengo la sensación de que todas las innovaciones sociales que estamos contemplando dependen de una esencial, la de nuestras instituciones. Hace años, el Banco Mundial publicó un informe titulado: “Sobre el desarrollo mundial: el conocimiento al servicio del desarrollo”. Se abre con estas palabras, que me marcaron y no he logrado borrar de mi cabeza: “El conocimiento se asemeja a la luz. Su ingravidez e intangibilidad le permiten llegar sin dificultad a todos los confines e iluminar la vida de los seres humanos en todo el mundo (…) Lo que distingue a los pobres -sean personas o países- de los ricos es no sólo que tienen menos capital sino también menos conocimientos (…) El conocimiento ilumina también todas las transacciones económicas: revela las preferencias, aclara los intercambios, orienta los mercados”. La oscuridad siempre ha sido terreno propicio para ladrones, violadores, asesinos. Pasillos oscuros, despachos a media luz, incluso las sombras dibujadas por las llamas de una chimenea o los focos de un club de alterne, han parido negocios sucios que, como el ébola, contagian a las instituciones democráticas y nos remueven desde los cimientos. Creo firmemente en la honradez de la inmensa mayoría de los políticos, de los funcionarios y de los empresarios. Creo que el mejor servicio que se les puede rendir, a los honrados y a los ciudadanos en general, es encender todas las luces, en todas las casas, haciendo visibles los rastros de los vampiros de aquello que es de todos, ahuyentando las sombras y la vergüenza que nos deja esta insoportable oscuridad. Luz para limpiarnos, para enfrentarnos a nuestros fantasmas, para recobrar la dignidad, para restablecer la confianza en las instituciones, para sanar nuestra sociedad, para abrir nuevos espacios de esperanza.

CO-LA-BO-RA-TI-VA(23-10-14)

Así es, decíamos ayer, como el escritor Jeremy Rifkin cree que será la economía del S. XXI. Rifkin preside una de las consultoras de prospectiva tecnológica más conocidas en el mundo (con clientes tales como Ángela Merkel), y enseña en una de las escuelas de negocios punteras, la Wharton Business School. Ahora vusualiza en su última obra ‘La sociedad de coste marginal cero’ cómo la economía de mercado dejará de ser la solución única, en los próximos años. Junto al capitalismo de mercado habrá, según Rifkin, nuevas fórmulas que se resumen en la economía del compartir (sharing economy) y colaborativa (collaborative economy), sustentadas en un mismo paradigma: co-la-bo-rar, trabajar con otra u otras personas en la realización de una obra, compartiendo los frutos de la misma. Enfrente, el viejo paradigma competitivo de trabajar contra otros, y retener los frutos. Para verlo más claro, esta nueva economía se define por lo que no es: no es “café para todos” como en el comunismo; ni “café para mí” como en el neoliberalismo; ni “menos café” como en el decrecentismo. Es, como la llaman los franceses, una merienda a la española: yo traigo café, tú traes té, y los dos tomamos las dos cosas. En la economía colaborativa no se diseña, se co-diseña; no se diferencia al productor del consumidor, sino que somos “prosumidores”, es decir, hacemos ambas cosas a la vez. Por poner un ejemplo, el compositor puede crear y distribuir su música a los que están interesados en ella, sin necesidad de una editora multinacional. Y a la inversa. Maravillas del mundo digital. Lo mismo puede hacerse con la energía: los hogares pueden producir energía y vendérsela al vecino. O comprársela. Suena a futuro sideral, pero la mayor parte de la producción de energía eléctrica de fuentes renovables en Alemania está ya en manos de cooperativas de productores locales, y no de las grandes compañías. Y lo siguiente: la Internet de las cosas permitirá, por ejemplo, que los vehículos vayan solos transportando cosas y personas por carreteras inteligentes. La causa de este proceso, dice Rifkin, hay que buscarla en el paradójico harakiri que se ha hecho la economía de mercado en busca de la máxima reducción del coste marginal, hasta llegar a cero. Por ejemplo, la producción de un disco tiene para la discográfica un coste muy elevado, pero su reproducción, es decir, las unidades de ese disco que se venden, gracias a la digitalización, tienen una coste muy parecido o igual a cero. O el caso de los SMS, que tienen un coste 0 para las compañías telefónicas, aunque las grandes empresas de discos (cada vez menos) y de telecomunicaciones (cada vez menos) no los sigan vendiendo con márgenes espectaculares. Por eso el compositor prefiere vender directamente, aparecen y triunfan empresas como Whatsapp, o el 25% de los adultos de Reino Unido usan ya Internet para compartir activos o recursos. Comunicaciones, energía y transporte, serán, como en el pasado, las claves de esta nueva revolución industrial.

NO CONSUMIR, SINO CONSUMIR(16-10-14)

Una curiosidad del mundo científico es la extraordinaria variedad de teorías opuestas que buscan explicar una misma realidad. En las ciencias naturales, resulta bastante claro que una predomine sobre otra porque, en general, los fenómenos son observables, relativamente replicables, y medibles, produciéndose acumulación de evidencias que permiten validar o refutar de manera lógica determinadas hipótesis de partida. Así, el mejor conjunto de explicaciones, constitutivas de una teoría, recibe la aceptación general, y se abandonan aquellas otras que, en términos científicos, son de peor calidad. Otra cosa son las ciencias sociales, porque las dificultades para replicar y medir con precisión son, en general, mayores, y los métodos están menos desarrollados. La teoría económica mayoritaria, de corte neoclásico, establece una relación directa entre desarrollo, crecimiento del capital y de la tecnología, y consumo, entendido como la adquisición de bienes y servicios. A más consumo, más crecimiento, definido como “aumento de la de producción total de un país con el paso del tiempo, medido normalmente como la tasa natural de incremento del Producto Nacional Bruto real” (Samuelson). A más crecimiento, en condiciones adecuadas de combinación de los recursos humanos y naturales, de formación de capital, y de tecnología, mayor desarrollo. Este modo de pensar constituye un verdadero paradigma que sirve de soporte al modelo económico capitalista, y ha sido el fundamento de las políticas económicas desde la Segunda Guerra Mundial. El colapso de las economías del socialismo real y la caída del Muro de Berlín vinieron a alimentar la idea de Fukuyama de que la historia ha llegado a su fin. Últimamente, al modelo económico de aroma liberal basado en el crecimiento le han salido dos competidores que parten de un fundamento distinto. Uno es la economía de lo que podría llamarse el procomún colaborativo, que está muy de moda por la promoción que le hace el futurólogo Jeremy Rifkin en su último libro, y de la que otra día tratará esta columna. La otra es la apuesta por el decrecimiento, sustentada por autores como el francés Serge Latouche. Pese al aroma de izquierdas de los decrecentistas, estas corrientes vienen a ofrecer una perspectiva totalmente alternativa, y consideran que “capitalismo más o menos liberal y socialismo productivo son dos variantes de un mismo proyecto de la sociedad del crecimiento”. Incluso los teóricos de la economía de estado estacionario como Herman Daly (con quien, personalmente, me siento muy a gusto), les resultan inscritos en el paradigma dominante. Para los decrecentistas el verdadero consumo consiste no en adquirirlo, sino en extinguir, en agotar el bien o servicio, permitiendo un uso razonable de los recursos planetarios. Consumir, pues, no consumir acumulando más y generando más externalidades negativas (basura, en román paladino). Reevaluar, reconceptualizar, restructurar, redistribuír, relocalizar, reducir, reutilizar, y reciclar, a fin de “afrontar los límites de la condición humana y la finitud de nuestro planeta para intentar resolver el reto de una “buena” vida o de la sociedad feliz”. No sé si ganará la apuesta Rifkin, Daly, Latouche o Fukuyama.

STARTUPS(9-10-14)

La realidad, en general, puede verse de maneras muy distintas, aplicándole categorías mentales distintas. A menudo, nos encontramos últimamente anglicismos en casi todos los ámbitos de la vida, en especial cuando se habla de tecnología y de empresas. Hay dos razones para ello, que en realidad están muy relacionadas. Por un lado, el inglés es a nuestra época lo que el latín a la de Benito Arias Montano y El Brocense: el idioma mayoritario para comunicarse en el ámbito internacional. Pero, por otro lado, denota claramente la supremacía anglosajona, en especial estadounidense, a partir de la Segunda Guerra Mundial. Es en las universidades y en los centros de investigación y desarrollo tecnológico del Norte de América donde han originado la mayoría de las teorías en materia de gestión de empresas y de economía en general, y una parte muy elevada de las tecnologías nuevas, que pueblan nuestras ideas y nuestra cotidianeidad. Por estas razones, y porque a veces no disponemos de palabras adecuadas para traducir el concepto original, acabamos, con más o menos pesar, empleando la palabreja inglesa, primero en ámbitos más especializados y finalmente en todas partes. He estado buscando, por ejemplo, traducciones al castellano para “empresa startup” y sólo me encuentro con “empresa incipiente”, “empresa naciente” o, en otro sentido, “empresa gacela”. El problema es que si en una reunión de trabajo hablo con colegas de cómo colaboramos con las “incipientes”, tengo que resignarme a que me pregunten de qué hablo, y solo cuando digo que hablo de “startups” me responden que mejor hubiera empezado por ahí. Así que, asumámoslo, hoy por hoy, esto de los anglicismos tiene mala solución. Este concepto de la startup, en inglés o en español, es interesante porque, en una de las simplificaciones de la realidad que empleamos para manejarnos (igual que hacemos con los modelos económicos, o con la distinción de los alumnos entre malos y buenos, y así nos va) … Bueno, perdón, me disipo. Decía que es interesante porque distinguimos muchas veces entre dos tipos de nuevas empresas: las “normales” y las “startup”. Y les damos un tratamiento diferente. Las empresas tipo startup son (siguiendo la definición, que me gusta mucho, de Eric Ries, el autor yanqui de “El método Lean Startup”, de obligada lectura para los que trabajamos con emprendedores): “una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de extrema incertidumbre”. Las nuevas empresas, en muchos casos, son clones de otras existentes, siguiendo un modelo de negocio, producto, política de precios o segmento de mercado preexistente al pie de la letra; pueden ser un buen negocio, pero no son startups. Las empresas tipo startup tienen una estrategia de rápido crecimiento basado en la innovación; intentan aprovechar a su favor, utilizando nuevos modelos de negocio o tecnologías rompedoras, eso que Schumpeter llamó tan poéticamente los “vendavales de la destrucción creativa”. Cuando vean una startup, la reconocerán fácilmente porque tiene prisa, mucha prisa, por hacerse mayor, por ser la nueva Microsoft, Facebook o Alibaba.

LA VÍA ES MÍA(2-10-14)

En un lugar de Extremadura, de cuyo nombre no voy a acordarme, no ha mucho tiempo que existía una vía del ferrocarril. Pasando el tiempo, creció el lugar. Naves industriales e instalaciones públicas deportivas fueron situadas al otro lado de la vía. Se hicieron carreteras y nuevas calles, y los ingenieros dispusieron la creación de dos túneles que, al hilo de las vías públicas, permitían el paso de vehículos automóviles, bestias e incluso personas, si bien estas últimas en peores condiciones. Especialmente, uno de los túneles se caracterizaba por no tener siquiera la mísera acera que sí ofrecía el otro, y cuando las personas lo atravesaban, era siempre en condiciones de clara desventaja frente a los carros con o sin motor, porque sólo les quedaba correr en un ¡ay! por el espacio de rodadura. El punto medio entre las viviendas del lugar, y las instalaciones deportivas y las naves industriales, se convirtió, con el paso de muchos pies por el mismo sitio, en una vereda mediante la cual las personas atravesaban la vía… por encima, para evitar recorrer los muchos metros de más que había hasta cualquiera de los dos túneles, y no tener que atravesarlos en un ¡ay! por dos veces, una a la ida, otra a la vuelta. Percatáronse los técnicos de esta arriesgada práctica informal y colectivamente decidida por la población, y diéronle solución tras una reunión en la cumbre entre ellos mismos. Una mañana apareció todo el recorrido de la vía vallado, y la vereda construida por los humanos cortada, y los ingenieros y los demás técnicos se miraban entre ellos con satisfacción porque habían resuelto el problema. Dos o tres días tardó en generar el flujo de personas, cual hormigas voraces, un boquete en el alambrada, reabriendo la vereda. “La vía es mía”, decían los técnicos, horrorizados por la quiebra de su sesuda solución al problema. “La vía es mía”, respondían los humanos que, empecinados en evitar el rodeo y el susto de los túneles, no renunciaban a seguir creando un problema a los técnicos. La vía decían los juristas que es pública, al igual que el parque, el río o la dehesa boyal, un bien comunal, procomún o de provecho común para todos esos humanos pertinaces y rebeldes que insistían en despreciar calladamente, pero con violenta decisión, las ingeniosas soluciones de los ingenieros de caminos. Ni los unos ni los otros habían leído a la única mujer premiada con el Nobel de Economía, Elinor Ostrom, que nos enseñó, antes de morir hace un par de años, ocho reglas para diseñar normas o instituciones al servicio de la gestión de recursos comunes. Por ejemplo, la que dice: “los acuerdos de opción colectiva permitirán que la mayoría de los que utilizan los recursos participen en los procesos de decisión”; o esa que reza: “se establecerán mecanismos de resolución de conflictos baratos y accesibles”. Posiblemente, si a Dña. Elinor le hubieran preguntado unos y otros, les respondería “La vía, queridos amigos, es nuestra”.

COMIDA ABIERTA(25-9-14)

Ya sé, ya se que dicho así suena a disparate. ¿Qué tienen que ver lo abierto y la comida, la velocidad y el tocino? Se lo cuento. A lo mejor si hablamos de software abierto ya resulta un pelín más entendible, y más aún si hablamos de software libre, que es otra forma de llamarlo. Pues de ahí viene esta historia. Lo abierto es hermano de lo CO- : cuando algo se libera, o se abre, es más sencillo compartirlo. Como explican en la Fundación de Software Libre, este es un asunto delibertad, no de precio. Para entender bien el concepto, debemos pensar en “libre” como en “libertad de expresión”, y no como en “cerveza gratis”. En inglés una misma palabra (free) significa tanto libre como gratis, dando lugar a cierta confusión. Software libre se refiere a la libertad de los usuarios para usar, estudiar, distribuir, y mejorar el software. De modo más preciso, se refiere a cuatro libertades de los usuarios del software: usar el programa, con cualquier propósito (libertad 0); estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo a tus necesidades (libertad 1); la libertad de distribuir copias, con lo que puedes ayudar a tu vecino (libertad 2); la libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie. (libertad 3). Todas estas libertades se establecen por el creador del software, o de cualquier otra obra de creación intelectual. Y ahora vamos a la comida. Dentro del gigantesco sector, o mercado, de la comida, la nutrición y los suplementos se está iniciando un curioso movimiento posibilitar el acceso universal al diseño, la estructura y/o los prototipos de nuevos productos. Esto es exactamente lo contrario de los que hacen los grandes grupos alimentarios, siendo pues iniciativa de productores y pequeñas empresas (como las que tenemos en Extremadura), que se quieren diferenciar de esta forma de la comida industrial, y reforzar su reputación ofreciendo un plus de valor y transparencia a sus consumidores. ¿Como? Pues de muchas formas. Por ejemplo, la Universidad de Wisconsin está ofreciendo sus semillas libres de derechos de propiedad intelectual. Si usted es agricultor, no se lo tengo que explicar, pero para los demás es importante saber que entre tres empresas (Monsanto, DuPont, y Syngenta) venden la mitad de las semillas del mundo, y todas están patentadas. En cereal y soja, casi no quedan semillas libres o abiertas. Por eso, muchas personas y organizaciones, entre ellas el CICYTEX en la Finca La Orden, tienen proyectos de I+D y bancos de germoplasma. El trabajo de los investigadores de La Orden-Valdesequera en este campo consiste en “conservar los recursos fitogenéticos que están en vías de desaparición debido a la erosión genética, provocada fundamentalmente por la introducción y uso de variedades modernas y uniformes en lugar de las variedades tradicionales, nativas o locales, y utilizarlos para obtener nuevas variedades”.Para asegurar que quedan semillas que sigan siendo de dominio público, comida abierta (y rica) para todos.

¿DE QUIÉN ES INTERNET?(18-9-14)
Se ha iniciado un intenso debate acerca de la neutralidad de la Internet. Discusiones como ésta parecen cosas de frikis, o como mínimo de técnicos, pero no se dejen engañar: tienen implicaciones de enorme calado para todas las personas, las empresas y las instituciones, y no solamente en el ámbito económico. Entran en juego elementos tan relevantes como la propiedad, la equidad y la libertad. Internet es algo raro, una Red de redes. Una buena forma de imaginarlo es el mapa de carreteras de España. Puede irse de Cáceres a Valencia siguiendo diversas redes de vías: por autopista, por carreteras nacionales, por carreteras comarcales, o hasta por caminos. La mayoría preferimos la autopista. Cuando enviamos y recibimos información por Internet, desde un PC o un móvil, básicamente estamos manejando paquetes de datos, que podríamos comparar con coches y camiones circulando por las diversas redes. Partiendo de esta analogía, las peculiaridades de Internet son muchas: aquello que recorre sus redes de cables son tonos de sonido o impulsos de luz, y no coches o motos con peso físico. Además, la Red de redes es verdaderamente enorme, dado que cada dispositivo, PC, tablet o smartphone puede funcionar como un nodo de la red que conecta con todos los demás, así que imaginen cuántas carreteras y caminos podemos tener en Internet. Otra cuestión es que Internet se ha convertido en algo imprescindible, y si desapareciera o no pudiésemos acceder a ella, sería parecido a eliminar de golpe todas las carreteras, puentes y caminos del mundo, una verdadera vuelta a la edad de piedra (algo, digo yo, no necesariamente mala idea). Y por último, Internet no tiene dueño, en principio. A diferencia de las carreteras, que suelen pagarse con dinero público, Internet tiene miles de millones de dueños de los cables y de los datos, conectados entre sí siguiendo reglas comunes que permiten su prodigiosa utilidad. Una de las grandes reglas es la llamada “neutralidad de la Red”, acuñada por el Catedrático de la Universidad de Columbia Tim Wu. Es el principio fundamental de navegación por Internet: cualquier usuario puede acceder libremente a cualquier parte de Internet, sin que ninguna persona o empresa censure los contenidos, ni manipule la red para hacer más lenta o más rápida la conexión a ese sitio. Para entender los riesgos, sepan que en China y en todas las demás dictaduras los gobiernos regulan qué pueden ver sus ciudadanos y qué no. Ahora, los defensores de la neutralidad están en alerta: los grandes proveedores de acceso a Internet de EE.UU. quieren derogar la neutralidad creando una red con dos categorías, una de ellas rápida, para aquellos sitios web o proveedores de contenidos que paguen por obtener acceso preferente a los usuarios. Algo así como una acera con dos carriles, uno para los que paguen, que pueden correr, y otro para los demás, en fila india. De esto va realmente la discusión acerca de quién es el dueño de Internet.

EL CAMPO DEL S. XXI(11-9-14)

El campo es uno de los ejes centrales de la Estrategia de Especialización Inteligente (“RIS3” o “ONE”), consensuada por todos los grupos políticos como plan director de lo que haremos en Extremadura con los fondos europeos desde ahora hasta el año 2020. El campo del siglo XXI, en palabras del Presidente regional en su discurso con motivo del Día de Extremadura. Dicho así, suena bien, parece algo moderno y deseable. Pero, ¿en qué consiste el campo del siglo XXI? ¿Cuáles son los elementos sobre los que habremos de trabajar para conseguir un campo del futuro mejor, capaz además de satisfacer las necesidades colectivas de los años venideros? Partimos de tres bases. Una es el sano y necesario debate abierto a toda la sociedad, previo a la implementación de acciones concretas, iniciado ya con la redacción de la Estrategia ONE, y que deberá continuar hasta 2020. La segunda es la constatación de que el campo supone el 95 % de nuestro territorio, y por eso es crucial cómo actuemos sobre él. En tercer lugar, disponemos de un amplio acervo de conocimientos, de centros tecnológicos y de investigación con calidad, de buenas infraestructuras de partida, de trabajadores y empresarios experimentados, de una clima excelente, y de una variedad y riqueza de suelos y espacios que ya hubieran querido tener para sí muchos pioneros mundiales en esto del campo, como Holanda o Israel, sesenta años atrás. Si nuestra ambición es convertirnos en jugadores relevantes en un escenario mundial futuro marcado por grandes tensiones para proporcionar soluciones a las demandas de unos 8.000 millones de personas, los ejes de desarrollo del campo extremeño del S. XXI podrían ser los siguientes: (1) Alimentos y (2) Energía serían nuestros objetivos más relevantes, al suponer la transformación de los recursos primarios de los que dispone nuestra tierra. Esta transformación de nuestros recursos naturales prestaría especial atención a una serie de parámetros a la hora de desenvolver las actividades productivas de explotación y conservación necesarias: (3) productividad y (4) sostenibilidad; (5) comercialización y (5) autosuficiencia alimentaria y energética; diseño e introducción de (6) nuevas especies y preservación de la (7) biodiversidad. Las actividades productivas podrían acompañarse con actuaciones de (8) formación técnica avanzada y de (9) educación ciudadana o aprendizaje práctico desde la edad escolar de los rudimentos de la agricultura, la ganadería y la cocina, así como con programas específicos de preservación de los (10) conocimientos y especies tradicionales y del patrimonio rural, en especial caminos e estructuras hidráulicas. Para terminar, existen claramente áreas de interacción muy frucS. XXItífera con las (11) Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, con el sector del (12) turismo, con el área de la (13) salud, así como las tecnologías para uso eficiente y la preservación del (14) agua dulce, en un mundo cada vez necesitado de suelos fértiles, alimentos sanos y ricos, energías renovables, agua potable, aire limpio y espacios para el disfrute de la naturaleza. Extremadura, alma; Extremadura, tierra; Extremadura, de vida llena.

LIBERTAS PHILOSOPHICA(4-9-14)
Una de las fechas que tengo apuntada en mi agenda es cada 17 de febrero. Ese día es el aniversario del aquel otro, corriendo el año 1600, en que quemaron vivo en la hoguera a Giordano Bruno. Nacido en las cercanías de Nápoles, cuando se encontraba esa parte de Italia bajo dominio español, este filósofo, teólogo, astrónomo, matemático y hermético defendió ideas anticipatorias de la ciencia moderna. Las más importantes fueron sus teorías sobre el Universo infinito y la multiplicidad de mundos, en las que rechazó la astronomía geocéntrica predominante en su época, y transcendió incluso (intuitivamente, eso sí) la por él apreciada teoría copernicana heliocéntrica, que mantenía la existencia de un Universo finito con una esfera de estrellas fijas. Hoy sabemos que no fue su negación de la inalterabilidad de los cielos, dogma aristotélico reafirmado en ese tiempo en que la Iglesia Católica se entrentaba a las reformas luteranas y calvinistas, la que motivó su persecución por el inquisidor Roberto Belarmino, sino cuestiones puramente teológicas. Sin embargo, Giordano Bruno se ha convertido en un símbolo de la defensa pertinaz y orgullosa de las propias ideas, en especial de las poco ortodoxas, en especial en tiempos de crisis. Un amigo, emigrado a Inglaterra hace un par de años, me contaba este verano que una de las cosas más difíciles para su hija, educada en un instituto de nuestras tierras, ha sido adaptarse a la educación anglosajona. “Porque allí no les obligan a memorizar”, me decía, “sino a investigar, a razonar y a defender tus argumentos continuamente. La ha costado un poco al principio, pero ahora está encantada con el sistema, y sin dudarlo va a continuar en una Universidad británica”. En nuestras latitudes somos bastante más amigos del adoctrinamiento de uno u otro color, que del juicio crítico. Creo que este país nuestro prefiere que las personas crean, y no gusta especialmente de que la gente piense. En eso, como decía un antiguo general, no se meta, mejor déjeselo a otros. Y si acaso pensase usted, mejor no hable, porque también nos enseñaron desde pequeñitos (no en mi casa, todo hay que decirlo), aquello de “niño, no te signifiques”. Herencia de siglos, parte esencial de nuestro patrimonio inmaterial. Corren malos tiempos para la lírica, decía Germán Coppini con Golpes Bajos ya en 1983, pero también para la poética, para la libertad de pensar, de expresarse, de opinar. Más si el que ejerce estas libertades es visible a través de un medio de comunicación como el que cobija estas líneas. Ha visto pasar la cabeza de más de un justo servida en bandeja como postre de un banquete ignominioso. Si me ven dejar la pluma dentro de un mes o de un año, y faltar a la cita con esta columna, no piensen que es por fatiga. Con casi total seguridad, será mi protesta formal, radical y callada por un ataque directo a la libertas philosophica. Prefiero entrar andando solito en la hoguera, cantando “Eppur si muove”.

REINICIO(28-8-14)

Hay libros que cuesta mucho terminar de leer, y otros a los que, al contrario, cuesta dejar de leerlos. Me he encontrado este verano con los dos casos a la vez. El uno es literatura prieta, de la que los expertos recomiendan y los legos solemos abjurar. Es Paradiso, de José Lezama Lima. Pocas veces me he encontrado tan inmerso en una obra, como si fuera visitante de un océano o una jungla, tan desconcertante como hermosa. Paradiso es narrativa singular escrita por un poeta, que sólo puede atravesarse a machetazos; a medida que pasamos, vuelven a cerrarse las lianas y el follaje tras nosotros, para envolvernos y hacernos sentir perdidos y diminutos en su barroquísima enormidad. Dice Cortázar que es obra para el lector-macho. Yo la veo casi para lectores-toro, minotauros capaces de embestir con bravura, capítulo tras capítulo, contra la historia de los Cemí-Lezama. El otro es de otra galaxia, un libro técnico de Zaid Hassan del tipo segundo, es decir, de los que no quieres terminar. Se llama, traducido, “La revolución de los laboratorios sociales – Una nueva aproximación para resolver nuestros retos más complejos”, y está escrita por el co-fundador de una de las consultoras más vanguardistas en la actualidad. Hassan ha analizado y ejecutado la metodología de nuevas fórmulas de gestión de la complejidad. Explica por qué la planificación nos está matando, y por qué el prototipado puede salvarnos. O dicho de otra forma, expone lo aprendido a través de proyectos en todo el mundo donde se utilizan desde inicios de este siglo métodos del tipo social lab, living lab, o similares: laboratorios de experimentación abierta centrada en los usuarios y con perspectiva holística o sistémica. Desde la India a Los Ángeles, pasando por Yemen u Holanda, se ven los efectos del paradigma que identifica estrategia con planificación. Seguir haciendo las cosas igual, basándose en planes y proyectos, implica pensar que pudiéramos prever el futuro hasta en sus menores detalles. La planificación es un medio de control centralizado de recursos, trabajo y resultados por parte de un pequeño grupo de tecnócratas. El resultado de Seguir Haciendo las Cosas Igual es una crisis global en todos los órdenes “humano, social, natural, y financiera, que tiene el potencial de llevarnos a un colapso general. Y la razón de esta situación es un idea zombi: la planificación”. Me parece muy adecuada la definición de Hassan de la idea zombi, porque cada vez es más evidente que aunque ya estén muertas, aunque ya no funcionen, seguimos muchas veces aferrándonos a ellas para Seguir Haciendo las Cosas Igual. Ya no sirve la vieja máxima de que habiendo voluntad y presupuesto lo tenemos todo. Necesitamos voluntad; y un equipo diverso que represente a todos los grupos de interés; y un enfoque experimental que lleve al prototipado rápido, la implantación, y la iteración corrigiendo en tiempo real lo que no funciona; y una visión sistémica que aborde los problemas desde sus causas raíces. Es necesario reiniciar.

REDES(21-8-14)

El 11 de diciembre de 1909 Guglielmo Marconi leyó su discurso de aceptación del Premio Nobel de física, terminando así: “Cualesquiera sean sus limitaciones y defectos actuales, no hay duda de que la telegrafía inalámbrica ha venido para quedarse y seguir desarrollándose. Debería hacerse posible transmitir ondas alrededor de todo el mundo; cabe que se descubra que la electricidad, viajando alrededor del globo, pueda ser concentrada en las antípodas de la estación emisora. Es posible que algún día enviemos mensajes a tan remotos paises utilizando muy poca energía eléctrica, y por lo tanto a un costo muy reducido”. Como buen científico, apostillaba: “Pero estoy dejando el mundo de los hechos, y adentrándome en el de la especulación. Sin embargo, con el conocimiento acumulado gradualmente acerca de estas materias, existe una promesa de resultados útiles e instructivos”. Marconi tenía razón. Fue uno de los padres de las redes de telecomunicaciones, pero las redes son tan antiguas como la vida. Hay redes informacionales entre ordenadores, sociales, biológicas, semánticas, energéticas, neuronales y neuronales artificiales, de carreteras y de ferrocarriles, espaciales, genéticas, de dependencia, de grafo aleatorio, de flujos. Cualquier persona podría dedicar su vida entera a estudiar las redes, y al final no poseería más que un entendimiento parcial de las mismas. Un tipo de redes particularmente curioso son las llamadas “de mundo pequeño”. En esencia, las redes de sistemas dinámicos pueden disponer de conexiones internas de carácter bien totalmente regular, bien totalmente aleatorio, o bien de una categoría interpolada entre las dos anteriores, es decir, con elementos regularmente conectados entre los que se introduce desorden. Los físicos Watts y Strogatz les pusieron este nombre en honor a la teoría del sociólogo Milgram, desarrollada en los 1960 en EE.UU., de que cualquier persona está a sólo seis grados de separación de cualquier otra (o sea que, tirando de conocidos, y estos a su vez de los suyos, conectas con cualquiera a través de sólo otras seis personas). Lo fascinante es que la tipología y la topología de estas redes de los seis grados de separación es esencialmente la misma que la del sistema neuronal del gusano Caenorhabditis elegans, la estructura de las redes eléctricas de la zona occidental de Estados Unidos, y las redes de contactos entre los actores de Hollywood o el gremio de los matemáticos. Desde el punto de vista sociológico, el modelo de redes de mundo pequeño se aplica a la teoría de grupos de afinidad, base de fenómenos como Wikileaks o Facebook. Las redes en forma de grupos de afinidad son movimientos sociales pequeños y semi-independientes con un fin común. Unos cuantos miembros de estas redes actúan como nodos de conectividad, interrelacionando así a las diferentes redecillas en red. Esta estructura es muy efectiva a efectos de mobilización y adaptación rápida al entorno, superando ampliamente en eficacia las estructuras jerárquicas del tipo clan o burocracia que describe W.G.Ouchi. Me suena que algo de todo esto deben conocerlo los estrategas de ciertos movimientos sociales recientes, ¿no creen?.

HAYQUE(14-8-14)

Cuando lleva uno bastantes años gestionando proyectos complejos, descubre que existe ese verbo misterioso que no aparece (todavía) en el Diccionario de la Real Academia. Es excepcional, dado que se conjuga solamente en un tiempo y un modo, el presente de subjuntivo, vaya usted a saber por qué. Es un verbo muy democrático, y lo utilizan por igual jubilados cuando contemplan desde la sombra cómo se excava en verano una zanja, expertos agarrados a cierta copa larga situada sobre una barra analizando las jugadas de unos tipos que dan patadas al balón, y académicos sesudos al describir estrategias imprescindibles para gobernar una gran empresa o una comunidad autónoma. El Hayque es uno de los verbos más apreciados de nuestro imaginario nacional, y suele emplearse desgraciadamente mal, como voy a argumentar, en segunda o tercera persona. Recordemos que la persona se refiere a quien realiza la acción del verbo, y el número expresa si la acción la ejecuta una persona o varias (singular o plural). Hayque se conjuga habitualmente en español como tú, él, ella, vosotros o ellos. Creo que existen pocos verbos que reflejen tan bien nuestro carácter patrio, ese que sospecho está también en los orígenes del espectáculo taurino en el coso moderno (frente al tradicional, ese de los Sanjuanes de Coria, donde el público siente las astas muy cerca): uno, o como mucho tres, pisan la arena, y todos los demás asisten desde el tendido a la acción, el riesgo y la resolución del problema. Los hayqueístas, ¡ay!, aún son mayoría; disponen de innumerables recursos para analizar a fondo la problemática que más les atrae y diseñar un gran plan de acción, que se empaqueta con el broche de oro del Hayque. A partir de ahí, siempre toca a segundas o terceras personas realizar lo diseñado. Por eso Hayquear es siempre limpio, perfecto: el que hace lo que hayque es mera herramienta. Si sale mal, la culpa es del que hace, por que no sabe; si sale bien, el mérito es del que hayquea con tanta sabiduría. Este excelente sistema latino tiene, como no, sus detractores. Martin Heidegger se empeñó en demostrarnos que el mundo no es dualista, que lo subjetivo y lo objetivo son lo mismo, y desde una perspectiva fenomenológica explicó cómo podemos trasformar estructuras, patrones y modelos mentales con la acción. Alain Badiou, que va más allá, piensa que con la acción podemos provocar acontecimientos que son rupturas de las leyes y los estados de situación, nuevas situaciones indiscernibles de partida que crean nuevas posibilidades, con lo que identifica necesariamente innovación con experimentación, con riesgo, con hacer. Lo verdaderamente innovador existe fuera de lo que existe actualmente, fuera de los modos de conocimiento convencional, pero no fuera de nosotros, porque es únicamente producto de la acción. Hayque hay que conjugarlo, pues, en primera persona: yo, nosotros … Nada es ajeno, ningún problema, ninguna solución. Somos los sistemas y las situaciones que queremos cambiar. Aquello que queremos cambiar es inseparable de nosotros.

GUASEANDO(7-8-14)

Iba yo por la calle sin intención de cotillear, lo prometo, pero capté al paso la conversación de dos amigas de mediana edad hablando de una tercera. La una contaba a la otra cómo había contactado con la que no les acompañaba, y que finalmente la telefoneó después de haber pasado una hora guaseando con aquella. Guaseando. Me fascinan algunos de estos neologismos que trae la tecnología. En tiempos de nuestros abuelos las personas aprendieron a “telefonear”. Recientemente, hemos convertido en algo normal “escanear” un documento con las máquinas que permiten digitalizarlos. Ahora la gente dedica bastante tiempo de sus vidas cotidianos a “guasear”, que no es usar de guasas u chanzas (esto sería “guasearse”), sino comunicar con otras personas usando una aplicación llamada Whatsapp. Igual que al “football” inglés lo convertimos en el “fútbol” español, hemos adaptado el nombre de este programa que viene a su vez de un juego de palabras (what´s up significa “¿qué pasa?” ó “¿como va todo?”), llevándolo al españolizado “guasap” y “guasear”. Parece mentira que este programita se creara en 2009, porque sus números son las propios de nuestra era tecno-optimista y globalizada. Whatsapp tenía 250.000 de usuarios en junio de 2009, 400 millones en diciembre de 2013, y 500 millones en abril de 2014, en menos de cinco años; de ellos, 25 millones estamos en España. Estos usuarios envían la friolera de 700 millones de fotos y 100 millones de vídeos cada día a través de este sistema de mensajería por Internet. Evidentemente las magnitudes se reparten de forma desigual entre los usuarios: yo, personalmente, envío un mensaje cada dos días, más o menos; mi hijo envía unos 100 al día. El pasado 2 de abril Whatsapp anunció un nuevo récord diario: 64.000 millones de mensajes gestionados en un sólo día, lo que da la alucinante media de 128 mensajes al día por cada usuario. Teniendo en cuenta que yo envío 0.5 al día, debe haber alguien “guaseando” a un ritmo de 257 mensajes cada día. Según datos de The App date, España es el primer país de Europa en penetración de smartphones o teléfonos listos, de esos que pueden gestionar todo tipo de programas y navegar por Internet, principales soportes de aplicaciones (Apps en jerga coloquial) como el Whatsapp. Existían aquí 27,6 millones de smartphones a finales de 2013 (en el año anterior eran 18), lo que implica que unos 4,5 millones de personas tienen más de un smartphone. Existen en España 7,3 millones de tablets (el año anterior eran 2,2). El número de usuarios activos de Apps supera los 22 millones (12 el año pasado). Y más números curiosos: 1 de cada 3 usuarios lleva su smartphone al baño. El 72% no lo apaga cuando se va a dormir. El 80% no se despega de él ni para comer. Únicamente el 1,5% lo deja en casa cuando se va de vacaciones. El 75% no lo desconecta para ligar o practicar sexo. ¿Dónde estamos los españoles en los rankings mundiales? Guaseando.

DICEN LOS EXPERTOS(31-7-14)

Ha trascendido estos días un informe que solicitó el Ministerio de Competitividad español a la Comisión Europea sobre el estado de la Investigación y el Desarrollo Tecnológico (I+D) en nuestro país. El grupo de expertos European Research Area Committee (ERAC) ha realizado lo que se denomina en el argot una revisión entre iguales, es decir, de colega a colega. Es relevante mencionar que se trata de un grupo verdaderamente independiente, compuesto por cinco representantes de países de la Unión Europea (Bélgica, Alemania, Estonia, Francia y Suecia), cuatro no adscritos, y dos representantes de la Comisión que han estado visitando España e interactuando con los principales actores del Sistema español de I+D+i. Y dicen los expertos: “si tomamos el Sistema como un todo, más allá de las islas de excelencia que existen, vemos que su funcionamiento se ha visto inhibido por la fragmentación en su gobernanza, tanto horizontal como vertical. El Sistema se ha visto sujeto a rigideces institucionales que evitan un flujo efectivo de personas y de conocimiento. Carece de una metodología efectiva de evaluación tanto al nivel de calidad de la investigación, como institucional y política, y hay sólo parcialmente un sistema de inteligencia para formular políticas”. La crítica es muy útil, pero muy dolorosa, porque evidencia nuestro grave retraso nacional. Y muchos científicos que conozco, especialmente aquellos con más experiencia internacional, saben que es una crítica correcta. No olviden que somos el país que inventó el “que inventen ellos”, y desde entonces la I+D ha sido una maría para nuestras instituciones y nuestras empresas, con honrosas excepciones que sólo confirman la regla. Dicen los expertos que hacen falta más recursos, sí, pero a condición de utilizarlos en un marco de largo plazo, políticamente consensuado, y dentro de una reforma estructural que asegure un uso más eficiente y efectivo del dinero público. Sólo así se asegurará la contribución de la I+D a la recuperación económica española. Dicen los expertos que los mejores sistemas de otros países se guían por niveles superiores de evaluación y de rendición de cuentas de los resultados de la investigación, y que, además, aquí se necesita una alianza nacional para un partenariado público-privado orientado hacia la innovación, y coordinación estrecha entre las agencias nacionales y las autonómicas. Dicen que el número de pequeñas y especialmente medianas empresas haciendo I+D es muy insuficiente, que es importante promover una cultura y un mercado nacionales más proclives a la innovación, que debemos crear una agencia estatal verdaderamente autónoma capitana de las reformas, y que debemos apostar por una implementación de las estrategias de especialización inteligente integrando los recursos de apoyo en verdaderas redes operativas. Dicen, en fin, que lo más urgente es promover una verdadera carrera científica basada en el talento, permitiendo la incorporación masiva al Sistema de jóvenes investigadores, y creando un camino alternativo que aleje estas carreras del modelo vigente de funcionariado público. Mucho me temo que alguien acabará diciendo a los expertos que se vayan a inventar soluciones a otro país.

LA TRAGEDIA DEL PROCOMÚN(24-7-14)

No voy a hablarles del último estreno del Festival de Mérida. La tragedia que nos ocupa es una teoría económica expuesta en 1968 por Garrett Hardin, referida a los llamados “bienes comunes” o “procomún”. Esta palabreja define en términos jurídicos cosas muy importantes, como el agua dulce, el aire, los bosques, las dehesas boyales, la biodiversidad, el petróleo, Monfragüe, los parques de las ciudades, o las neveras comunitarias que hay en muchas oficinas. La teoría analiza aquellos casos en que los individuos, actuando de manera independiente y económicamente racional conforme a su interés particular, lesionan el interés del resto del grupo social al que pertenecen agotando un recurso común. Estas situaciones vienen de antiguo, y son conocidos pleitos medievales sobre pastos públicos entre dueños de vacas y ovejas (éstas segundas apuran más la hierba y la esquilman), aunque actualmente se abordan desde perspectivas técnicas como el desarrollo sostenible o la teoría de juegos. Ryan Somma ha explicado muy bien esta teoría de la tragedia del procomún con pitufos. Imagine la aldea de los pitufos, donde viven exactamente 100 individuos que, como es sabido, no se reproducen. No sabemos si esto ocurre porque carecen de pitufín, o porque no les gusta pitufar, pero el caso es que no se reproducen. Los pitufos son objeto de dos tipos diferentes de explotación comercial: por un lado, unos productores audiovisuales habilidosos se han inventado una serie con sus aventuras, que chifla a los niños de todo el mundo; por otro, hay un mago malo llamado Gargamel que quiere cazarlos para convertirlos en oro. En esta explicación los pitufos son el recurso natural, el procomún, y se entiende fácilmente que los dos tipos de explotación son diferentes: los productores de la serie les hacen trabajar, pero no reducen el número de pitufos. Sin embargo, Gargamel necesita cargarse un pitufo cada vez que fabrica oro, por lo que cuando atrapa a uno de estos duendecillos azules, la población total de pitufos se reduce. Lo importante del asunto es que los pitufos no son de nadie, sino de todos, pero algunos les sacan rendimiento particular, y en ocasiones, como Gargamel, se montan un gran negocio a costa de pulirse pitufos sin coste alguno: los toman de la naturaleza sin pagar, ya que son de todos y de nadie a la vez. Son recursos que necesitamos todos, que son derecho de todos nosotros, del procumún, por el simple hecho de existir. Afortunadamente, las leyes del mercado no son leyes naturales sino constructos humanos, y se pueden cambiar. Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía en 2009 por estudiar caso de pitufos, perdón, por estudiar muchos casos de la tragedia del procomún sobre el terreno real, concluyó que estos recursos se puede gestionar, y evitar que se produzcan tragedias donde perdemos todos: definiendo bien el recurso escaso y en riesgo, administrándolo por medio de una comunidad fuerte de personas responsables, sancionando a los Gargameles, e incentivando a los que producen riqueza sin destrozar. Así de facil.

NUEVOS LENGUAJES(17-7-14)

María Soriano Rodríguez es un nombre mencionado recientemente en los medios de comunicación regionales. Ha contado la historia de Isabel, una mujer de treinta años que en la última posguerra española va a buscar trabajo, y al atravesar el umbral, lleva consigo el miedo. Al otro lado de la puerta no solo hay un funcionario. Está su pasado. María explica escuetamente en la web que ella es licenciada en comunicación audiovisual. Que ejerce como ayudante de dirección desde hace 7 años, en proyectos de ficción, trabajando de cerca con grandes directores. ­‘Al otro lado de la puerta’ es el primer cortometraje de esta realizadora nacida en Badajoz en 1982, que ha participado ya en veinte certámenes y lleva cosechadas menciones en diez de ellos. Dentro de dos días se inicia el Festival Internacional Cinematográfico Ópera Prima en Extremadura, el Novelísimo, que durante una semana completa traerá a Hervás parte de lo más granado de las primeras obras, obras noveles, de la cinematografía mundial y española, y entre estas obras está la de María Soriano. Me ha llevado a pensar en este tema la declaración de principios del Novelísimo: ‘El objetivo principal del Festival es destacar a los jóvenes talentos a nivel internacional y especialmente de nuestra región. Apostar a través de nuestras actividades por la cultura y el turismo es otro de los objetivos prioritarios, ya que son los pilares fundamentales de Extremadura’. Toma ya. Y esto lo dice un grupito de jóvenes que son capaces de organizarse por segundo año para mostrar el talento ajeno, a través de 500 cortos y largos presentados y once finalistas, y de paso el suyo, el talento de los componentes de la Asociación Plano contra Plano. Como es también evidente el talento de los integrantes de la Asociación Cultural Mórrimer (Producciones Mórrimer de nombre artístico), que llevan ya 13 ediciones de su certamen de cortos ‘El Pecado’, justo en la otra punta de Extremadura, en Llerena. Hace unos meses pude expresar en la Asamblea de Extremadura mi temor por las limitaciones que arrastramos colectivamente, y en concreto, entre otras, por nuestras discapacidades lingüísticas en idiomas (incluyendo el materno), en lenguaje matemático, y en lenguaje visual. El visual es especialmente difícil de aprehender, porque no somos aún conscientes de los efectos del proceso de concentración global de imágenes y estereotipos en que estamos inmersos. Dominar los nuevos lenguajes es relevante tanto para posibilitarnos entender las historias de los demás mundos de este mundo, como para ubicar adecuadamente nuestras realidades culturales propias en el sistema global, y defender su valor. Los nuevos lenguajes estimulan la tolerancia y la valentía creativa, y nos hacen capaces de disfrutar y de competir en un mundo muy complejo. Cuando yo era pequeño, era el inglés y como mucho el alemán. Hoy son las matemáticas avanzadas, el chino y lenguajes multimedia basados en la imagen. Cuando veo cómo muchas de las personas más jóvenes que nos rodean manejan estos nuevos lenguajes universales, sé que tenemos futuro.

5 RETOS PARA LA UNIVERSIDAD(10-7-14)

Recientemente Fast Company, una de las revistas más conocidas en el gremio de la innovación, ha dedicado un artículo a los grandes retos que afronta la universidad en el futuro inmediato. El detonante de esta publicación fueron datos estadísticos oficiales en EE.UU, alertando de la reducción, por primera vez en treinta años, del número de estudiantes por razones puramente demográficas, fenómeno parejo al que ocurre en España. Ahora que la gran preocupación de la universidad patria es la sostenibilidad financiera, el artículo plantea retos mucho más allá, dando lugar a una oportuna disquisición acerca de “sostenibilidad financiera – ¿para seguir igual?”. Aquí van los cinco temas. 1º: promover un aprendizaje y forma de pensar trans-disciplinares, particularmente sobre cuestiones científicas y técnicas como elementos transversales, y en entornos donde se pueda producir una mezcla de mentes creativas con otras enfocadas al emprendimiento. En muchas universidades norteamericanas se integran ya los procesos académicos con los de prototipado e incubación de proyectos. 2º: asumiendo el aprendizaje actual como un proceso de 24 horas al día, que además desborda el espacio físico de las aulas, gracias a las posibilidades que ofrecen metodologías como los MOOCS (cursos masivos, abiertos y a distancia por Internet), las instituciones de educación superior se enfrentan al reto de generar y mantener una oferta equilibrada entre la educación presencial y la educación virtual. 3º: ofrecer a los estudiantes una experiencia vital que les prepare para ser personas activas y saludables, lleva a una configuración de los campus cada vez más orientada a la sostenibilidad ambiental y a la existencia de infraestructuras de salud y bienestar. Los alumnos valoran por igual la experiencia académica y la no académica durante sus años universitarios. 4º: la tecnología aparece no solamente en las clases, sino en los comedores universitarios, las bibliotecas, las áreas administrativas y las zonas deportivas, dada su generalización en forma de aparatos transportables, lo que genera un alto nivel de exigencia sobre las infraestructuras TIC de las universidades, sus posibilidades de ubicuidad, e incluso, da ocasión para reflexionar sobre las posibilidades de integración de la inminente generación de dispositivos como las Google Glass, y cómo pueden afectar negativamente o potenciar los procesos y métodos docentes actuales, en busca de la mejor experiencia educativa posible. 5º: progresivamente, se estima como lo más probable que se irá pasando de una financiación generalizada por número de alumnos o criterios similares, hacia modelos fundamentados en indicadores de rendimiento y calidad. Estos modelos posiblemente generarán una “re-definición de las prioridades docentes y de las inversiones hacia el éxito de los alumnos, y un re-enfoque de la posición relativa y las responsabilidades de la institución universitaria hacia sus alumnos y hacia la totalidad de la comunidad que la sustenta”. Esta re-orientación afectará a las subvenciones públicas que recibe la universidad, a sus sistemas de incubación de proyectos, sus proyectos de i+d, y a las relaciones con las empresas. ¿Estará nuestra Universidad preparada para responder a este tipo de retos?

MUJERES AL PODER(3-7-14)

Cuando se plantean debates acerca de la guerra de sexos, me suele dar por utilizar la misma metáfora: una sociedad que no aprovecha el pleno potencial de las mujeres, es como una persona que solamente utiliza la mitad del cerebro. En nuestro país tenemos cierta tendencia al africanismo o a ser bastante moros, y abundan visiones de roles claramente diferenciados para mujeres y hombres, situando inevitablemente a las primeras en peores condiciones de desarrollo profesional y en otras muchas esferas de la vida social. Este asunto, que da para charlas infinitas en la barra del bar o durante las sobremesas, comienza a verse de forma diferente al abordarlo desde determinadas ópticas pertenecientes al ámbito de la llamada economía de los ciudados o economía basada en el contexto. Concretamente, las aportaciones de Sabine O´Hara, Decana en la Universidad de Columbia, ayudan a entender el proceso económico de manera mucho más completa a como se ha venido estudiando. O´Hara constata una evidencia: todo necesita de cuidados. Las personas y las cosas no pueden desatenderse, y las atenciones a personas y a cosas se encuentran en la base misma del sistema productivo, constituyendo un fundamento esencial del mismo. Los trabajadores necesitan reposo y alimento, los niños y ancianos atenciones especiales, las casas mantenimiento. El sistema productivo actual funciona porque agentes casi mágicos e invisibles procuran estos cuidados, muchas veces sin remuneración alguna; y, en una abrumadora mayoría de los casos, estos agentes son mujeres. La autora norteamericana concluye que la decisión de devaluar estos servicios cruciales para la economía no es casualidad, sino consecuencia de sesgos de valor que dan preferencia al uso sobre la conservación, al trabajo sobre el ocio, al mercado sobre los hogares y las comunidades, a la cultura sobre la naturaleza, y a la razón sobre la emoción. Prevalece la ética utilitarista, que lleva al “cuanto más, mejor”, sobre la de los ciudados y la preservación. Carol Guilligan defiende, en esta misma linea, la existencia de una clara diferencia entre la ética de la responsabilidad basada en las relaciones (típicamente femenina), frente la ética de justicia basada en reglas y castigos, (típicamente masculina). Ambas éticas deberían combinarse, y debería reconocerse la complementariedad de actividades productivas y ciudados como dos dimensiones económicas a las que se debe asignar todo su valor, más allá de los términos que establezca el mercado. No puedo evitar pensar que si la ética femenina de la responsabilidad hubiera tenido una papel más destacado durante los años del crecimiento testosterónico y disparatado del ladrillo, otro gallo nos cantaría. Sé que si descontase el efecto de las manos femeninas en el entorno de mi propia vida, mi carrera profesional no habría llegado a la mitad de lo que ha sido. Creo que nuestro país lleva demasiado tiempo trabajando sólo con la mitad del cerebro. Quizás sea buena idea cambiar el paso, asegurando que las mujeres tomen el poder; algo me dice que la cosa iría, a no mucho tardar, mucho mejor.

DEFORMACIONES(26-6-14)

El mayor obstáculo para nuestra innovación somos nosotros mismos. El universo, cuando se observa desde arriba, es algo más parecido a un fluido que a una roca, según dicen que dicen los ángeles, verdaderos expertos en esta materia. Sí podemos dar fe, a nuestra pequeña escala y desde tiempos de Heráclito de Éfeso, de que todo fluye (“panta rei”, todo fluye en griego). En los mismos ríos entramos y no entramos, pues somos y no somos los mismos: el río (que es el mismo río) cambia a cada instante casi por completo, así como va cambiando el bañista. Para comprobar esta afirmación filosófica, observe una foto suya en la playa del pasado año, y otra de hace quince años, y encontrará pruebas irrefutables de la verdad del paso del tiempo, de la entropía, de la oxidación. Pero, inevitablemente también, todas las personas, nos bañemos o no en ríos o playas, tenemos natural necesidad de estabilidad para progresar y ser felices. A tal punto llega esta necesidad, que hemos dedicado una parte muy importante de nuestras energías humanas a crear enormes civilizaciones pretendidamente estables conformadas por sistemas complejísimos de naturaleza ora física, ora cultural. De un lado, asombrosas ciudades y redes de conexión por aire, tierra, agua e internet, que nos permiten vivir en sociedad sin rozar nunca, si quisiéramos, la tierra en su estado natural, pasando nuestros días en un entorno estrictamente artificial. De otro lado, hemos edificado rascacielos de conocimiento, un inmenso acervo teórico cada vez más alto, que abarca todos los campos del saber, pero asentado (¡ay!) sobre cimientos ideológicos, llamados paradigmas o arquetipos, que a veces ya no valen. Durante muchos siglos creímos profundamente, aceptamos como paradigma, que la tierra era plana y que el sol giraba en torno a la tierra. En el río de todas las cosas de Heráclito, una parte fluye y cambia, pero hay otra (el cauce) que es relativamente permanente, y guía el movimiento del agua. Nuestros paradigmas son cauce de nuestras ideas, formando una unidad armónica y dinámica; pero resulta imprescindible asumir que aquello que sabemos es imperfecto, y que estos paradigmas deben evolucionar a medida que el conocimiento avanza. El mayor obstáculo para nuestra innovación son nuestras ideas paradigmáticas, nuestras convicciones más profundas e inalterables, que en ocasiones, con cada vez más rapidez, se demuestran tan equivocadas como la de que la tierra es plana. La mejor forma de innovar es aceptar el comportamiento dinámico del universo, del que formamos parte, dudar de lo que sabemos, y escuchar lo que saben otros, o incluso sólo intuyen; aceptar desaprender lo aprendido; abrir la mente a todas las posibilidades, deformándola conscientemente en un ejercicio de plasticidad; entender la necesidad de nadar como un salmón contra la corriente de nuestras ideas más antiguas, nuestros juicios y nuestros prejuicios. Dejar de formarnos, en definitiva, y en el momento adecuado deformarnos, para aprender de nuevo meciéndonos con humildad dentro de nuevas ideas, buscando fluir al ritmo del resto de todo cuanto es.

FAB LABS(19-6-14)

Éstos, aunque son barbarismos, resultan fáciles de reconocer: Fab va por fábrica o, mejor aún, hacer. Lab se refiere al sitio y método de experimentar y prototipar, y al equipo que lo hace. Cuando vea la foto de un Fab Lab, posiblemente no entienda qué es realmente, igual que no se puede describir la sensación de correr mediante la imagen de unas zapatillas, ni podemos aprehender los aromas de Monfragüe contemplando el dibujo de una cigüeña negra. Como descubrieron hace ya siglos los peregrinos, el camino se descubre andándolo; muchas de las cosas mejores de la vida son casi inexplicables, y únicamente aprendemos experimentándolas. En un Fab Lab lo de menos son las máquinas, aunque sean espectaculares. Lo esencial son estelas de personas palpitando al unísono en torno a un proyecto; es la vivencia de trabajar en comunidad y para una comunidad; es el íntimo placer y el delicado protocolo de compartir. Una de las cosas que define a estos sitios espacio/tiempo es la premura de lo abierto, de la fluidez del conocimiento, y del asentamiento de la noción de autoridad sobre sus verdaderas bases: el respeto al que sabe por lo que sabe, en el más amplio sentido de la palabra: saber explicar, saber hacer, saber cooperar. La Universidad de Standford los define como laboratorios locales que permiten inventar dando acceso a herramientas para la fabricación con tecnologías digitales. Cuando volvíamos del Fab Lab de León, que visitamos para preparar el evento donde nos concentramos el sábado pasado en la sede del Centro Tecnológico Industrial de Extremadura en Los Santos de Maimona, estábamos impregnados de la ética del lugar y de sus personas. Tres reglas son básicas en un Fab Lab: cooperar en seguridad, no causando daño ni a personas ni a máquinas; conservar, porque todos son responsables del correcto uso y de todo el mantenimiento, desde la cortadora láser hasta la máquina de café; y documentar, de forma que cada proyecto salido del laboratorio se describe paso a paso para que cualquier persona de todo el mundo pueda reproducir lo que hemos hecho, modificarlo o mejorarlo. Los de la Fab Jam del 14 de junio, cuyo lema fue “movilidad ubicua”, parieron en Los Santos (diseñaron y construyeron las piezas de): una mochila de seguridad para ir en bici, con sensores para coches e intermitentes para girar; a R2D3, un robot capaz de medir espacios cerrados con un chip de Arduino; y el Casco Inteligente para bicis, con avisador luminoso si un coche se aproxima demasiado, y luces led en la visera, conectadas al GPS del móvil, para indicarnos cuándo girar con antelación mientras vamos pedaleando. Tres proyectos fabricados por 25 personas en 9 horas. Nosotros nos lo guisamos, nosotros nos lo comemos, porque sabemos. Los Fab Labs no son esencialmente cacharros; son, como casi siempre, personas. Hay tanto talento fantástico en Extremadura discretamente oculto que muchas veces me pregunto qué debemos hacer para lograr que nuestra sociedad lo aproveche mejor. Quizás, sencillamente, dejarles hacer.

PRECISÁNDOLA(12-6-14)

En aquel tiempo, los hombres empezaron a volverse sedentarios, y asentándose donde se daban mejores condiciones, iniciaron durante el Neolítico el tránsito desde la recolección, la caza y la pesca, hacia la agricultura y la ganadería, cultivando en el Creciente Fértil mesopotámico los primeros cereales, leguminosas y lino. 10.000 años más tarde, nuestro reto es alimentar a 7.000 millones de personas, sin reventar definitivamente al planeta Tierra, consiguiendo el mejor aprovechamiento posible de las tierras disponibles. En su “Novísimo tratado teórico práctico de agricultura y zootecnia”, escribió en 1890 Joaquín Ribera que tanto en agricultura como en silvicultura, “las tierras y las riquezas que contiene son los primeros agentes indispensables de la producción vegetal”. Para Ribera, la divergencia entre agricultura y silvicultura reside en la distinta función desempeñada por trabajo y capital: “no será exagerado suponer que el trabajo necesitado por el ejercicio de la agricultura, a igualdad de superficie, es más del céntuplo del necesitado por el cultivo del bosque… El arte forestal puede prescindir de instrumentos, de máquinas, lo cual no es posible en agricultura”. Unos 120 años más tarde de publicarse este tratado, un grupo de personas no muy grande, pero sí muy relevante, analizó el sábado pasado en CENATIC (Centro Nacional de Aplicación de las TIC basadas en fuentes abiertas, situado en Almendralejo) tecnologías inalámbricas de monitorización y control en entornos abiertos y rurales, y la Internet de las Cosas aplicado a la agricultura de precisión. Había expertos del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex), de la Universidad de Extremadura, y de empresas grandes y pequeñas, rodeados todos ellos de pequeños stands llenos de cosas como sensores basados en software y en hardware libre, o esos avioncitos llamados drones capaces de tomar y elaborar imágenes multiespectrales cuyo análisis sirve a los tractores y robots para procesar sus actuaciones sobre los terrenos de cultivo. ¿Qué hacen estos pioneros aún minoritarios pasando su sábado en Almendralejo, rodeados de aparatos extraños, y hablando de campo? Visualizar el futuro, precisar la agricultura. 10.000 años después de que plantásemos los primeros cereales en las riberas del Éufrates, sabemos ahora que una de las mejores formas de sobrevivir y, posiblemente, crear mucha riqueza, será la Agricultura de Precisión. Estas técnicas iniciadas en América del norte y del sur en los años 1980, crecidas a toda velocidad con el desarrollo y el abaratamiento tecnológico, permiten un estudio detallado de la parcela, haciendo posible aplicar cada tratamiento de manera localizada. Es una vuelta al tiempo en que los labradores trabajaban sus terrenos a pie, conociendo cada particularidad de su tierra, dónde necesita más semillas, o más riego o más fertilizante, pero sabiéndolo hoy con el apoyo de la tecnología. Al producirse la primera mecanización, el agricultor pudo trabajar más terreno, peroperdió el conocimiento personalizado: las máquinas trataban de modo uniforme toda la superficie. La Agricultura de Precisión permite reducir costes, mejorar la rentabilidad de los cultivos, y disminuir el impacto ambiental. Precisamos de la agricultura; precisémosla.

¿ VUELVEN LOS HIPPIES ?(5-6-14)

Ellos quizás no lo saben, pero están ya gestándose en las entrañas de los institutos y de las universidades. Es posible que, cincuenta años más tarde, la rueda del tiempo vuelva a pasar por las ideas clave de la contracultura de aquellos años. Vean cuáles eran: empoderamiento de las personas, descentralización cultural y política, vida comunal, concienciación ecológica, búsqueda de niveles superiores de consciencia, aceptación del uso de sustancias estupefacientes ilícitas, y conciencia política radicalmente libre. El movimiento hippie se desarrolló a partir de estudiantes descontentos y desapegados de la cultura dominante en la clase media norteamericana, abrazando músicas y literaturas alternativas creadas por la élite “beat”. Los hippies veían a sus padres como una generación dominada por el materialismo, reprimida, y dispuesta a aceptar decisiones políticas inasumibles como la de emprender la Guerra de Vietnam. El icono hippie era un hombre de pelo largo y barba mucho más larga que lo considerado normal para la época. Ambos sexos tendían a imitar el estilo afroamericano, y la mayoría de la sociedad consideraba esos pelos largos como una ofensa, sinónimo de suciedad, o cosa de mujeres. El hecho de usar el cabello largo, y su forma particular de vestir, actuaba como una señal de pertenencia y una muestra de su actitud contestataria y contracultural, a la vez también tolerante hacia movimientos como la homosexualidad o el amor libre. Vestían ropa poco convencional, y preferían organizaciones cooperativas, dietas alimenticias con productos ecológicos o vegetarianas, y prácticas médicas próximas al holismo. Dicen que Ronald Reagan, siendo Presidente, los definió como “un tío con el pelo como Tarzán, que camina como Jane y que huele como Chita”. La mayoría de los hippies no tuvieron una clara orientación de activismo político, salvo por su rechazo a la guerra, pero existieron subgrupos que sí eran muy activos en este ámbito, llamados Yippies, surgidos de la fusión entre hippies psicodélicos y activistas políticos de izquierdas. Este ala del movimiento hippie se hizo muy conocida porque sus intervenciones de protesta estaban cuajadas de sentido del humor, como cuando asaltaron con teatro de guerrilla la sede de la Bolsa de Nueva York, arrojando billetes de verdad y de mentira sobre los traders de valores con traje de la sala central, que se tiraron a atraparlos frenéticamente. Los yippies aspiraban crear una “Nueva Nación” basada en la instauración de instituciones alternativas y cooperativas que desplazarían al sistema existente. No tuvieron mucho éxito, como es evidente. Pero, según parece, algo está ocurriendo ahora. No es muy conocido que “Hipster” proviene de la misma raíz y momento histórico que “Hippie”. Mark Greif considera a los Hipsters como los «modernos» contemporáneos, identificables por sus ideologías de origen bohemio y sus vestimentas y complementos inconfundibles y un poco retro, moda cultural indicativa de una estructura social con intensificada ansiedad económica y disminuida movilidad de clase. Si se pasean por el festival Contempopránea, o contemplan despacio a algunos de los líderes de Podemos, podrán intuir la punta de este iceberg.

EL RAPTO DE EUROPA(29-5-14)

En 1991 empecé a echar profesionalmente los dientes entre pilas de Diarios Oficiales de las Comunidades Europeas, y acumulo ya 23 años en contacto con programas y proyectos europeos. Durante este tiempo he podido ver evolucionar las normas y el espíritu de la Unión, y recuerdo cuando en los 1990 era todavía una Comunidad. Lo primero que alcanzo a constatar es, en mi modesta opinión, la paradoja nominal: a más pretencioso el nombre (Unión, Constitución), menos Europa real hemos tenido; con la excepción de la moneda común, el Euro. Europa era, cuando yo tenía veintitantos, un proyecto ilusionante, e incluía elementos políticos, sociales, culturales, geopolíticos, y por supuesto económicos. Hace días rodaba por la autopista de camino a la clásica reunión de gestión de un proyecto europeo, y recogí a Jose, que marchaba por el arcén tirando de una maleta de tamaño considerable. Mi autoestopista-copiloto venía de Badajoz, de las 800, y andaba hacia Málaga para buscarse la vida, con un ojo hinchado por la patada del que había intentado, la noche antes, robarle su maleta. Jose es europeo de pata negra, nacido en Alemania, hijo de emigrantes, y aunque habla el idioma de Angel Merkel mejor que el Cervantes, tiene inequívoco aspecto ibérico. Pasamos una buena hora de viaje, pero cada palabra suya era un puñetazo en mis oídos. Poco rato después de dejarle otra vez en un arcén tirando de su maleta, rumbo al sur, me encontré discutiendo, usando un argot incomprensible para los no iniciados, pormenores de un proyecto de cooperación internacional cofinanciado con fondos europeos. Europa de pata negra, también, pero otra Europa. Pasé todo el camino de vuelta como el que despierta en medio de la noche y sigue en duermevela, suspendido aún en las redes del sueño, y las palabras de Jose se mezclaban con la jerga técnica, y ambas eran Europa. Jose era la de las personas, las que vienen de padres separados, salen de las 800 y tiran de una maleta, mientras con una sonrisa te cuenta, esa europa, que no quiere vivir de la droga, que se vino del norte buscando el calor de España, y encontró un país donde hay ya tantas leyes como en Alemania, y hasta el clima empieza a parecerse. Nuestra Europa-jerga-técnica, el mismo día un poco más tarde, hablaba de hombres-hora, de justificaciones, de indicadores, de plazos, de paquetes de trabajo. Me acordé del cuadro de Rubens, el de la joven fenicia de Tiro recostada sobre los lomos del toro blanco que la transporta a Creta, imagen mítica mil veces reproducida, y pienso hoy si no será una estampa anticipatoria, cuando las mismas imágenes vienen de Grecia, de Italia y Portugal, de Irlanda, de los suburbios parisinos y londinenses, de las carreteras españolas, mostrando a las claras que Europa ha sido raptada a las personas por poderes, estructuras y economía. Ovidio narra en Las Metamorfosis: “Se asusta Europa, arrancada a su litoral abandonado, asiendo con la diestra un cuerno …”. Zeus, devuélvenosla.

LA CLASE CREATIVA(22-5-14)

Cuando llega uno a Angulema (o Angoulême, su nombre francés) después de pasar por la gran ciudad de Burdeos, se tiene una sensación parecida a la que nos invade, por ejemplo, viajando desde Madrid hasta Mérida, igualmente situada al borde de un hermoso río: placidez. Angulema también tiene origen romano, unos 43.000 habitantes, y museos interesantes. Pero hay dos cosas muy diferentes: la primera, por allí pasa el tren de alta velocidad; la segunda, hay 1050 empleados cualificados, y decenas de empresas, del sector de la imagen y el videojuego. La semana pasada, durante una visita de estudios en el seno del proyecto europeo CREALAB, co-financiado por el programa SUDOE, atravesábamos sala tras sala de Normaal, una de las compañías que fabrican series de dibujos animados para la televisión francesa y otros muchos clientes de todo el mundo. Visualizamos a los guionistas; a quienes desarrollan screenplays o libretos; a los que diseñan personajes; a los que los animan; a los que realizan los escenarios donde se mueven; a los que iluminan cada escena; a post-productores, introduciendo efectos especiales; a los que sonorizan la serie; a los actores que prestan sus voces; a los músicos. Muchos, especialistas salidos de una de las seis escuelas técnicas y universitarias de la ciudad; otros, venidos de las seis esquinas del país o del resto de Europa. A principios de los años 1970, víctima de la crisis industrial, Anguleme inició el camino hacia una nueva economía, y comenzó a organizar el Festival de tebeos más importante de Europa. Claro, la ciudad no paró ahí. Entendió que su apuesta por la imagen, a partir del comic, pasaba por la formación, la producción, las nuevas tecnologías, y sobre todo por generar, atraer y retener talento: de ofrecer un entorno de vida a las personas creativas, esos profesionales capaces de aportar mucho valor a las actividades económicas tradicionales. Empezamos a comprender, con los modelos económicos de Lucas y Glaeser, lo esencial que es el capital humano, y cómo las ciudades y regiones que apuestan por el talento son más innovadores y crecen más rápido. Richard Florida publicó en 2002 su estudio sobre la clase creativa, acerca de esas personas muchas veces cualificadas, otras sin formación convencional, capaces de crear nuevas cosas y formas, y organizadas en dos grandes grupos: uno, central, relacionado con la ciencia, la ingeniería, la educación, la informática, las artes, el diseño y los medios; otro, de trabajadores del conocimiento en proyectos relacionados con la sanidad, los negocios, las finanzas, el sector legal y la formación. El capital intelectual no depende de cuestiones genéticas ni geográficas, sino de la actitud, como demuestran claramente la calidad de los participantes extremeños en el proyecto CREALAB, o el dombenitense Diego Estrada de Mr. Boho, o la villafranquesa María Lemus de María Ke Fisherman, o talentos emergentes como la cacereña Chloé Bird. Somos los demás quienes debemos creer en nuestra clase creativa para que nos ayuden a llegar a ser, como son ellos, de talla global.

ECONOMÍA DE PAPEL(15-1-14)

El tigre de papel es un concepto chino tradicional, y viene a significar aquello que aparenta ser una amenaza, pero en realidad es inofensivo. La economía de papel, en cambio, aparenta ser inofensiva, pero en realidad es una amenaza. Hay, hoy, dos economías, la “Economía real”, y la denominada “Economía financiera” o de papel. Simplificando en 500 palabras una cuestión de complejidad enorme, llamamos “Real” a la compraventa de cosas tangibles, y “Financiera”, igual de real que la anterior, a la economía intangible: consiste en mercados (¿nos suena, esto de los Mercados?) e intercambios en los que se compran y se venden, no ya cosas, sino derechos legales, o papeles que incorporan estos derechos, sobre las cosas físicas. Históricamente, estos derechos se apuntaban en papeles (que evidentemente, no se pueden comer, ni beber, ni vestir, ni satisfacer necesidad humana básica alguna). Actualmente, no son papeles sino casi siempre simples anotaciones electrónicas, que registran al titular y su derecho en un ordenador. Los mayores de 40 años recordarán perfectamente aquellos viejos billetes del Banco de España donde ponía que esta alta institución “Pagará al portador 100 pesetas”, pesetas que eran piezas de metal de un valor igual al propio metal del que estaban hechas. Eran tiempos en que la cantidad de billetes era equivalente al oro que guardaba un país en sus arcas públicas. Pero luego empezó el proceso de financiarización de la economía: compraventa de derechos sobre materias primas y el resto de cosas, sin intención, normalmente, de disponer de la cosa en sí, sea ésta una tonelada de maíz o un barril de petróleo crudo Brent. Cuando leemos que el petróleo Brent bajó un 0,13%, en realidad la noticia reza: “el barril de crudo Brent para entrega en junio cerró hoy en 107,89 dólares en el mercado de futuros de Londres, un 0,13% menos que al cierre de la sesión anterior”. Es decir, baja el precio a futuro acordado en los mercados de futuros y derivados por los inversores, que cada día compran y venden la misma cosa, especulando con estos productos financieros, operando masivamente con préstamos, buscando la mayor ganancia posible, como es normal en la lógica del negocio. En 1970, se dedicaba el 90% de la financiación en los mercados de futuros a productos agrícolas, y el 10% a metales preciosos. Hoy se estima que aproximadamente un 75% de los créditos se destinan a productos financieros, y un 10% a mercadear moneda, financiando la financiación; sólo el restante 15% financia lo físico-real (productos agrícolas, metales, materias primas energéticas). En Alemania, la economía real y financiera tuvieron casi igual tamaño hasta 1970 (el PIB era igual a los activos financieros), pero en 2010 la economía de papel era ya cuatro veces mayor a la real. En Islandia, pasó de ser igual, a ser 15 veces mayor en apenas ocho años, entre 2000 y 2008. ¿Cómo se siente usted viviendo dentro de una burbuja financiera que tiene ya unas 30 veces el tamaño de nuestro planeta?

HÍBRIDOS Y LIMAS(8-5-14)

Llegando la primavera, Extremadura adquiere su aspecto más alegre, como ocurre con todo el sur de Europa. Los pastos y sembrados verdean, las hojas fosforescentes de las viñas destacan de nuevo sobre sus troncos oscuros, y dehesas y montes se llenan de colores espectaculares. Todas las flores merecen atención, pero posiblemente las orquídeas sean las reinas de nuestra flora. Afortunadamente, ha aumentado la sensibilidad de una población que empieza a entender su importancia como indicadores de salud de nuestros ecosistemas, y asume de manera inteligente y sensible la norma de no arrancarlas del suelo donde crecen. Se ha multiplicado el número de aficionados a estas bellezas naturales, que aprenden a conocerlas y a fotografiarlas, y comparten sus mejores tomas en blogs y en exposiciones. Una de las manifestaciones más curiosas son sus híbridos, como el de de Ophrys Fusca x Ophrys Speculum, de los que se siguen encontrado casi cada año algunos nuevos. Las orquídeas (orchidaceae) hibridan de manera natural con bastante facilidad, es decir, realizan cruzamiento genético entre especies del mismo género, e incluso entre géneros diferentes. Como dice la Guía de Orquídeas editada en 2006 por la Junta de Extremadura, los híbridos “muestran caracteres intermedios entre las especies (parentales) de los que proceden, en ocasiones difíciles de determinar”. Y debe ser también cosa de la primavera, ahora que vienen las elecciones europeas, empezamos a ver híbridos políticos curiosos. No hay más que leer con un poco de atención las 41 candidaturas diferentes que se presentan, para encontrar algunas hibridaciones llamativas. Luego, están los híbridos políticos individuales, verdaderas innovaciones ideológicas. El otro día conocí a uno de liberal x marxista, o li-ma, como me decía con guasa. Liberal en las soluciones y marxista en los análisis. El LIMA dice que el gran capital es el único gran beneficiado por el Euro, y que está aplastando progresivamente a los obreros, pero también a todos los pequeños empresarios y autónomos, haciendo que casi desaparezca la clase media, y acentuando así la lucha de clases, cuya exacerbación resultará inevitablemente en conflicto sociales graves y una menor calidad de vida para todos, salvo los muy ricos. Tras su análisis marxista, propone como solución una refundación general de la sociedad, de corte liberal clásico, con muchas menos normativas y funcionarios de los que tenemos ahora. La receta incluye pocos ingredientes, pero bastante intensos todos: salir del Euro en primer lugar, para recuperar la soberanía monetaria, y tener así mayor margen de acción macroecomómica, más allá de la degradación de la economía social de mercado. Achicar todo lo posible el estado, dejando en pie, a nivel nacional, sólo al Parlamento, a Hacienda, al ejército y a la diplomacia para funciones de defensa exterior, y las bolsas de las pensiones y del desempleo. En las comunidades autónomas mantendría únicamente los hospitales, y todas las demás funciones las traspasaría a manos de ayuntamientos y pequeñas comunidades similares a las del oeste americano, libres y auto-organizadas. Debo reconocer que este híbrido me ha dejado pensando.

LIVING LABS(1-5-14)

Hasta que no les encontremos otro nombre, son Living Labs, o laboratorios vivos, si se castellaniza el término, aunque, le prevengo, nadie los llama así. En los laboratorios solía haber señores y señoras de bata blanca lanzando rayos catódicos contra un trozo de metal, o inyectando líquidos de colores a ratones blancos, realizando investigación. En los Living Labs los de bata blanca son parte de un ecosistema centrado en los usuarios, con principios de innovación abierta, que suele operar en un entorno geográfico definido (una ciudad, una región … ), integrando procesos de investigación con procesos de innovación, y entidades públicas junto con privadas. En el laboratorio clásico se genera conocimiento; en el Living Lab se generan productos y servicios. La cosa viene de antiguo, del 2006 (hace ya 8 años, o sea, mucho tiempo en este mundo acelerado), y se inició como una nueva forma de hacer en el mítico MIT (Massachusetts Institute of Technology). Doy fe de que el mítico MIT existe, porque estuve una vez, y hay extremeños, como Félix Lozano, que han andado por allí bastante tiempo estudiando a fondo. Para explicarlo en cristiano, el Living Lab es un lugar, un método y un protagonista. El lugar tiene pinta de laboratorio, con aparatos raros de aspecto interesante (y en eso no se diferencia casi de un laboratorio clásico), pero sí es distinto en que encuentras cosas a medio hacer, prototipos que se parecen a objetos conocidos con alguna característica singular, herramientas normales en sitios inusuales, y cosas así, que nos recuerdan que aquí trabajan en un producto o un servicio hasta el final, hasta estar en puertas de producirlo comercialmente. La segunda diferencia es el método: en el laboratorio clásico se genera y se protege el conocimiento; en el living lab el conocimiento se comparte, para que los demás te den ideas y te ayuden a mejorarlo. La tercera diferencia es el protagonista: en el laboratorio clásico el elemento central son los datos; en el living lab son los usuarios. Por ejemplo, en un Living Lab dedicado a los mayores, son los propios mayores los que prueban físicamente las tecnologías, los prototipos de todos los productos y servicios que pasan por allí, dicen lo que les parece, y su palabra es ley. Así funciona el Senior Lab, el primer living lab que se puso en marcha en Extremadura, por parte del Centro Tecnológico Industrial de Extremadura (CETIEX). Ahora llevamos unos días como locos, porque participamos en algo llamado CREALAB, un proyecto del Cluster del Conocimiento de Extremadura mediante el que se pretende crear el primer Living Lab general y regional aplicando este método. La idea es que las mejores cabezas creativas de Extremadura puedan demostrar a los sectores más tradicionales las posibilidades reales que tienen de hacer las cosas de otra manera, de competir mejor, de salir del charco de la innombrable C, que nos tiene aún un poco bloqueados, pero a la que podemos ganar el pulso. Contra la C, Cree, y Crea.

BIODIÉSEL(24-4-14)

En 2013 se conmemoró el centenario de la muerte de uno de los inventores cuyo apellido se ha hecho más conocido en nuestro azul planeta. Veinte años antes de su misteriosa muerte en el Canal de la Mancha, había diseñado en la empresa MAN, para la que trabajaba, un nuevo tipo de motor que funcionaba según principios físicos distintos de los que entonces se utilizaban en vehículos de carga. En 1897, los primeros motores diésel salieron de la fábrica de Augsburgo, tras presentarse en la Feria de París como los primeros del mundo que quemaban aceite vegetal (de palma y de cacahuete). Al poco tiempo, aquellos motores inventados por Rudolf Christian Karl Diésel empezaron a utilizar como combustible una materia prima que entonces era mucho más barata: el petróleo. Después, el petróleo se fue haciendo más y más y más y más caro, como es lógico en un bien que tiende a agotarse (porque no es renovable), y los ingenieros se fueron haciendo más especialistas y economicistas, y menos filosóficos (salvo algún raro ejemplar del que puedo dar fe). Es poco conocido que Rudolf Diésel fue también verdadero ingeniero social, creador de una obra singular en 1903, llamada “Solidarismus”, donde proponía una tercera vía alternativa entre el capitalismo y el socialismo, una economía solidaria con participación de los trabajadores en la financiación, producción y distribución de productos, por medio de cooperativas, “Cajas Populares”, y el “libre y justo acuerdo de los hombres mediante el trabajo, la unidad y la caridad”. Volviendo a los motores, resulta que a la vuelta del siglo recupera su sentido quemar, en lugar de petróleo, aceite vegetal, en su actual forma sofisticada llamada biodiésel, un biocombustible líquido que se obtiene a partir de lípidos naturales como aceites vegetales o grasas animales mediante procesos industriales de esterificación y transesterificación, y sirve para preparar sustitutos totales o parciales del petrodiésel o gasóleo obtenido del petróleo (Wikipedia dixit). Comprenderán que esté yo muy contento porque mañana se inaugurará a bombo y platillo la planta de producción de biodiésel “Greenfuel” de Los Santos de Maimona, después de muchos años terminada pero nunca operativa por cuestiones de mercado. Sé bien que lo de este producto tiene detractores, porque consideran que tensiona al alza los precios de los alimentos. Pero también sé que Brasil, por ejemplo, es considerado la primera economía en lograr un uso sostenible del bioetanol (ese primo hermano del biodiésel obtenido a partir de azúcares y equivalente a la gasolina), con un modelo que, comparado con el etanol producido en EE.UU con base en maíz, logra una productividad del insumo energético en Brasil ocho veces mayor que la estadounidense, y productividad por hectárea de casi el doble. En 2006, Brasil destinó solo 1% de su área cultivable para producir bioetanol, logrando una gran autonomía energética y alimentaria. Los biocombustibles, como todo, dependen del modelo social y económico que se implemente, y además son renovables. ¿No les parece buena alternativa para muchas hectáreas extremeñas a la espera de cultivos?

ENREDADOS(17-4-14)

Una de las cosas buenas y malas que tiene la electricidad es que puede conducirse por cables. La parte buena de este hecho consiste en la posibilidad de gestionar la energía, llevándola con la intensidad que nos interese hasta aquel punto que nos venga bien. El envés, la cara oculta de la gestión energética, es quién controla los cables. Las redes eléctricas son esencialmente amasijos de cables que conectan diferentes puntos entre sí. Las redes generan una economía especial, con características únicas. Por ejemplo, las redes de ferrocarril de alta velocidad crean una situación en la que, o tienes acceso a ellas, o tienes una desventaja competitiva. Otra característica de las redes es que resultan muy diferentes, siendo centralizadas o descentralizadas. Buen ejemplo es Internet, red de redes descentralizada. Yo puedo, desde mi ordenador personal, mandar un correo electrónico, pero también puedo recibirlo. Aquello que yo produzco, puedo enviarlo a través de esta red descentralizada por muchos caminos alternativos (que gestionan sistemas automáticos llamados enrutadores o “routers”) hasta quien lo recibe o lo consume, o bien a la inversa, recibir algo que otro produce. En un sistema centralizado, no puedo hacer esto sin permiso del que maneja la red. El sistema eléctrico español está esencialmente centralizado, operado por un pequeño número de grandes compañías en un régimen bastante parecido, a pesar de las normas europeas, a un monopolio, o a un oligopolio, como se prefiera considerarlo. En condiciones normales, si quiero luz tengo que llamar a la empresa de la luz, que tiene la llave de la red. Esto viene de antiguo, porque generar electricidad a lo bestia cuesta mucho dinero en inversiones si vamos a construir una central hidroeléctrica o nuclear. Pero hoy en día la cosa ha cambiado mucho; la tecnología para generar electricidad y gestionarla ha avanzado vertiginosamente, de manera que ya no es ningún problema técnico que una casa genere electricidad y la envíe a otra por medio de un cable, si quiere. Igual que mandamos y recibimos correos electrónicos. Hay casos reales muy interesantes, como Wildpoldsried, en Baviera, Alemania, donde producen más electricidad de la que consumen, y además con sistemas sostenibles. Allí, prácticamente cada tejado cuenta con placas solares, y la mayoría de las casas disponen de calefacción gracias a la red energética solar y de biogás, instalada a unos 5 km del pueblo, construida y financiada por la cooperativa creada por sus ciudadanos. En España, está a punto de presentarse la iniciativa www.cortaloscables.com, que ha desarrollado un sistema de autosuficiencia eléctrica, permanente, constante e individual, para permitir desconectarse de la red eléctrica general. ¿A quién no le interesa que se implanten redes inteligentes de generación y consumo eléctrico a escala local, o incluso a mayor escala, generadoras de muchísimo empleo, en sitios con enorme cantidad de recursos renovables, libres y gratuitos como Extremadura? … El diccionario de la REA define enredados, entre otros sentidos, como “meter a alguien en obligación, ocasión o negocios comprometidos o peligrosos”. Sí, señor, nos tienen enredados.

CO-nomía(10-4-14)

Durante el siglo XX, los modelos económicos vigentes en el mundo se encontraban agrupados en tres grandes categorías: el comunista, con total preponderancia del Estado; el neoliberal, con total predominio de la empresa privada; y el europeo, acuñado en los Tratados Fundacionales de la UE como economía social de mercado, que buscaba un equilibrio razonable entre lo público y lo privado. Adicionalmente, hubo y hay algo así como un modelo “familiar”, por el cual una o varias familias se reparten el país y su riqueza entre primos y cuñados, muy habitual en África, los países árabes, muchos estados asiáticos y algunos americanos (éste, más que un modelo es un hecho grosero, que sigue teniendo por desgracia muchos abonados). La caída del Muro de Berlín originó algo nuevo, que Fukuyama ha calificado de “fin de la Historia”: una situación materializada fundamentalmente en la práctica extinción del modelo comunista de corte soviético como alternativa viable, que ha sido reducido a casos un tanto folclóricos como el de Cuba o Corea del Norte. Además, fruto del cambio de siglo, pareciera también que la economía social de mercado está en horas bajas, y es muy tangible el dominio global del modelo neoliberal, la economía del yo, la que podríamos llamar YO-nomía, favorecedora de grandes escalas y de oligopolios. Pero a los gigantes de la YO-nomía les están creciendo los enanos. Estos enanos son la personificación de un cambio de paradigma, más allá del individualismo y del socialismo, hacia una economía colaborativa, una CO-nomía; la evolución desde una economía gris, monolítica, agresiva e irresponsable, hacia otra más colorida, diversa, coleguil y hippie. Colosos deshumanizados y encorbatados frente a una fiesta de pitufos con bermudas, vamos. La nueva economía está basada en ideas de descentralización y de intercambio de persona a persona, o P2P. Al software propietario del gigante Microsoft le creció el enano abierto, colaborativo y libre Linux, y luego el inicialmente enano libre y abierto Android, que se está poniendo enorme. A la enciclopedia Larousse y a la Británica les creció la Wikipedia. A las operadoras telefónicas,les han crecido los modelos CO-nómicos de Skype y WhatsApp. A los bancos gigantes y monopolistas les crecen antiguos enanos como PayPal, y nuevos enanos como los Bitcoins, o el crowdfunding, o los sistemas de transferencia de divisas entre particulares Transferwise o Kantox, incluso cosas más exóticas como M-Pesa, el sistema de pago por móvil (sin banco, sin Internet) por el que se mueve ya el 25% del PIB de Kenia. A las YO-nómicas compañías de transporte por carretera les han crecido BlaBlaCar o Amovens, empresas de conducción compartida del mundo CO-nómico del S.XXI. A las cadenas de hoteles les crecen AirBnB o Alterkeys a un ritmo incontrolable. Parece que de momento sólo las empresas YO-nómicas del sector energético van manteniendo a los enanos CO-nómicos a raya, pero no apostaría mucho por que lo sigan logrando dentro de cinco años. Al sistema le acaban saliendo brechas, y por las brechas se cuelan siempre, claro está, los enanos.

SOY TUYO(3-4-14)

Querida lectora, querido lector: hoy es el cumpleaños de esta columna. “Exnovadores” nació porque un tal Ángel Ortiz, a la sazón Director del periódico que la soporta dentro de sus páginas, incomprensible pensó que quizás yo podría escribir algo semanalmente sobre innovación. El que suscribe, servidor, ni había escrito nunca nada así, ni cree que vaya a aprender, pero presa de una irrefrenable inconsciencia, aceptó. El 4 de abril de 2013 apareció en el HOY una ristra de frases más o menos hiladas entre sí, titulada como declaración de intenciones, la economía azul, nombre otorgado por su creador Gunter Pauli. El 3 de abril de 2014 estoy aún aquí, y contemplo un poco extrañado, 365 días más tarde, la pila de frases más o menos hiladas acumuladas. Me siento algo raro porque nunca pensé que fuese capaz, la verdad… sin embargo, tú existes. Sigo aquí porque tú existes. Y debo dar gracias a Ángel por haberme empujado a este compromiso, a mi madre porque cada jueves es mi crítica menos crítica, a mis maestros porque si algo juicioso hay aquí es por ellos. Pero sobre todo, doy gracias a tí, lector, la de los ojos que siguen estas letras, el de las manos que manejan el papel o el ratón o la pantalla, porque eres quien da sentido. Soy tuyo. Esto es una declaración de amor, formal, consciente y sincera. Pensando en tí me reto, trabajo unas horas y escribo soñando con cosas nuevas, y me encuentro cada vez más allá de mí mismo, incluso alienado cuando leo la columna ya impresa y la siento autónoma y repetida como un eco, como un hilo liviano y fugaz que une tus ideas con las mías. Durante un año he tenido tiempo a pensar en la razón última de este experimento, y creo que lo tengo claro. Querida lectora, querido lector: quiero pedirte un favor. Ando inquieto por lo que pasa. Estamos atravesando el umbral de una época a otra, y lo que vayamos decidiendo ahora, será decisivo para mis hijos y los de los demás. Los conflictos de nuestras sociedades, decía Mary Parker Follett hace 89 años, se gestionan de tres maneras. Mediante la dominación, una parte vence sobre la otra, y esto no crea sino un ganador. Con el compromiso, cada parte cede un poco para tener paz, pero nadie gana y la paz dura poco. Follett creía que la solución es una tercera alternativa, la integración: llevar el debate a otro sitio, volver a los principios básicos, y encontrar una tierra común. La integración, decía, conlleva la invención. Quiero pedirte un favor: cuenta tus ideas y tus historias de invención, si quieres a través de este altavoz. Creemos una mente colectiva. Investigador, consultora, friki, alternativo, tecnólogo, hombre de marketing, economista, ecologista, enrreda, inventor, ingeniera, jubilado, exnovadores todos: “Siempre es posible empezar el mundo de nuevo” escribió Tom Paine. Compartamos posibles combinaciones, llevemos los debates a sitios nuevos, volvamos a los principios básicos, encontremos una tierra común.

SCHHHH …(27-3-14)

Te lo digo a tí pero no se lo cuentes a nadie. No es por nada, pero es que si todo el mundo se entera lo mismo se apuntan todos. La cosa empezó a verse clara hace unos pocos años, cuando ya resultaba evidente que no es probable que los precios del petróleo vayan a bajar. Se puede explicar con facilidad: más allá de la discusión acerca de si quedan reservas de crudo para 20 o para 60 años más, hay dos factores que parecen impepinables. El primero es que los combustibles de origen fósil (esencialmente el carbón, el petróleo y el gas natural) son limitados. Vamos, que hay en la Tierra lo que hay, y no existe más. Lo segundo es que con casi toda seguridad la demanda de energía seguirá creciendo a lo bestia; para hacerse una idea, ha aumentado más de un 500 % en los últimos cincuenta años, y no he encontrado a nadie diciendo o escribiendo seriamente que esta tendencia vaya a invertirse en los próximos cincuenta. El resultado de “cada vez menos materia + cada vez más demanda” son precios de esa materia subiendo, no bajando. Es lógico. Hombre, queda la energía nuclear, pero desde el problemilla de Fukushima la gente no la ve con muy buenos ojos. Schhhhh…. te lo digo a tí, pero no se lo digas a nadie: desde hace unos meses viendo más y más camiones y furgonetas llevando biomasa. Unos transportan pellets o briquetas, otros astillas, pero cada vez hay más gente comprando y vendiendo combustibles de estos, y huele a buen negocio. Las astillas son más baratas, sólo hace falta es picar trozos de madera, de los que no sirven para otro fin, y echarlas directamente a una caldera, para producir calor en una casa o en una industria. El pellet son esos trocitos también de madera, aunque parecen pienso compuesto, y son un poco más difíciles de hacer, porque primero hay que convertir residuos de madera en serrín. Luego pasas ese serrín por una máquina que lo comprime en forma de trocitos cilíndricos brillantes, los pellets, o de ladrillos, que son la briquetas. Es curiosísimo, porque a pesar de salir tan terminaditos y brillantes no llevan nada más que pura madera, porque al comprimirlos la propia lignina hace de aglomerante que los convierte en piezas manejables. Con la biomasa preparada así tienes ventajas sobre la leña o el picón: utilizas desperdicios que pueden salir de tu propio campo o jardín; se puede dosificar estupendamente, y regular así bien la temperatura; genera mucho menos dióxido de carbono que una chimenea o brasero; incluso las cenizas, que son pocas, pueden aprovecharse como abono. Y lo mejor, Schhhhh … es que te ahorras una pasta. Si tiras de calculadora, ni te imaginas comparando con la electricidad o el gas-oil, y piensa la cantidad de madera que ahora mismo se produce todos los años en Extremadura, sólo con podas. No se lo cuentes a nadie, que nos dejan sin biomasa.

PARADOJAS(20-3-14)

Hoy se celebra por segunda vez en la historia el Día Internacional de la Felicidad, pero Europa está triste. En un artículo de 1974, Richard E. Easterlin concluyó sus análisis macroeconómicos comparativos con dos afirmaciones aparentemente contradictorias: “existe una notable correlación positiva entre ingresos y felicidad”; y, al mismo tiempo, “un ingreso más elevado no se ve sistemáticamente acompañado por un mayor nivel de felicidad”. Había nacido la llamada “Paradoja de Easterlin”. Como dice el profesor Andrew Oswald con su humor británico, la felicidad de una persona depende inversamente del nivel de ingresos de los vecinos de aquella persona. Esto lo explicó Keynes en 1930 distinguiendo entre necesidades absolutas (que son saciables) y necesidades relativas (aquellas cuya satisfacción nos hace sentirnos superiores a los demás, y que son insaciables). Paradójicamente, pude recientemente compartir reflexiones sobre algunas consecuencias de esta paradoja en la Asamblea de Extremadura, gracias a la afectuosa invitación de COCEMFE y FEAPS Extremadura, dos grandes organizaciones representativas de la discapacidad. Una de estas consecuencias es que, como explica el gobernador del estado norteamericano de Mariland, Martin O´Malley, “no todo crecimiento es bueno”. Sólo es bueno el crecimiento que tiene efectos beneficiosos sobre toda la comunidad donde origina, y es fundamental distinguir entre el crecimiento y el genuino progreso de un país o de una región. En Mariland, han escogido utilizar una herramienta novedosa para diseñar y medir su desarrollo, el Genuine Progress Indicator (GPI o Indicador de Verdadero Progreso). De la misma forma que no estaríamos contentos con ver una sola nota en las cartillas escolares de nuestros hijos, o contemplar cómo avanza sólo uno de nuestros hijos en el colegio mientras los demás fracasan, en Mariland consideran que el PIB es una medida importante, pero no puede ser la única. El PIB es un test apropiado del nivel de colesterol de una región, pero nos interesa conocer también su presión sanguínea, su tasa de azúcar y otras muchas variables. Paradójicamente, muchas de las instituciones que hemos creado para tener una vida mejor, se perciben hoy como una fuente de infelicidad. Las instituciones públicas y privadas no deberían jamás ser el problema (como parecen mostrar las encuestas recientes del CIS), sino que deberían ser la solución. El papel esencial de las instituciones en el desarrollo actual sería, pues, generar condiciones adecuadas para permitir, a personas y organizaciones, la adquisición masiva de capacidades que les permitan ser felices. Una sociedad es realmente rica, si sus ciudadanos y sus organizaciones son capaces de decidir y de hacer. Nuestra sociedad precisa de instituciones útiles, y nuestras instituciones necesitan de una sociedad capaz, en un proceso circular de co-creación y co-desarrollo entre personas e instituciones, entre lo privado, lo público y lo cívico. Ahora que tocan elecciones en un par de meses, no puedo evitar pensar que si fuéramos capaces de imaginar una nueva Europa, seríamos también perfectamente capaces de superar nuestra paradójica realidad como una de las zonas más ricas, y a la vez más tristes, de este hermoso planeta.

MACRO Y MICRO(13-3-14)

Vienen los hombres de negro y miran de arriba abajo a nuestra prima. Esta frase, que hace unos años habría tenido un sentido relacionado con las personas o con la novela negra, al pasar los años ha ido adquiriendo otro significado vinculado a las finanzas. O, mejor dicho, un significado a medio camino entre la economía real y lo imaginario. Hemos entrado en una fase extraña de la historia económica reciente de Europa y de España. En la misma proporción en que expertos del Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y otros hombres de negro diagnostican la mejora de la situación económica, tienen los humanos la sensación de que la cosa no mejora. Es extraño cómo los hombres de negro evocan reminiscencias de los hombres grises creados por Michael Ende en su novela Momo. Aquellos seres grises y extraños adquieren relevancia en la historia de una niña que se enfrenta a ellos cuando constata que le roban el tiempo a los hombres. Momo es una historia fantástica de tintes surrealistas y metafísicos, pero es inquietante reconocer, en los grises representantes del Banco de Tiempo que prometen a las personas devolverles con intereses las horas que ahorren, a los negros enviados de las instituciones acreedoras. La oferta de los hombres grises solía ser aceptada por la mayoría de los ingenuos, y con este acuerdo muchas personas dejaron de tener tiempo para aquellas cosas que los entes grises llamaban banales, tiempo desperdiciado y ocioso. Vivir para pagar la deuda que supone vivir. Es extraño también averiguar que una troika es, además de la cotidiana palabra que puebla periódicos portugueses, griegos y españoles, un término ruso que designa al trineo tirado por tres caballos alineados. Casi puede dibujarse la imagen de los tres hombres de negro montados en un trineo, inverso del de Santa Claus, porque el barbudo vestido de rojo y blanco nos trae cajas decoradas con lazos en su carruaje mágico, pero los hombres de negro se las llevan en el suyo. La economía macro flota optimista, tirada por tres corceles briosos, sobre las cabezas de las personas. Suenan las campanillas de los hombres de negro diciendo que vamos por buen camino bien, pero necesitamos “esfuerzos fiscales sostenidos” para garantizar la sostenibilidad de nuestra deuda; que es precisa una segunda reforma laboral que rebaja más los salarios; que es conveniente asumir mayores impuestos indirectos; que faltan aún “años de decididos esfuerzos tanto del Gobierno como de la sociedad”. La economía micro, a la que pertenecemos el 99 %, es un cienpiés, un milpiés que carga con las andas donde reposan los campos nevados por los que esquía la troika. Creimos que eran renos, pero eran caballos; que venían con regalos, pero eran contratos de crédito. Ahora los hombres que Ende imaginó están cobrándose las horas con intereses, y lo macro comienza a moverse de nuevo, deslizándose sobre millones de patitas costaleras microeconómicas con nombre y apellidos familiares que aún aguantan el paso.

BITCOINS(6-3-14)

Al igual que los barcos de vapor terminaron con el transporte de mercancías a vela, la innovación está creando espacios muy curiosos en los márgenes de los mercados financieros. Una creación reciente son las monedas virtuales, aquellas que no son oficiales, o más claramente, que no están avaladas por el Estado de un país. Dentro de las monedas no oficiales, algunas están vinculadas a juegos diseñados para móviles o tabletas electrónicas. En esos juegos, uno compra con Euros reales la plata virtual necesaria para adquirir lo que hace falta en aquellos mundos digitales: caballos, tropas, madera, elixires y cosas parecidas que permiten fundar y mantener una aldea gala. Otro tipo de monedas no oficiales, enormemente sofisticadas, son las criptomonedas como los Bitcoins. El dinero es todo medio de intercambio comúnmente aceptado para pagar bienes, servicios u obligaciones, y una criptodivisa es un tipo de dinero digital privado. Tiene la peculiaridad de que sólo se genera una cantidad limitada de criptodivisa colectivamente, a una velocidad limitada, y por un valor definido con anterioridad, y conocido públicamente. Una ventaja es que al ser dinero encriptado, tiene un grado se seguridad sobre su existencia igual al de cualquiera de las mejores firmas digitales. Otra ventaja es el control de su cantidad, a diferencia del dinero clásico o moneda emitida por los bancos centrales (el BCE, en el caso del Euro) mediante la creación potencialmente ilimitada de deuda, que se multiplica a través de los bancos comerciales. Sabemos que esta costumbre de fabricar billetes sin fin fue el germen esencial de la gran crisis actual. Pero, por su singularidad, las criptomonedas son material complejo que hay que saber manejar. Bitcoin fue creado en 2009 por una persona (o grupo, no se sabe) bajo el seudónimo “Satoshi Nakamoto”: diseñaron un sistema de transacciones electrónicas que permite realizar transferencias de forma directa sin la necesidad de intermediario, lo cual, como pueden imaginar, a los bancos no les gusta nada. Esta moneda virtual, al no ser obligatoria para nadie, depende puramente de que los que la usan la acepten como medio válido de pago, y suele utilizarse a través de un ordenador o un smartphone, mediante un programa propio. Por su propia naturaleza, es importante que quien decida emplearla conozca las reglas del juego. En la web de Bitcoin en español hay una sección muy clarita que dice lo siguiente: “esta es una nueva moneda experimental. Aunque cada vez es menos experimental al crecer su uso, usted debe tener en cuenta que Bitcoin es una invención que está explorando ideas que nunca antes se han intentado. Como tal, su futuro no se puede predecir por nadie”. A la vista de lo ocurrido hace unos días con el cierre de Mt.Box, una de las casas más importantes de cambio de Bitcoins a monedas oficiales, no viene mal recordar a los inversores espabilaos que siempre es recomendable conocer bien un mercado para juguetear con éxito en él; y que las monedas se inventaron para pagar, no para especular.

1.528535047×105(27-2-14)

Me quedé la semana pasada con las ganas de explicar para qué sirven las dos supercomputadoras que tenemos en Extremadura. Estas criaturas de metal y cables viven en los sótanos de un antiguo y precioso convento renacentista de Trujillo, donde trabajan día y noche, dirigidas por dos sólidos equipos humanos de investigadores que recorren sin ruido el hermoso claustro herreriano. Las supercomputadoras son máquinas con mucha más capacidad de cálculo que las normales, y se dedican, fundamentalmente, a mover enormes cantidades de datos, en lo que llamamos HPC o computación de altas prestaciones, con destino a un negocio (por ejemplo, las transacciones bancarias) o a la investigación científica. Que una máquina reciba este supernombre depende de haber sido diseñadas y construídas específicamente para este uso. Las supercomputadoras extremeñas están administradas por dos centros de investigación que cohabitan en el Conventual de San Francisco, COMPUTAEX y CETA-CIEMAT, y como todas las de su especie, son capaces de ejecutar en poco tiempo muchas operaciones de las llamadas de punto flotante o FLOPS, (del tipo de una división entre dos números como 1.528535047×105 ). Entre ambos bicharracos devoradores de electricidad suman una fuerza que permite ejecutar cálculos al alucinante ritmo de unos 50 Teraflops o millones de millones (billones) de estas operaciones… por segundo. Ya vimos que a un ordenador de sobremesa nuevo le “caben” 200.000 ordenadores de los del Apolo 11; estos armarios calculadores trujillanos que nunca duermen equivalen, para entendernos, a unos 5.000 ordenadores de los que usamos en casa o en la oficina. Y la supercomputadora más potente del mundo, que se encuentra en la Universidad Nacional de Tecnologías para la Defensa en Tianjin, China, es unas 650 veces más potente que las nuestras. ¿Para qué usamos tanta fuerza, y tantas horas de personas cualificadas pastoreándola? La investigación realizada en los dos Centros extremeños es apabullante. Dos de los puntos fuertes del CETA son la computación grid y la voluntaria, o cómo lograr que miles o incluso millones de ordenadores operen eficientemente en forma colaborativa a través de Internet, fórmula utilizada por proyectos mundiales muy conocidos como SETI@home. Otras especialidades de la casa son la programación de las tarjetas gráficas, y la creación de código y algoritmos para la investigación. COMPUTAEX tiene a la supercomputadora Lusitania como loca calculando modelos climáticos, simulando procesos químicos, y diseñando nuevos componentes nanotecnológicos. Máquinas construídas para generar nuevo conocimiento, útil para crear cosas nuevas o resolver problemas muy complejos. Si escucha en la tele, o lee en una revista o en Internet, que avanzan las fronteras de lo que sabemos, en temas tales como interpretar radiaciones que provienen del fondo del Universo, el análisis de nuevas proteínas, o la deconstrucción de segmentos del genoma que están en la base de enfermedades, piense que posiblemente una parte del trabajo hecho provenga de aquellas cabezas brillantes que, como contemporáneos monjes silenciosos y concentrados delante de sus pantallas, fabrican y guardan en Trujillo los códices electrónicos del S.XXI en que se escribe el futuro.

SUPERMÁQUINAS(20-3-14)

Un gran problema para entender la informática actual es hacerse una idea correcta de las magnitudes. Es parecido a lo que ocurre cuando intentamos calcular las dimensiones de una galaxia, de lo microscópico, o del importe del rescate a los bancos españoles. Si no tiene ganas hoy de gimnasia mental, mejor será que no siga leyendo; pero si no está muy perezoso, anímese a seguir. Retrocedamos primero en el tiempo, al año 1969, cuando la nave Apolo 11 alunizó demostrando la capacidad tecnológica de la humanidad. Esta nave espacial estaba dirigida por un ordenador (o una computadora, nombre latinoamericano y mucho más correcto para estos aparatos) que disponía de un procesador de 1 megaherzio (MHz), una memoria de trabajo RAM de 2 kilobytes (Kb), y una memoria de almacenamiento de 32 Kb. Para entendernos: 1 kilobyte son mil bytes, y un byte son normalmente 8 bits, unidad mínima en informática que puede representar un 0 o un 1; pero no se coma el coco con el sistema binario, y quedémonos con lo siguiente: el bit es como una letra, y el byte como una palabra. A la computadora del Apolo 11 le cabían en total 32.000 palabras (bytes) en su biblioteca y 2.000 en su memoria (RAM), y era capaz de realizar 8 tareas a la vez, lo cual es bastante más de lo que puede hacer un hombre corriente, y está al nivel de lo que es capaz una mujer corriente. En su blog Abecienciade, Carles Paul apunta con gracia que “con esto, el Apolo 11 tenía que controlar el impulso del motor principal y los 16 motores de estabilización, mantener las antenas orientadas a la Tierra y calcular la trayectoria para regresar a la nave nodriza en caso de emergencia”. Es decir, lo que hace una madre normal (o un padre moderno) que concilie familia y trabajo un día cualquiera. Para hacernos idea, el portátil con el que suelo escribir esta columna, o un teléfono móvil tipo smartphone, son (!al loro¡) 1.000 veces más rápidos y tienen 100.000 veces más memoria RAM que el del Apolo 11. Es decir, en su móvil caben (metafóricamente) mil mentes humanas, cada una de ellas con 200 millones de palabras en su memoria y unos 45.000 libros en la biblioteca de su casa. Esto es así en mi portátil, que ya ha cumplido cinco años, porque en una computadora nueva que compre usted hoy para que su hijo juegue a matar sin piedad zombis o soldados japoneses en la II Guerra Mundial, encontrará 200 veces más capacidad: le caben (metafóricamente, insisto) 200.000 mujeres (o 200.000 ordenadores de los del Apolo 11, o 400.000 padres clásicos al cambio), y de la biblioteca ya ni hablo. Yo iba a escribir hoy sobre las dos supercomputadoras que tenemos en Extremadura, pero me he liado con los números, así que lo dejaremos para la semana próxima, y que valga este artículo como sincero homenaje a las supermujeres, aunque aún no sea 8 de marzo. Vale.

DE PERSONAS O GRULLAS(13-2-14)

La sentencia del Tribunal Supremo declarando la nulidad de la urbanización en el embalse de Valdecañas está generando un debate previsible, pero que siempre produce intensa emoción. Se trata del antiguo razonamento de que Extremadura no puede ser una reserva india, una región donde la naturaleza cercene el desarrollo, y que necesariamente tenemos que elegir entre tener aquí viviendo bien personas, o bien grullas. Nuestro cerebro tiene clara preferencia por las oposiciones simples, y encuentra placer en las discusiones basadas en ser del madrid o del barsa, de izquierdas o de derechas, machote o bujarrón, capillita o ateo, urbano o rústico. Los análisis duales de la realidad dan para larguísimas conversaciones más o menos acaloradas al amor de las barras y las mesas camilla. La vida es mucho más fácil cuando se plantea en términos de cañones o mantequilla, masculino o femenino, moros o cristianos, y sólo hemos de decidir entre categorizar al que pasa por la calle entre ser de los míos o de los otros, o estar despiertos o dormidos. En un ventajón pensar en modo binario, en lugar de en términos de sistemas, muchos factores, y complejidad. El neurólogo portugués António Damásio afirma que lo común a todos los organismos vivos, desde una ameba a un ser humano, es que vienen equipados por la Naturaleza para resolver automáticamente, sin necesidad de razonar nada, los problemas básicos de la vida, y ello implica, muchas veces, optar sólo entre dos alternativas. Pero esto tiene sus límites: de un lado, a veces las opciones son más amplias, más de dos las alternativas; de otro, cuando se trata únicamente de dos posibilidades, tenemos que acertar desde el principio, eligiendo entre aquellas que sean realmente pertinentes. En lo de Valdecañas, aparte de las explicaciones que tendrán que dar los padres empresariales y políticos de esta urbanización declarada ilegal y derribable por el Alto Tribunal, me atrevo a proponer un experimento científico para decidir entre grullas y personas. Podríamos, utilizando los métodos que se considerasen más efectivos (veneno, tiros, redes, o una combinación de todas ellas), eliminar totalmente las más de 100.000 grullas que vienen a invernar a Extremadura desde que nuestros antepasados vivían en poblados neolíticos. Tras la supresión del problema (grullas), analizaríamos cuantitativa y cualitativamente la mejora registrada en la vida de los extremeños ocurrida tras la supresión de estás volátiles. Si no se hubiera experimentado una mejora clara en nuestro desarrollo, podríamos, para profundizar en el experimento, cargarnos a todas las cigüeñas. Luego, mediríamos de nuevo el incremento de nuestros indicadores de bienestar. Yo me aventuro a especular sobre un posible resultado del experimento propuesto: quizás nuestro problema no sean las aves, sino los pájaros, pero esa subespecie de ellos que no tiene alas y pertenece al género homo sapiens. Quízás, estudiar con detenimiento esa oposición ciudadanos-contra-pájaros humanos no alados, nos aclare mucho más acerca de los problemas que tuvo y tiene Extremadura para su desarrollo, que enfrascarnos en la dialéctica de hombres o grullas.

VERDEAZULADAS(6-2-14)

Hay que caminar hasta una de las naves fuera del moderno edificio central del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura, que se levanta como un buque cúbico sobre el farallón que domina las vegas del Guadiana en Guadajira. En la Finca La Orden, centro fundamental de la investigación relacionada con el sector primario, se dedican miles de horas cada año para generar nuevo conocimiento que pueda ayudar a resolver problemas y afrontar retos de la agricultura regional. Como es lógico, la mayor parte de esas horas tiene que ver con proyectos relacionados con especies bastante conocidas, como la colza o las ciruelas. Pero también trabajan con seriedad en ámbitos totalmente novedosos, donde las tendencias mundiales han fijado su atención porque parecen ofrecer la posibilidad de escenarios inéditos. Al fondo de aquella nave hay otra puerta, y saliendo por ella un día soleado puede uno encontrarse con la visión, un poco psicodélica, de considerable contidad de líquido verdeazulado enclaustrado en una especie de muro de cristal transparente. Si preguntas, alguna de las personas con bata blanca que transitan concentrados por la nave te dirá que son fotobioreactores. Si eres curioso y sigues preguntando, podrán explicarte que son parte de un proyecto de desarrollo tecnológico destinado a evaluar la capacidad de las microalgas para absorber CO2. El estudio, desarrollado durante tres años, se dividió en tres fases. Al inicio, los investigadores del departamento de cultivos extensivos del Centro, junto con la Facultad de Ingeniería Química y la Escuela de Ingerierías Industriales de la UNEX, llevaron a cabo un estudio en laboratorio de siete cepas de microalgas. Aquellos microorganismos de un precioso color verdeazulado, aportados por la Universidad de Almería y el Banco de Algas de Escocia, fueron seleccionados por su rápido desarrollo en nuestras duras condiciones climáticas. Tuvieron en cuenta, al analizarlas, su contenido de aceite, carbono, nitrógeno, entre otros compuestos relevantes para su aprovechamiento. Como segunda fase, se desarrolló el estudio en una pequeña planta piloto alimentándolas con CO2 puro procedente de botella. Estas protistas fotótrofas (o sea, estas criaturitas fotosintéticas que no se clasifican como hongos, ni como animales, ni como plantas) tienen la curiosa y sana costumbre de mantener una simbiosis con ese gas de efecto invernadero, y lo absorben como esponjas. Sólo necesitan sol y agua para hacerlo. Al final del proyecto, instalaron un fotobiorreactor (una de las peceras planas que les sirven de casa) de microalgas en Siderúrgica Balboa para inyectarle los gases provenientes de su chimenea, consiguiendo así que las microalgas absorbieran el dióxido de carbono, reduciendo las emisiones de la fábrica. Y lo mejor es que de las algas puede obtenerse alimento para el ganado y para los humanos, o incluso fabricarse biodiésel, objetivo final del proyecto de La Orden, o bioetanol. Además, la biomasa restante tras la extracción de aceite del alga, puede bien convertirse en biopolímeros, materia prima para fabricar botellas, recipientes plásticos, bolsas de basura y otros productos biodegradables, o bien utilizarse por la piscicultura como alimento… verdeazulado.

MIS BOTAS(30-1-14)

Calzo un par de botas bajas a las que profeso especial cariño. Lo más importante es que fueron un regalo de mi padre, quien las compró hace unos años. Tras ponérselas un par de veces, descubrió que no les iban bien a sus pies ya muy retorcidos por la artritis, y me las pasó. Creo que cualquiera puede comprender que sean tan especiales para mí. La compra la hizo en un comercio de Cáceres catovi (CAcereño de TOda la VIda), porque siempre tuvimos muy clara la importancia de comprar a los vecinos todo lo posible. Andando los años, y andando yo sobre mis botas muchos inviernos, llegó el fatídico momento de descubrir un agujerillo en la suela, de puro uso. Estamos ellas y yo hechos ya el uno al otro, y acudí sin dudar a un zapatero de los de toda la vida, otro vecino, para que les pusiera una nueva suela y alargara su vida útil. Están ahora, la verdad, un poco más feuchas, porque el dibujo original de sus partes bajas tenía más gracia que el actual, pero cuando decidí reciclarlas era consciente de estar ejerciendo una convicción personal. No una de estas filosofías hijas de la crisis, sino más antigua pero muy parecida, de aquellas asumidas desde chico en casa: aprovecha las cosas, y no tires algo aún con vida por delante. A darle negocio al vecino, reciclar, dar trabajo a otro vecino, y al sentido común de no derrochar le ha llegado un nuevo y redondo nombre: Economía Circular. En 2005, una joven marina británica llamada Ellen MacArthur rompió el record mundial de vuelta al mundo de navegación a vela en solitario. Descubrió durante aquella travesía de 72 días, en la que llevaba lo imprescindible, cómo la gestión de los recursos es cuestión de vida o muerte. Cuenta cómo vio claro que “mi barco era mi mundo, y empecé a entender que nuestro mundo finito (suspendido en el espacio), con sus recursos físicos limitados, no es diferente”. Ellen ha creado una fundación con su nombre que está divulgando la posibilidad de una nueva economía, para repensar y rediseñar nuestro futuro, basada en la idea de un sistema industrial que diseña y produce sobre una base regenerativa de los recursos físicos. En un planeta donde las materias primas casi han triplicado su precio en los últimos diez años, es posible un sistema sin desechos, donde se separen claramente los componentes consumibles (preferiblemente biológicos) de los reciclables, y en el cual el “consumidor” se convierta en “usuario”, mediante un nuevo contrato con los productores. El Foro de Davos acaba de co-publicar un informe, junto con esa fundación y la consultora McKinsey, previendo la creación con esta metodología de 100.000 empleos, ahorros en materias primas por valor de 500 millones de dólares, y una reducción de 100.000.000 toneladas de residuos. Mis gastadas botas están contentas por estar tan de moda, y piensan que, quizás, la economía circular pudiera ser la nueva suela del viejo sistema económico.

1 = 42.000.000(23-1-14)
Es a la misma hora en que usted y yo compartimos el ritual de encontrarnos en el periódico del día, posiblemente ante una taza de café. Yo, de un lado, negro sobre blanco, le cuento la historia que escribí hace unos días y viajó por correo electrónico hasta el ordenador del editor. Usted, lector habitual o esporádico, hojea esta diario fijando la vista en letras e imágenes que puedan aportarle algo de interés. A la misma hora, uno de los acontecimientos más singulares que existen: la reunión anual del Foro Económico Mundial, en la bonita ciudad suiza de Davos. En esta especie de mega-congreso del selecto club, una parte considerable de las personas que deciden lo que pasa cada día analizan, durante unas jornadas, qué ocurre en nuestro planeta, y reflexionan sobre cómo les afecta y nos afecta. El menú intelectual para hoy (extraído del programa de actos de 92 páginas) incluye temas como los siguientes: “párate a pensar: dignidad humana”; “la economía del compartir”; “agilidad organizativa y aprendizaje en un mundo complejo”; “Eurasia: ¿la siguiente frontera?”; “crecimiento de la fabricación avanzada” o “repensando la seguridad alimentaria global”. En Davos se encuentran políticos de todos los países, multimillonarios, premios nobel, superejecutivos, jóvenes artistas y líderes de ONGs. Esta 44 edición del Foro de Davos lleva por título: La re-estructuración del mundo: consecuencias para la sociedad, la política y los negocios. Para los organizadores, profundas fuerzas políticas, económicas, sociales y tecnológicas están trasformando nuestras vidas, comunidades e instituciones: atraviesan fronteras geográficas y generacionales, y están desplazando el poder de las jerarquías tradicionales hacia “heterarquías” en red. Pero la comunidad internacional, afirman, sigue centrada en la crisis más que en orientarse estratégicamente a la vista de estas tendencias, impulsos y oportunidades que fomentan transformaciones regionales, globales y sectoriales. Esta semana, el Banco de España ha publicado que la riqueza financiera neta de la suma de las familias españolas -o diferencia entre los ahorros y los préstamos que tienen concedidos- se situó en 995.993 millones de euros en septiembre de 2013, el 20,8 % más que un año antes, con lo que supera el nivel previo a la crisis, en 2007. La ONG Oxfam está presentando en Davos su informe “Gobernar para las élites”, donde ofrece dos pistas muy relevantes. La primera: en Estados Unidos, el 1% más rico ha acumulado el 95% del crecimiento total posterior a la crisis desde 2009, mientras que el 90 % más pobre de la población se ha empobrecido aún más. La segunda: la mitad más pobre de la población mundial (3.570 millones de personas) posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo. Cada uno de estos 85 equivale en riqueza a 42 millones de otros humanos. En noviembre pasado, el Foro Económico Mundial lanzó sus “Perspectivas de la Agenda Mundial 2014”, que situaba el aumento de la desigualdad en los ingresos como la segunda mayor amenaza mundial de los próximos 12 a 18 meses. Recuerde: 1 = 42.000.000.

MAKERS(16-1-14)

Ya estamos otra vez con las palabrejas inglesas, me dirá alguien, pero lo malo es que muchas tienen mala traducción, como esta que solo puede españolizarse razonablemente en “hacedores”, lo cual no aclara mucho. Es como llegar a una cafetería, y preguntarle al camarero si tienen una red de área local inalámbrica basada en los estándares 802.11 del IEEE; posiblemente, le traiga más cuenta preguntar si tienen Wifi o, si está en un país angloparlante, preguntar si hay “waifai”, que es lo mismo pero pronunciado en inglés. Los “Makers” son miembros de un movimiento, una cultura o subcultura, como prefiera definirse, versión actualizada de la cultura Hágalo-usted-mismo con fuerte carga tecnológica. Los integrantes de este movimiento son devotos de la ingeniería, la electrónica y la robótica, de máquinas de control numérico y espectaculares impresoras en 3 dimensiones (3-D), y reparten su actividad en este campo entre lo profesional y lo aficionado con clásicos del bricolaje como los trabajos artísticos, del metal, la madera y los cables y sistemas neumáticos. Aquello que define mejor a los Makers es compartir un claro interés en el aprendizaje y uso de habilidades prácticas de forma creativa; les identifican sus objetivos de crear nuevas aplicaciones de la tecnología y de demostrar su capacidad de inventiva y de prototipado, diseñando y fabricando objetos inéditos. Existe en el movimiento un elemento filosófico distintivo: su apuesta por el constructivismo en un entorno social, dando importancia especial al aprendizaje inter pares (ó P2P) e informal en forma de red, orientado al disfrute y la auto-realización, y a las posibles intersecciones entre sectores tradicionales y de última generación. Anatema puro, vamos. Muchas veces los interesados en esta filosofía se reúnen en espacios específicos llamados Hackerspaces y Fab-Labs, tal y como se han definido por algunas de las mejores universidades técnicas del mundo, donde empiezan a proliferar. Es estos sitios se comparten ideas, maquinarias específicas como cortadoras láser, impesoras en 2-D y 3-D, máquinas para fabricar circuitos electrónicos, o programas informáticos, normalmente software libre, de forma totalmente abierta y no jerarquizada, con lo que la manera natural de organizarse es en equipos o en comunidades. Algunos expertos, incluyendo significativamente al guru de las nuevas tecnologías Chis Anderson, están convencidos de que nos encontramos ante las puertas de una nueva revolución indutrial, en la que el proceso radical de democratización del conocimiento y de la capacidad productiva puede originar una estructura fabril radicalmente distinta. Los garajes podrían ser origen de nuevo, como en los primeros años 1990, de empresas y mercados masivos al igual que ocurrió con la aparición de los ordenadores personales e Internet. Quizás Anderson se equivoque, pero cuando ve uno en Extremadura proyectos empresariales tan extraordinarios como el de PanStamp, o colectivos tan interesantes como la Asociación Xtrene y su criaturita la impresora 3D de hardware abierto Kannibal, entran ganas de ir a la próxima Feria Mini Maker en Bilbao o Barcelona, o incluso intentar montar una de estas ferias en nuestro salvaje Oeste al que tanto queremos.

VIDA DE GATO(9-1-14)

Intento ordenar mis reflexiones porque todo ha venido ocurriendo muy deprisa, y casi me estoy dando cuenta ahora de dónde estoy, y cómo me va. Según parece, soy un cachorro de la raza Maine Coon, y nací en una tienda de mascotas donde me eligió mi familia humana entre mis hermanos. Tengo pedigrí avalado por la Asociación Internacional de Gatos (TICA), y un certificado específico que explica que mi consanguineidad es de1%, con 14% de clones y un 33,2% de Top5. Soy de color blue silver mackerel tabby y, por supuesto, en su debido momento, tras destetarme, me desparasitaron y me vacunaron con la pentavalente. Supongo que eso explica que mis padres humanos pagaran 350 euros al dueño de la tienda para que les dejara llevarme con ellos a su casa. Estuve un rato dentro de una rarísima carta de cartón envuelta con un enorme lazo rojo a los pies de un árbol parecido a un pino que estaba cubierto de cintas y bolas brillantes, hasta que me dejaron salir y los cachorros humanos de mi familia empezaron a chillar como locos. Fue una noche muy rara, aunque después de unos días los cachorros humanos dejaron de gritar cuando me veían, y quitaron del salón el pino cubierto de cintas brillantes. En una ventana con luz que se enchufa leyeron que mi nombre científico es Felis silvestris catus, aunque, no sé muy bien por qué, me llamaron “Shiori”. Me echaban de comer piececitas que salen de una bolsa amarilla donde hay palabras raras como Friskies, Taurina y Junior, y tengo juguetes como bolas de colores, ratones de tela de diversos tamaños, pelotas con plumas, de rejilla y con forma de ovillos de lana, un rascador de uñas con un poste y un arco, y un túnel para gatos con tres entradas. Me gusta mucho mi peluquera, a la fui en una bolsa roja de transporte, porque me cepilla con mucho cariño. Pero empiezo a no entender bien algunas de las escenas que contemplé en casa, cuando mis padres humanos se ponían a gritarse, y sus cachorros seguían mirando sin pestañear esas pequeñas pantallas de luz que sujetan con las manos y sobre las que pulsan frenéticamente con sus dedos gordos. Dejaron de ponerme sobre sus piernas, y hace una semana cargaron su automóvil con unos palos largos y planos de colores fluorescentes, y ropa como de astronauta, y me dejaron en una calle oscura donde había hielo y barro. Aquí ya no hay casa, y sólo tengo la compañía de un hombre vestido con muchas capas de ropa vieja que duerme conmigo y va todo el tiempo tirando de un carrito de la compra cargado con cosas extrañas y sucias. Cambiamos cada tarde de portal para dormir. Empiezo a acostumbrarme a no comer mucho, porque el hombre con mucha ropa encima no come gran cosa, aunque todos los días vamos a un sitio donde nos dan sopa caliente. Pienso cada noche en mi casa; creo que él también.

FIN DE LA CRISIS(2-1-14)

El deseo colectivo más intenso de los últimos tiempos en este país nuestro es que el próximo año sea mejor que el anterior. Ortega y Gasset escribió, en “Origen y epílogo de la filosofía” (creo): “la vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser”. Esto, si bien suena estrictamente filosófico, tiene una connotación muy diferente y bastante más tangible cuando lo analizamos a la luz de lo que Max Planck, contemporáneo de nuestro filósofo español, descubrió y hoy denominamos física cuántica. Esta rama moderna de las ciencias físicas se ocupa de los fenómenos que se producen a escala microscópica, y explica aquello para cuya interpretación no son suficientes los conceptos de la mecánica clásica. Que me perdonen mis amigos físicos si digo alguna barbaridad, pero consiste básicamente en lo siguiente: cuando se estudian el átomo, su núcleo y las partículas elementales (como el famoso Bosón de Higgs), si aplicamos las teorías de la ley de gravitación universal y de la teoría electromagnética tradicional, las explicaciones de lo observado son muchas veces ilógicas. El mundo atómico, aquello de lo que todo está compuesto, no se comporta como esperaríamos según lo que éramos capaces de entender hasta principios del S.XX. ¿Y bien? Voy concretando: a partir de las aportaciones de Planck aparecen las nociones científicas de incertidumbre y cuantización. Se empieza a pensar que en todos los sistemas físicos existen múltiples estados posibles, porque la posición y el momento de una partícula concreta no se puede conocer. Se renuncia al concepto de trayectoria, propio de la mecánica clásica, y se define el movimiento de una partícula por medio de una función matemática (llamada función de ondas) que asigna, a cada punto del espacio y a cada instante, la probabilidad de que la partícula descrita se halle en tal posición en ese instante. Esto tiene implicaciones esenciales: somos parte y en parte devenimos, es decir, que todos somos a la vez pasado y futuro; y además, somos a la vez varios futuros posibles. Somos, cuánticamente hablando, y como decía Ortega, lo que anhelamos ser. O como dicen Land y Jarman, tanto a escala individual como colectiva, las ondas de nuestro potencial, parte esencial de nuestro ser, son nuestras creencias, actitudes y convicciones. O como dice Pournelle, los que imaginan el futuro eligen el futuro: no podemos predecir el futuro, pero podemos inventarlo. O como dice William James, de todos los animales sólo el hombre es arquitecto de su destino … Los humanos, cambiando las actitudes interiores de sus mentes, pueden cambiar los aspectos externos de sus vidas. Tras seis años de sufrirla, estoy harto de la crisis. He decretado su fin, dentro de mi función de ondas, a partir del 2 de enero de 2014. No sé bien qué vendrá a continuación, pero haré todo lo posible para que sea mejor, suma de lo que he sido y de lo que anhelo ser.

MERCADOS HUMANOS(26-12-13)

Cuando cualquiera de nosotros se sumerge en los mundos de la teoría económica, rápidamente se ve deslumbrado por la inextricable complejidad de explicaciones matemáticas y lenguajes técnicos propios a veces de augures, nigromantes y cabalistas. Es propio de los gremios reivindicar la exclusiva del conocimiento en la materia objeto de su negocio, y utilizar códigos suficientemente oscuros para dar valor suplementario a sus saberes frente a terceros. Me ha ocurrido en algún seminario académico que un compañero me criticase cordialmente por mi tendencia a formular “preguntas de labrador”. Es algo que me honra; estoy convencido de que en toda disciplina, en las ciencias jurídicas, económicas, naturales, en la medicina, en todo lo humano, hay cuestiones éticas y filosóficas esenciales que debemos abordar. Y si no nos preguntamos por el sentido inicial de las cosas, acabaremos trazando en pizarras enormes ecuaciones espectaculares que han olvidado, sencillamente, la razón de su existencia. Lo dicho viene a cuento porque estoy impresionado con un nuevo documento que contiene perlas como esta: “en la relación que hemos establecido con el dinero, aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano”. Y prosigue este autorizado analista: “La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder”. Me gusta mucho el autor del documento, porque es de los que formula preguntas de labrador, y da respuestas de labrador: “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no reviertan la exclusión y la iniquidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia”. Tiene razón cuando nos dice que “se ha desarrollado una globalización de la indiferencia”, donde “algunos todavía defienden las teorías del “derrame”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo”. “Esa economía mata”, afirma el Papa Francisco, padre de todas estas citas incluidas en su Evangelii Gaudium. Es hora de volver a las bases, de preguntarnos cuál es el fin y cuál el instrumento. Y aunque soy parte del inmenso grupo de eso que los sociólogos llaman en España “católicos no practicantes”, de los que entramos en la iglesia con ocasión de bodas, bautizos, comuniones, y acaso para la misa del gallo, me declaro fan de este Papa, y “follower” suyo en Facebook. Necesitamos, y tenemos, referentes éticos que nos están exhortando a refundar el sistema económico y social para que vuelva a tener sentido. Como dice el Hermano Francisco: debemos usar la ética para crear un equilibrio y un orden social más humano.

2020(19-12-13)

Queridas hija y ahijada mías: os envío esta carta conjunta, abierta y futurista, en la esperanza de que pueda resultaros útiles para tomar decisiones y afrontar los próximos años de vuestras vidas. Hacia el año 2020, probablemente habreis acabado, o estareis terminando, estudios universitarios o parecidos, si acaso un quiebro inesperado de la rutina vital de la clase media no os ha llevado por otros derroteros. En uno u otro caso, os encontrareis posiblemente encarando el crítico momento de empezar a ganaros la vida por vuestra cuenta. Es por esto que os estoy escribiendo, para contaros el aspecto que creo que tendrá nuestro mundo globalizado a esas alturas del siglo. Durante los próximos siete años no creo que cambien mucho las cosas, y pienso que habrá, como hoy, dos grandes modelos dentro de los que debereis decir cómo encajais. Por un lado, un McMundo en el cual todo es similar a una cadena de comida rápida con nombre escocés: lleno de personas parecidas que buscan gastar poco porque no tienen mucho que gastar, a ambos lados del mostrador, mayoritariamente poseedores de una cartilla de desempleo o de un contrato de McTrabajo, como lo han llamado los norteamericanos. Los McTrabajos son curros temporales y mal pagados, por si teniais dudas de lo que significa este nombre. Calculo que en 2020 el McMundo, en una aplicación más del óptimo de Pareto, ocupará un 80% de todo lo que se produce y se vende en el mundo, y que dentro de ese mundo, un 80% de los empleados o aspirantes a empleados tendrán un McTrabajo. Los demás habitantes del McMundo serán algunos trabajadores con contratos indefinidos, que todavía pedirán créditos llamados hipotecas, y por otro lado el puñado de personas dueñas directas o indirectas que se llaman técnicamente HNWI o “individuos de alto patrimonio” en español (los que tienen un millón o más de Euros líquidos para invertir; actualmente se cuentan unos 12 millones de personas HNWI, un millón más que en 2011). El resto del mundo se repartirá en dos: una parte se mantendrá estable o decreciente, y estará compuesta por esa especie minoritaria llamados funcionarios públicos. Las posibilidades de integraros en aquella especie serán bajas, pero aún así es remotamente posible que alguna de vosotras dos se las apañe para lograrlo. La mayor parte del mundo restante estará en mano de artesanos, que trabajarán solos o asociados en empresas, la mayoría de las cuales tendrán, bien McTrabajadores, bien ningún trabajador. A los artesanos que navegan y navegarán por el 20% del resto del mundo económico en el 2020, ahora les llaman autónomos, emprendedores o pequeños empresarios. Es un espacio duro, pero posiblemente será más fácil soportar los efectos de la inestabilidad del siglo XXI en esta zona, donde una puede ser más libre, y depende más de sí misma, que en un McTrabajo. Si os es posible, os recomiendo que opteis por hacer aquello que os haga sentir felices y útiles, y que asumais riesgos. Siempre tendreis tiempo para lo contrario.

TÚ SÍ QUE VALES(12-12-13)

Hoy toca crowdfunding. Aunque esta palabreja se ha puesto de moda y la encontramos por todas partes, yo me alegro de haberla conocido, y espero que usted también se alegre, porque es un buen invento. Como otras muchas palabrejas inglesas, no hemos sido (aún) capaces de traducirla a un concepto español, y tiene pinta de que puede acabar siendo parte de nuestro idioma igual que “marketing” o “fútbol”. Aglutina dos conceptos interesantes, funding como fondos, y crowd como multitud. Describe una financiación distribuida, colectiva, o que parte de la gente masivamente, y se organiza en torno a personas o equipos competentes, y a cierta idea que vale la pena, usualmente de carácter innovador. El sistema no es enteramente original: desde antiguo han existido formas de previsión, como las de las hermandades y algunos gremios, que crearon bolsas comunes para afrontar situaciones imprevistas y desafortunadas que sufriera uno de los cofrades. El concepto contemporáneo de la Seguridad Social tiene el mismo fin y el mismo origen. En el caso del crowdfunding, hay precedentes rudimentarios como el mítico caso del primer disco de Extremoduro, la banda de rock de origen placentino. Como bien se cuenta en Wikipedia, dados su escasos recursos para financiar la grabación, decidieron ir vendiendo papeletas entre sus conocidos (a mil pesetas cada una), que valían por una copia de la maqueta, una vez hecha vinilo. Consiguieron vender 250 de estos “vales”, pagaron con ese dinero a los estudios Duplimatic en enero de 1989, y editaron una tirada de 1000 copias de esta primera “demo”, titulada Rock Transgresivo, que ya contenía temas emblemáticos del grupo como “Extremaydura” o “Jesucristo García”. Los compradores de los vales no hicieron sino decir a estos músicos aquello de “tú si que vales”, y otorgándoles su confianza hicieron posible la materialización de sus ideas artísticas. Los financiadores que utilizan esta metodología hoy lo hacen normalmente por medio de internet, a través de múltiples plataformas que recogen propuestas en todo el mundo. Los autores del proyecto pasan la gorra virtualmente (siempre son cantidades no muy grandes) entre sus seguidores, y por ello es tan importante que sean capaces de generar una comunidad de personas en torno a su idea. La confianza se gana con buena comunicación, transparencia, compromiso, y el uso razonable de recompensas simpáticas a los que aportan libremente una cantidad económica que les parece apropiada. Finalmente, las aportaciones dan derecho, además de a estas recompensas a modo de agradecimiento, y del placer de participar en proyectos que ayudan a crear cosas nuevas, a una deduccción fiscal como donaciones que son. Si quiere decirle con un poco de dinero a algunos geniales extremeños lo mucho que valen, aproveche: está abierta en www.goteo.org/call/cofinancia-extremadura/projects la primera campaña regional de crowdfunding, bautizada por sus promotores como #cofinancia Extremadura. Hasta fin de año, puede ayudar a que una estación de telemedicina de bajo coste para países desfavorecidos, una red social de propietarios de mascotas, o una cerveza artesanal con hierbas aromáticas autóctonas, cobren vida.

QUE TE QUIERO VERDE(5-12-13)

Tengo que decir que hoy estoy contento. Estamos acostumbrados a que muchas cosas se hagan en este santo país con perpectiva de corto plazo, y se resuelvan la mayoría de las discrepancias por medio de la lucha a garrotazos con la que tan bien reflejó Goya el alma patria. Sin embargo, a veces asoma una luz para encender nuestra capacidad de pensar más allá del año que viene, de las próximas elecciones, y de lo que opinan los nuestros. Yo, en días así, me pongo de buen humor y me siento verde esperanza, verde de la enseña tricolor que nos identifica con Extremadura. Algún día quizás sepamos si es cierta aquella leyenda urbana que cuenta cómo en los años 1980, los primeros legisladores regionales acordaron impelidos por la urgencia, a fin de diseñar la bandera autonómica, los tres colores comunes que figuraban en las camisetas de los clubes de fútbol de Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz. Pero, más allá de la anécdota, se nos han ido metiendo los tintes regionales en la memoria, y parece que siempre estuvieron allí. Ahora el verde es la seña de identidad de la Estrategia de Especialización Inteligente (o RIS3) de nuestra región, un proyecto culminado que se acaba de presentar en sociedad. Estoy contento porque ese documento, que servirá para dar forma a los fondos europeos que nos ayudarán a desarrollarnos desde el 2014 al 2020, se ha escrito por primera vez en la historia por medio de un proceso participativo en el que han expresado sus opiniones sectores muy diversos. Es una estrategia participativa. Estoy contento porque la redacción del texto ha corrido a cargo de un buen equipo técnico coordinado por FUNDECYT, con el apoyo de expertos nacionales y europeos, que le han proporcionado una perspectiva multidiciplinar. Es una estrategia realizada con metodología adecuada. Estoy contento porque creo que el contenido, en el que tuve ocasión de colaborar, refleja bien la realidad de nuestro ecosistema, nuestra sociedad y nuestras empresas, pero además denota la ambición razonable de crear un modelo productivo propio, y adecuado a los retos de este siglo. Luego es, en mi opinión, una estrategia realista y sostenible, pero a la vez ambiciosa. Finalmente, es una estrategia verde, no solamente porque confía en los recursos naturales extremeños, sino porque no tiene colores políticos marcados, dado que se ha consensuado por todos los grupos políticos de la Asamblea. Hoy veo que somos capaces de escribir una estrategia consensuada, igual que lo hicimos otras veces en el pasado. Llámanme pesado del consenso, romántico de la concordia, aburrido de la cooperación, latoso de lo procomún, lo que quieran. Nuestra cultura riquísima tiene algunos componentes terribles, y entre ellos el peor quizás sea el que origina, no ya dos Españas, sino 46 millones de formas diferentes de entender un país. Cuando dialogamos y acordamos, nos vacunamos contra ese virus histórico, generamos espacio para la esperanza, abrimos cielos verdes. Yo hoy estoy contento, veo todo menos pardo, veo todo más verde.

JAMMING(28-11-13)

¿Qué pintan treinta y cinco personas adultas, aparentemente en buen estado mental, muchas de las cuales no se conocen previamente entre sí, encerradas durante 48 horas de fin de semana en uno de los edificios del Centro Tecnológico e Industrial de Extremadura? Las respuestas obvias de los lectores serán: (A) un reality de estos que ahora ponen en la tele; (B) una orgía; (C) ni idea; (D) la respuesta menos obvia, pero sin embargo acertada, es: Jamming. Al igual que otras 5.000 personas, durante el mismo tiempo, se encerraron hace seis días en Hong Kong, Bangalore, Sydney, Teherán, Helsinki, Nuremberg, Milá, Coimbra, Montreal, Chicago, Méjico, y … Badajoz, en un ejercicio peculiar para lograr tres cosas: aprender acerca del diseño de servicios; ofrecer al resto del planeta prototipos de soluciones reales para ayudar a la sostenibilidad global, y pasarlo bien. Una Jam es un mogollón colaborativo, destinado a estimular entre sus participantes la capacidad de experimentación y de innovación. Los curiosos componentes de este mogollón se organizan en equipos multidisciplinares, y durante horas de trabajo comprimidas de viernes a domingo, coinciden en el momento y en el tema con otras Jam por todo el mundo, subiendo el resultado de sus proyectos a una plataforma común (www.globalsustainabilityjam.org), montando así una jam de jams. Este invento de Markus Hormess and Adam Lawrence, basados en Alemania, se ha expandido como la pólvora en una manifestación más de la cultura de cooperación que se llama genéricamente crowdsourcing. Pero vamos a las traducciones: lo de Jam viene del precedente de las jam sessions en el jazz, donde varios instrumentistas interpretan improvisadamente un tema juntos, intercambiando ideas en una especie de rivalidad amistosa, que permite conocerse mutuamente y generar algo único. Lo del diseño de servicios es una forma de pensar muy contemporánea, que agrupa herramientas técnicas para imaginar, prototipar y producir nuevos servicios de todo tipo imaginable con ritmo acelerado, adaptado a la rapidez global actual. Lo del crowdsurcing es literalmente “outsourcing a la multitud”, o sea, un modelo colectivo y distribuido de producción y de generación de soluciones, generalmente mediante una comunidad de personas que se organizan a través de redes digitales. El crodwsourcing incluye procesos tan diversos como co-diseñar, financiar de forma distribuida, elegir una solución de manera colectiva, investigar en común, o competiciones científicas por equipos, compartiendo ideas, habilidades, dinero, tiempo, o una plaza en un piso. ¡ Ufff !, qué rarito. Pero estas cosas tan raras se están convirtiendo en el modo normal de funcionamiento de la generación hiperconectada que está accediendo ahora a sus primeros empleos o proyectos empresariales, y dentro de poco dará otra forma a nuestro mundo. Para los nativos digitales e hijos del programa ERASMUS resulta muy natural cooperar en un equipo internacional para casi cualquier cosa. Su comportamiento en red, su inteligencia colectiva, y su swing jammer son de esas sensaciones que cuando las pruebas tienen un puntito adictivo, del buen rollo, de la energía positiva que tanta falta nos hace, que puede curarnos de nosotros mismos.

IRRESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA(21-11-13)
En el mismo día que posa usted sus ojos sobre estas líneas, quizás incluso a la misma hora, tengo la suerte de participar en Badajoz en un acto de homenaje a un grupo de empresas e instituciones que han materializado su compromiso con la responsabilidad social corporativa (RSC), llamada también responsabilidad social empresarial (RSE). En esta ocasión, se premia a los participantes extremeños en el programa Incorpora de la Obra Social de La Caixa: corporaciones privadas y públicas que han tomado la decisión acertada y valiente de incorporar en sus plantillas a personas con algún tipo de discapacidad, mujeres víctima de violencia de género, privadas de libertad, ex drogodependientes o de minorías étnicas, todos ellos grupos que en estos tiempos difíciles lo tienen incluso más difícil que los demás. Junto a los empleadores, se agradece también el excelente trabajo que han realizado 11 entidades sin ánimo de lucro de los más diversos orígenes y filosofías, ayudando con su intermediación a que esto sea posible. Muchos ciudadanos extremeños desconocen que nuestra región ha sido artífice de una gran norma en esta materia, la Ley 15/2010 de responsabilidad social empresarial en Extremadura, que además de ser pionera en España, fue aprobada por consenso y con legítimo orgullo por PSOE y PP, y ha recibido en su aplicación reconocimientos nacionales y europeos, además de generar uno de los mejores sistemas y portales españoles sobre el tema (www.rsextremadura.es). Todo esto tan chachi de poner a las personas, la sociedad y el medio ambiente en el centro de atención de la empresa, cosa que a algunos aún les suena a milonga o a chorrada, está llegando afortunadamente a un punto de no retorno, a una situación donde la novedad no es la responsabilidad, sino la Irresponsabilidad Social. Desde que el Premio Nobel Milton Friedman dijo en 1970 lapidariamente que “la responsabilidad social de la empresa es aumentar sus beneficios” (y ya está), ha llovido mucho. El Catedrático de Harvard Michael Porter, muy poco sospechoso de perroflautismo, ha sintetizado el estado actual de la cuestión en una idea muy poderosa: el “valor compartido”. Para Porter, que lo describió junto a Marc Kramer en 2011, no se trata de compartir el valor generado por la empresa, sino de ir más allá, de expandir el valor económico y social que produce la empresa, por tres vías: re-definiendo productos y mercados, reformulando la cadena de valor, y reforzando los vínculos positivos con sus comunidades de alrededor. Se difuminan los límites entre lo lucrativo y lo no lucrativo, y se transcienden los conceptos clásicos de caridad y solidaridad; la empresa, y sus productos, valen mucho más cuando atienden a las necesidades de todos los grupos de interés que la rodean. El consejo es claro: si quiere seguir usted en los años 1970, y comprobar cómo el valor de su empresa se degrada, practique la Irresponsabilidad Social Corporativa. En cambio, si quiere estar al día, sea responsable; las personas crecerán con su organización, y su organización crecerá con las personas.

LA TERCERA VÍA(14-11-13)

Con la que tenemos montada, es cada vez más evidente la existencia de una tercera vía, pero no me refiero a la imaginada por Anthony Giddens. La quiebra de la confianza ciudadana lograda por parte de la mayoría de las instituciones, con amarga y sistemática insistencia, en nuestra vieja piel de toro, coincidió a partir de 2008 con esta maldita crisis que no cesa, generando un abismo que separa a las personas de aquellas estructuras teóricamente dedicadas a cubrir nuestras necesidades y a resolver nuestros problemas. Evito la enumeración exhaustiva de los integrantes de la cofradía del descrédito, porque para eso solo hay que mirar las demás columnas de cualquier periódico, pero de arriba abajo, y de diestra a siniestra, casi no queda nadie en quien confíen mis congéneres. Si acaso, conservamos un poco de fe en las fuerzas del orden y de seguridad y los profesionales sanitarios, algo en la judicatura de base, y, haciendo caso a las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, bastante en las entidades sin ánimo de lucro. Víctimas del peor tifón social y económico de los últimos decenios, las gentes confían más en las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que en las gubernamentales, para arreglar los efectos de estos vientos huracanados. El llamador “tercer sector”, compuesto de asociaciones, fundaciones y movimientos, plataformas informales y ciertas empresas sociales, se está erigiendo como verdadera tercera vía, entre lo público y lo privado, de cambio y mejora social. Hay mayoría de personas que entregan su dinero mucho más a gusto a la Cruz Roja o a Cáritas, que a la Casa Real; y ello es una situación inédita que, sin embargo, tiene sentido. Las razones pueden ser al menos dos: primero, el impulso de los valores sociales y ambientales en la sociedad española desde el nacimiento de la actual democracia ha calado en la ciudadanía, originando una conciencia cívica colectiva mucho más intensa y profunda de lo que muchos imaginaban. Por otro lado, ello ha propiciado la expansión y la profesionalización de las organizaciones, tejiendo junto con las personas una malla compleja, variada y potente de recursos y fidelidades valiosos que no ha sido tan atacada por la podredumbre como en el resto de instituciones. Este robusto tejido cívico debe contemplarse hoy por las instituciones desprestigiadas como una oportunidad de intervenir en la solución de los problemas actuales y de iniciar su propia regeneración; no deben percibir al tercer sector como competencia, sino como una extraordinaria herramienta para afrontar retos urgentes. Esta tercera vía, este tercer sector, abarca desde grandes proyectos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de alcance nacional, hasta pequeñísimas soluciones gestionadas con éxito por grupitos de voluntarios entusiastas comprometidos con su pueblo resolviendo, casi sin recursos, lo que otras estructuras más poderosas no consiguen. Un país dotado de vida cívica intensa y emprendedores empresariales y sociales es un país con futuro. Debemos apostar colectivamente por el tercer sector, porque muchas de las soluciones que necesitamos vendrán de nosotros mismos, o si no, quizá, no vendrán.

EMPRENDIMIENTO SOCIAL PARA NOVATOS
(7-11-13)

Emprender está de moda, y más molón y moderno aún es el concepto de emprendimiento social. Durante la última semana de octubre tuve ocasión de participar en dos jornadas técnicas para hablar del tema. Una en Portalegre, donde el Politécnico de allí y la red EAPN me invitaron a intercambiar opiniones acerca de este fenómeno como “fuente de oportunidades en el Alto Alentejo”. La otra fue durante el Día del Emprendedor, y aprovecho la ocasión para tirar unas cuantas flores a Candelaria Carrera, Directora General de Empresa del ejecutivo regional, y a todo su equipo, porque la organización fue impecable y el ambiente positivo, cosas ambas que se agradecen mucho estos días grises. Pues en esa efeméride de exaltación del emprendimiento vinieron a la capital lusitana algunos de los gurus (sin tilde) del tema, y en especial fue un descubrimiento la aportación de Diego Aldarbonedo, padre de Creatividadfuncional.es, porque logró, en mi opinión, sintetizar en una sencilla definición para novatos, pero muy enjundiosa, este complejo concepto del emprendimiento social. Como él dice: ¿qué hace que una empresa sea social? Al azar surgen nociones como “la RSC”, “que tenga una fundación”, “que sea una cooperativa”, “que ayude a los que no tienen”,” que integren a los desfavorecidos”, ”que done el 1% a ONGs”. Son éstos indicios sociales ciertamente, pero su existencia no es razón suficiente para decir que una organización es social. Una cooperativa agraria es legalmente social, pero en igualdad de género en muchos casos no se podría decir lo mismo. Igual ocurre con una industria que considera que su RSC se limita a cumplir con la norma ISO medioambiental. Entonces, ¿qué diferencia a una empresa social de otra que no lo es? Tradicionalmente, las compañías tenían exclusivamente la obligación de maximizar su beneficio económico. La visión de gestión empresarial avanzada amplió ese objetivo con una novedad: “ser Económicamente Rentables, pero no a cualquier precio para la sociedad”; ser además “Socialmente Responsables”. Ello ha facilitado que cada vez encontremos programas de RSC, productos ecológicos, etc… Acciones beneficiosas, que sin embargo pueden ser, en ocasiones, una tasa de bondad abonada a cambio de no cambiar la actitud de fondo: maximizar la rentabilidad económica (Ojo, esto no es malo, solo un poco escaso para nuestro nivel de civilización). Lo que a juicio de Diego supone una verdadera actitud de empresa social es darle una vuelta de tuerca al paradigma actual y re-formularlo de la siguiente manera: “Ser socialmente rentable, y económicamente responsable”. Para maximizar el beneficio social, sea cual sea su actividad, lo importante es conocer el impacto que la empresa tiene en su entorno; ser consciente de su completo papel dentro del sistema económico como entidad creadora y dinamizadora; y asumir los deberes y responsabilidades, frente a todos los grupos de interés, que ello conlleva. Una empresa social, en definitiva, es aquella organización auto-suficiente en cuya actitud cotidiana se refleja la intención y la acción de ayudar a construir un ahora (y un mañana) mejor para todos.

LA HORA EXTREMEÑA(31-10-13)

La gran mayoría de las y los extremeñitos nos levantamos de noche cerrada una buena parte del año, mientras lo valencianos y barceloneses lo hacen con el sol, porque en toda España (con la excepción de Canarias) y en la mayor parte de Europa vivimos en la misma hora. Esta hora es desde 1942 la llamada CET o “Central European Time”, y se cuenta como una hora más de la hora UTC, (Tiempo Universal Coordinado). La UTC está basada a su vez en la del famoso meridiano de Greenwich, al lado de Londres (que podría haberse llamado también meridiano de Castellón de la Plana, porque está en esta misma longitud terrestre). Vista así, nuestra hora legal también puede expresarse como UTC+1, es decir, una más que la hora de base del resto de zonas horarias del mundo. Si observamos un atlas, cuanto más hacia la Siberia Rusa son más horas, hasta doce, y hacia el Oeste, a la izquierda, son horas de menos. Hasta aquí todo bien. Lo malo es que en Extremadura estamos llevando nuestras vidas con el reloj funcionando a la par que los suecos y los serbios. Cuando en Badajoz amanece a las 7:55 h., en Budapest lo hace unos 40 minutos antes. Geográficamente, la hora CET consiste de la zona que se encuentra entre los meridianos 7º30´E y 22º30´E, es decir, incluye Finlandia, Hungría, Rumanía y Atenas. Budapest está a unos 2.500 km hacia el Este de Badajoz, y sin embargo nuestras oficinas y colegios abren a la misma hora, allí de día, de noche aquí. En términos estrictamente solares, La Coruña está en zona UTC-1, como Canarias, pero está aplicando una hora legal UTC+1, o sea, dos horas de más. Díganme si no les parece absurdo. Eso explica que tengamos horarios de comer de una o dos horas más tarde que en Europa Central, ya que es lo único que hacemos (comer) a una hora medianamente correcta, yendo con el sol. Me alegra mucho que se haya aprobado en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados un informe bien documentado para el estudio de la racionalización de horarios y la conciliación, proponiendo la vuelta al huso horario en el que en el que España estuvo históricamente desde 1884, cuando se estableció la medida universal del día. En este informe cuentan que “a nuestro país le corresponde la misma hora que tienen Canarias, Portugal e Inglaterra, y que se cambió, durante la Segunda Guerra Mundial, por motivos bélicos, pasando a tener la misma hora del meridiano de Berlín”. Y añade algo que sabemos bien: “El hecho de que España, desde hace más de 71 años, no tenga el huso horario que le corresponde, da lugar a que madruguemos demasiado y durmamos casi una hora menos de lo recomendado por la OMS. Todo ello afecta negativamente tanto a la productividad, como al absentismo laboral, al estrés, a la siniestralidad y al fracaso escolar”, el Legislador dixit. Y, para mi gusto, dixit muy bien.

NUEVOS LADRILLOS(24-10-13)

Construir la economía del futuro requiere de bloques sólidos. La gran fuente de crecimiento y empleo durante los años anteriores a la recesión fue la construcción. Al publicarse mi artículo de la semana pasada sobre “horizonticlidad”, un amigo me replicó: “y la construcción, Alejandro, no olvidemos un sector tan importante”. En cualquier modelo de desarrollo regional los ladrillos tienen un papel, pero mi impresión es que su rol futuro será muy distinto al que tuvieron en esos años felices. A finales del siglo pasado apostamos colectivamente por el hormigón y el alquitrán, que parecían algo no solo muy necesario sino también muy sólido, pero se nos fue la mano. Aquello tan presuntamente sólido e inacabable resultó ser de pobre cartón piedra, y lo necesario se transformó, al calor de un negocio tan extraordinariamente rentable y masivo, en un terrible excedente de casas, aeropuertos, terrenos urbanizables y puentes de diseño. La robusta cúpula dorada que cobijaba nuestro futuro personal, familiar y colectivo resultó ser una pompa de jabón que nos ha sumido en una deuda inconcebible. Concebimos una economía donde la obra pública y la construcción de edificios eran las locomotoras tractoras de todo lo demás, y fabricar se nos volvió muy complicado en pleno proceso globalizador, sobre todo viendo lo fácil que era ganar dinero con el trenecito en marcha. Ese tren creo que no volverá, por varias razones. El excedente que hemos generado costará digerirlo uno o dos decenios, por el lastre de nuestras deudas, y por la debilidad de nuestra pirámide poblacional. Es cuestión de responder las preguntas: “¿quién va a comprar las viviendas y los terrenos que sobran a modo de inversión? ¿Quién va a pagar las futuras autopistas, los futuras aeropuertos, las futuras obras firmadas por Calatrava? No sé imaginar una respuesta. Para cuando la construcción sea de nuevo una actividad mínimamente rentable, los que vivieron la época dorada se habrán jubilado, y posiblemente el sector sea otra cosa, muy diferente: construcción sostenible y eficiente, con módulos altamente estandarizados y producidos industrialmente, repleta de sistemas domóticos y otros elementos tecnológicos… En la Politécnica de Cáceres ya están desarrollando acertadamente un proyecto común de I+D llamado SmartPoliTech, destinado a convertir esta Escuela universitaria en un ecosistema experimental, laboratorio vivo donde la tecnología contribuya al bienestar, la eficiencia energética y a la experimentación. Y el Instituto Tecnológico INTROMAC ha reorientado también sus líneas de investigación. ¿Qué espacio quedará en el próximo marco para el ingente colectivo de jóvenes no cualificados que encontraron empleo en la construcción del siglo pasado? Muy poco, me temo. Los nuevos ladrillos necesitarán nuevos empresarios y nuevos profesionales, seriamente especializados, como es el caso en los países europeos más avanzados. Mi apuesta es que serán ya no la locomotora, sino como mucho una más de seis u ocho ruedas motrices de un nuevo modelo económico que debemos diseñar conjuntamente, para disponer del vehículo adecuado con el que salir del barro y volver a la vía de la plata.

HORIZONTICLIDAD(17-10-13)

Durante el IX encuentro Bellota Valley, en la Fundación Maimona, tuvimos un invitado de postín, Sergi Marcén, uno de los responsables de la estrategia de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) de la Generalitat de Cataluña, y uno de los padres putativos del Mobile World Congress y sus proyectos derivados, que están haciendo de Barcelona referencia mundial en telecomunicaciones móviles y sus aplicaciones sociales y económicas. Como decía ese día Javier Alonso, de Intexmedia, tenemos en Extremadura grandes profesionales y buenas empresas TIC, y algunas de ellas estuvieron compartiendo la jornada. Sergi reflexionó acerca de cómo en cada territorio ocurren dos cosas: 1. las TIC son fundamentalmente un sector horizontal, transversal a todos los demás; 2. son tecnologías que necesitan, y a su vez enriquecen, a un sector tractor del resto de la economía. En EE.UU o Israel, reconocidas potencias tecnológicas, este sector tractor es claramente el Ejército, y por encargos militares se desarrollan, por ejemplo, los nuevos procesadores, esos cerebros electrónicos de todos los cacharros electrónicos, que luego son aplicados a usos civiles. Una característica de las TIC es que alcanzan su verdadera utilidad y relevancia cuando sirven como soporte de otra actividad productiva, permitiendo alcanzar en esa otra actividad mayor eficiencia y eficacia. El Sergi (como dicen los catalanes) veía claras en Extremadura tres áreas a las que estas tecnologías pueden prestar grandes servicios: la salud y los cuidados sociales, incluyendo muy especialmente la atención a los mayores o senior; lo agroganadero, y en especial la alimentación, su tecnificación y su logística; finalmente, el turismo, conectado muchas veces con las dos áreas anteriores. Para Marcén está claro, y yo coincido con él, que posiblemente tenga mucho sentido, para los profesionales y las empresas del sector TIC, buscar oportunidades fuera de su propio sector (además de colaborar con compañías TIC), conversando con empresas socio-sanitarias, agro-alimentarias o turísticas. Podrían así detectarse oportunidades de ampliación de la cadena de valor, “horizonticlizando” las perspectivas de negocio y creando soluciones que luego, además, pueden aplicarse en el resto del mundo. Como era plena Feria de Zafra, el ejemplo era obvio: ninguna empresa ha desarrollado aún una app (un pequeño programa informático) para que los visitantes de la feria puedan recibir información útil (y comercial) en sus smartphones, acerca de todo lo que hay y ocurre en un evento de ese tipo. Mirando transversalmente, horizontalmente, pueden aparecer nichos y hasta sectores completos en los que seamos realmente competitivos. Y si añadimos a las TIC las energías, el agua y el medio ambiente como otros ejes horizontales, las oportunidades, creo, pueden multiplicarse de manera exponencial. Las innovaciones, no lo olvidemos, son fundamentalmente nuevas combinaciones entre cosas que ya existen. La posibilidad de aportar valor al resto de sectores hacen de la “horizonticlidad” una estrategia de desarrollo económico razonable. Ésta y otras conclusiones serán públicas en un Informe sobre las TIC en Extremadura que en breve se dará a conocer a la sociedad y las empresas de nuestra región.

LO REAL, LO FÍSICO Y LO VIRTUAL
(10-10-13)

Uno de los cambios más importantes sufridos por nuestra civilización ha sido la aparición de tecnologías de transmisión y difusión masiva de sonidos y de imágenes, fijas o en movimiento. Primero fueron la televisión y la radio analógicas, luego vino Internet, y ahora las teles y las radios se han hecho digitales. La capacidad tecnológica ha cambiado nuestras percepciones y nuestras realidades, y ha generado una confusión importante, en especial a partir de la reciente introducción de la escurridiza palabra “virtual” en nuestras vidas. La concepción de lo virtual ofrece mucho espacio para la confusión, porque tendemos a identificar automáticamente, con cierta razón, lo virtual con lo falso. Realidad está para la RAE “en contraposición con lo fantástico e ilusorio”, y la misma Academia define lo virtual como aquello “que tiene existencia aparente y no real”, es decir, virtual=ilusorio. Esto genera problemas, porque podemos acabar considerando que lo real es siempre verdadero, y lo virtual, falso siempre. Cualquiera de nosotros que haya asistido a una videoconferencia sabrá que no tenemos motivo, en condiciones normales, para pensar que lo que ocurre durante la misma es una ilusión. Y a la inversa, observando en vivo a un trilero real, podemos estar casi seguros de que falsea lo que pasa ante nuestros ojos. Por ello, muchas veces empezamos a distinguir en nuestro trabajo u otras actividades cotidianas entre “físico” y “virtual”: reuniones virtuales o presenciales, o formación virtual o en persona. Una canción de los Rolling Stones que oímos a través de los auriculares conectados a un MP3, es real y es virtual al mismo tiempo. También si escuchamos el vinilo, sólo que en este caso es aún más físico, porque el disco es totalmente tangible. Así que lo virtual también se puede alinear a priori con lo intangible. Pero existen sistemas de realidad virtual que incluyen dispositivos táctiles (“Haptics” en inglés), que transmiten movimientos, vibraciones y otras sensaciones al usuario, y que se están incorporando masivamente en sectores muy diversos, desde la industria del videojuego, pasando por la tele-gestión de máquinas y robots, el diseño industrial, y aplicaciones médicas como operaciones a distancia o aparatos de rehabilitación. Lo virtual es cada vez más real, y se acerca progresivamente a lo verdadero, creando nuevas realidades, en una sucesión de capas de artificialidad que se superponen como las de una cebolla. En el S. XIX eran bienes físicos los que se cosificaban, y en el XXI cosificamos ideas, lenguajes, datos y hasta emociones en formas virtuales. Esto plantea tres retos enormes: uno, si casi todo se puede convertir en cosas, ¿debemos aceptarlo sin establecer límites? Dos, a medida que la virtualidad se aleja de lo ilusorio, porque crea nuevas realidades en las que vivimos cada vez con mayor naturalidad, ¿cómo seremos capaces de discernir lo verdadero? Tres, cuanto más crece la sociedad del espectáculo, como dice Guy Debord, ¿cómo evitaremos caer en el síndrome de “cuanto más contemplo, menos vivo”?

A TRAVÉS DEL ESPEJO(3-10-13)

Como en la historia escrita en 1871 por Charles Lutwidge Dodgson, tenemos un espejo mágico dentro de cada casa. Charles utilizaba el seudónimo Lewis Carrol, y una parte muy importante de la humanidad le conoce por su principal personaje, Alicia, y por su País de las Maravillas. Al principio del segundo libro, Alicia fabula con su gato acerca de cómo será la casa que se encuentra, en su imaginación, al otro lado del espejo: “Juguemos a que existe alguna forma de atravesar el espejo. Juguemos a que el cristal se ablanda como si fuese una gasa que pudiéramos atravesar. Vaya, se está convirtiendo en una especie de niebla, digo. Será fácil atravesarlo. El cristal se derretía como una niebla brillante y plateada. Al instante siguiente, Alicia lo había atravesado, y saltó suavemente dentro de la habitación del espejo”. Esta espléndida obra literaria anticipó el salto a otra dimensión que han permitido las tecnologías. Primero, la televisión, una verdadera ventana a otros mundos abierta en los años 1930, y que nos permitió conocer por primera vez diferentes realidades con nuestros propios ojos y oídos, sin necesidad de relatores ni de trasladarnos físicamente. No somos muy conscientes de la relevancia de está transformación sociológica global; acaso, cuando rememoramos batallitas de otros tiempos, veladas antiguas en las que una radio, como mucho, era el dispositivo que nos conectaba en tiempo real con el resto de la humanidad. Es muy difícil encontrar lugares en el mundo donde no existan televisores, y personas de toda cultura y condición alrededor de estas cajas tontas o maravillosas, según las queramos ver. La era de los grandes acontecimientos que son vistos simultáneamente por cientos de millones de personas, gracias a la difusión de los satélites de telecomunicaciones, supone posiblemente el primer paso en la construcción de la Noosfera imaginada por Vernadsky y Teilhard de Chardin. Esta capa de conciencia universal, de cognición humana compartida que transforma la biosfera, podría según estos precursores servir para crear un nuevo modelo de poder basado en la inteligencia colectiva, la Noocracia. La divulgación y la asimilación colectiva de imágenes, mensajes y ideas están uniformando el planeta a través de códigos compartidos, otro de los canales por los que discurre la globalización del planeta. El segundo espejo, más mágico aún, si cabe, son los dispositivos que nos permiten acceder a Internet, ordenadores y tablets, mediante los cuales podemos saltar dentro de la habitación que está al otro lado del cristal, porque, a diferencia de la tele, son herramientas interactivas. La comunicación no se produce ya en un sentido sólo, sino en ambos sentidos, y todos somos a la vez emisores y receptores, dando lugar a un verdadero diálogo que refuerza exponencialmente las dinámicas de transmisión de la información, en todos sus formatos y en todas las direcciones. Este proceso creciente y acelerado otorga completo sentido a la noción de Red de Redes, de Internet, y posibilita crear realidades paralelas a las que accedemos saltando permanentemente a través del espejo.

LAS TRES EMPRESITAS(26-9-13)

En estos días se cumple el quinto aniversario del comienzo oficial de la Gran Crisis. El 14 de septiembre de 2008, el banco de inversión Lehman Brothers presentó la mayor quiebra de la historia, con un pasivo de 613.000 millones de dólares (unos 430.000 millones de euros). Para hacernos una idea de las magnitudes en juego, el presupuesto anual de Extremadura, con el que se pagan nuestros hospitales, sistema educativo, y demás gasto público, ascendió el año 2012 a 4.914,3 millones de euros, algo más del 1% del pasivo de Lehman, cuarto banco de inversión de Wall Street. Cuando todo esto pase, podríamos pedir la declaración del 14 de septiembre como Día Internacional de la Recesión, para ayudar a pensar en las crisis cuando hayan acabado: quizás ayudaría a que fueran en el futuro menos severas. Mientras tanto, le dedico a esta fecha mi pequeño homenaje: Érase una vez, como decía Perrault, un pueblo con tres empresitas. En primavera, cuando todo estaba lleno de frutos y buen tiempo, cada una de ellas decidió hacerse una casita. La primera empresa se hizo una casa de paja, la segunda de leños, y la tercera de ladrillos. Cuando llegó el verano, el dueño de la primera empresa, viendo que todo iba bien, se compró un enorme chalet en Isla Cristina con una gran hipoteca, y un enorme todoterreno por leasing; no invirtió nada en la casita de paja, porque, total, cada mes valía más sin hacerle nada. El dueño de la segunda empresa también compró un enorme todoterreno porque no iba a ser menos, y al lado de su casita de leños de madera hizo otra más, porque el negocio iba viento en popa, y compró con una gran hipoteca el terreno de al lado para hacer en los años siguientes más casitas de leños. El dueño de la tercera empresa, que había dedicado mucho esfuerzo a construir su casita de ladrillo, también pensó que era un buen momento, y pagó toda la hipoteca que tenía sobre esa casita. Como el negocio iba bien (todos los negocios iban bien), decidió invertir en maquinaria que cabía en su casita, para aumentar su competitividad; mandó a sus empleados a cursos de formación, para aprender a manejar esas nuevas máquinas que les permitían producir más y más barato; y empezó a ir, con el dinero que le quedaba, a ferias comerciales de regiones limítrofes, e incluso a algunas ferias internacionales, donde encontró nuevos clientes que compraron toda su nueva producción. Los dueños de las otras dos empresitas le miraban desde sus grandes todoterrenos con condescendencia, y pensaban: “ha nacido para pobre”. Al dueño de la tercera empresita le visitaban insistentemente todos los banqueros del pueblo, pero él les decía que su padre le había enseñado a no pedir más créditos de los necesarios. Terminó agosto, y el 14 de septiembre de 2008, el banco de inversión Lehman Brothers presentó la mayor quiebra de la historia. Colorín, colorado, este cuento aún no ha terminado.

GURÚ DE MESA CAMILLA
(19-9-13)

Soy gurú de mesa camilla. A mi edad, camino de los 50, puedo razonablemente ayudar a unos más jóvenes que yo a entender lo que cuentan los estudiosos de ciertas materias acerca de cómo funciona una parte de la realidad, y a otros que me superan en años y experiencia a comprender alguna nueva técnica o tecnología. El gurú, más correctamente escrito “guru”, sin tilde, es el maestro de tradición fundamentalmente oral, y es palabra sánscrita. El sánscrito es una lengua indoaria propia del subcontinente indio. Por eso nos suena exótico. Los estadounidenses, maestros de la simplificación con fines comerciales, adoptaron la palabreja para designar a cualquiera que tiene seguidores, durante la inflación expansiva de nuevos movimientos religiosos situados en la periferia de la cultura dominante en el país. Luego, se extendió el concepto al ámbito empresarial, donde las grandes estrellas del “management” comenzaron a adquirir un preocupante parecido con los telepredicadores. Si no han visto nunca actuar a un gurú de los negocios, pueden tener una experiencia intensa mirando cualquier video de algún showman del gremio como Marc Vidal, por ejemplo. En esto de los gurus los hay de varias categorías y precios, como en cualquier otro mercado. Para mí, existe una primera distinción natural entre los que no llevan tilde y los que sí. Los primeros son anglosajones, preferiblemente profesores en una universidad de primera línea como Harvard o presidentes de Apple, padres de un concepto nuevo compuesto de una o dos palabras como “clusters” o “innovación abierta”, e integrantes de la categoría de los campeones del mundo. Los segundos, los gurús, son ibéricos, y entre ellos hay, cómo no, niveles y especialidades. Respecto a estas últimas, el gurú de la piel de toro oscila entre el espectáculo neoliberal-graciosón de Vidal y el hieratismo neocomunista-tristón de Carlos Taibo. En su otra dimensión, la especie alcanza desde la liga de las estrellas, pasando por los jugadores de regional preferente, y llegando hasta la categoría de gurú de mesa camilla. El número de seguidores, o de personas que conocen el nombre del guru o del gurú, es directamente proporcional a lo que cobran los de este oficio por cada actuación, y en ello tampoco se distinguen mucho de cantantes o toreros, salvo en su manejo habilidoso y sistemático del neuromarketing y del lenguaje. Mi subclase, la de los mesa-camilla, es a mucha honra prima hermana del cronista local, del guía voluntario del museo del pueblo, y de los radioaficionados de Detente y Ayuda. Pero no por ello merecemos los gurús de base menos confianza que los gurús de primera división; exactamente merecemos la misma. Me remito al consejo de U. G. Krishnamurti: “el deseo humano de iluminación es explotado por gurus, maestros espirituales y otros vendedores de cosas de pacotilla. Podemos entender aquello que nos rodea con la ayuda de nuestro propio conocimiento. Quizás necesites al artista para explicar su arte contemporáneo, pero no necesitas a nadie para entender una flor”.

UTOPÍA(12-9-13)

(De mi Diario. 12 de septiembre de 2020): hoy han vuelto los niños al Colegio. Empieza el curso, y ¡cómo ha cambiado todo! Esta mañana las mochilas escolares eran una pluma: unos lápices, un solo cuaderno, el bocadillo y el tablet. Nada que ver con antiguamente, cuando iban las criaturitas arrastrando mochilas enormes cargadas de muchos cuadernos que nunca se llenaban, y de muchos libros de texto, todavía me acuerdo, que valían más de treinta euros cada uno. Entonces a los padres se les ponían los pelos de punta cada inicio de curso, sobre todo durante la crisis, y las familias engordaban con su esfuerzo las cuentas de algunas editoriales. Mira que hace ya diez años que un portátil o un tablet cuestan lo que los libros de un solo año; no acabo de entender por qué hemos tardado tanto es implementar de verdad la digitalización en las escuelas, pero más vale tarde que nunca. Los niños están alucinados con el nuevo modelo: los contenidos con los que trabajan son en parte estáticos, eso que antes venía en los libros, y parte dinámicos, decididos diariamente por el maestro junto con ellos. Lo primero que han notado es que las clases son ahora como cuando estaban en educación infantil, sentados en círculo, luego en grupos, y que han quitado la tarima y la mesa del maestro. Si lo piensa uno bien, ya nos vale, de la años que hace que inventaron Internet y que hay posibilidad de manejar sonidos, hipertextos, vídeos y el resto de formatos aparte de los textos, pero recuerdo bien al montón de gente que opinaba que eso era incompatible con seguir usando los libros: en fin, 600 años de inercia anclados al invento de Gutenberg son difíciles de superar. Y aquello de todos los niños mirando para abajo calladitos sentados en filas prusianas también duró lo suyo, hasta que introdujeron el método socrático y las teorías de Ken Robinson. Creo que todavía se puede ver en el Museo Etnográfico de Olivenza aquella aula de finales del S. XIX, igualita a las que teníamos aquí aún a principios del S. XXI … Costó aceptar lo que escribió Gianni Rodari, sobre la “virtud liberadora que puede tener la palabra; no para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”. Hoy, lo primero que han hecho los niños ha sido definir sus proyectos individuales y grupales para el primer trimestre, y de los del curso entero, con la ayuda del maestro. Están encantados y con ganas de volver mañana. Y por la tarde, se han ido a jugar. Ha hecho un buen día, y da gloria verles volver a casa cansados de saltar, aunque siempre un poco sucios. Desde que eliminaron los deberes, que traían a niños y madres de cabeza (porque eso casi siempre era cosa de sufridas madres), y desde que empezaron a valorar también para nota las competencias de trabajo en equipo, creatividad, autonomía, civismo y emprendimiento, todo en el Colegio está mejor, mucho mejor.

LA MODERNIZACIÓN MÁS NECESARIA
(5-9-13)

Un labrador conocido me dice que no consigue comprender el curioso fenómeno por el cual cada año tiene que mover más papeles. Durante media vida ha venido haciendo lo mismo: cultiva los mismos olivos y viñas en las mismas parcelas, pero antes, dice, tenía que despachar cuatro papeles al año, y ahora le obligan a rellenar cuatro veces más. Un estudio independiente calcula que la transposición de la regulación europea supone la generación de unas 200.000 nuevas normas al año en la U.E. Toda burocracia tiene a engordar ilimitadamente. Cyril Northcote Parkinson describió, allá en 1957, cómo el total de aquellos empleados que integran una burocracia aumenta en un 5-7 por ciento cada año, “independientemente de las variaciones en la cantidad de trabajo (si las hay) que debe hacerse”. Las tres leyes de Parkinson, casi tan perfectas como las de la gravedad, son: 1. “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”; 2. “Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”; y 3. “El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia”. Esto sería hasta cierto punto gracioso, si no tuviera un coste tan elevado como para estrangular a todo una sociedad. Cierta mañana andaba yo moviendo unos papeles en la villa y corte de Mérida, y un funcionario conocido me saludó diciendo: ¿qué tal, “administrado”? Aparte de bromista, la expresión parece evidenciar una cierta tendencia de muchos funcionarios que se sienten dueños de lo común, olvidando a veces que los dueños y paganos somos la totalidad de los ciudadanos. Siempre he sospechado que en el momento de creación de la administración pública extremeña se perdió una oportunidad de oro para establecer un sistema moderno, conjurando así la amenaza, finalmente cumplida, de importar los vicios e ineficiencias de la administración central. Y ahora somos testigos de lo que veo como un debate político equivocado: a estribor se quiere reducir el gasto público, y a babor se quiere aumentarlo. Sinceramente, pienso que el verdadero reto es hacer el gasto más eficiente. Igual que las empresas, los hogares y los profesionales soportamos una enorme presión para elevar nuestra eficiencia, esta es en mi opinión la prioridad actual en la gestión de lo público, que empieza a pesar como una losa sobre todo lo demás. No es algo que puedan resolver los administradores de a pie sino los gobernantes, porque requiere la reorganización de un sistema que es inviable en su forma actual: nuestros líderes políticos lo saben bien. Defiendo a muerte lo público como parte del modelo europeo tradicional de desarrollo, pero defiendo a muerte también que debe ser eficiente. Y creo que los empleados públicos deberían estar al frente de este proceso, recabando la complicidad de los accionistas de lo común, de la ciudadanía, presa hoy en día de un lógico rechazo creciente a la burocracia administrativa que podría dar al traste con el estado de bienestar que hemos conocido.

LIBRE, PROPIETARIO Y PIRATA(Dedicado al CENATIC)(29-8-13)

Para ser completamente honesto con el respetable, empiezo este artículo reconociendo públicamente que soy defensor del software libre, del conocimiento libre y de la ciencia abierta. Cuando escribo algo (salvo en este espacio con forma de columna que no es mío, sino cedido), suelo publicarlo con licencia libre, porque coincido con lo que decía el Banco Mundial en 1999: “el conocimiento se asemeja a la luz”; el saber es uno de los únicos bienes que no decrece al compartirse, sino al contrario, se amplía y aumenta en valor. Lo malo de declararse defensor de lo libre y abierto es que muchos te empieza a visualizar vestido con un sable a la cintura, un loro en el hombro y a la sombra de una bandera negra con calavera y tibias cruzadas en blanco. Y eso es un problema, porque la confusión entre lo libre y lo pirata proviene muchas veces del desconocimiento, y otras es inducida por intereses fácilmente identificables y localizables, en sitios con nombres y siglas muy conocidos. Los hay que prefieren pintarnos el mundo en dos dimensiones, aunque todos sabemos que tiene tres (al menos). Por eso creo importante distinguir entre propietario, libre y pirata, dado que en el mundo en 2-D parece que sólo podemos elegir, con un menú muy corto, entre el copyright y el robo, entre los buenos y los malos. El mundo real generalmente aceptado es en 3-D como las teles y los cines modernos. La primera dimensión son los derechos de autor bajo licencias propietarias exclusivas o copyright, de sobra conocidas, perfectamente legítimas, y que permiten el desarrollo de la industria del disco, editorial, del videojuego y muchas más. La tercera son los barcos de los de la pata de palo. Y la segunda dimensión son los derechos del autor recogidos en licencias libres o abiertas, de las que por cierto hay un montón (y que me perdonen mis amigos especialistas, porque si me pongo a matizar lo de “libre” y “abierto” necesito ocho columnas más, así que los utilizaré como sinónimos). En esta dimensión libre el creador decide, muy legítimamente, entregar su obra al mundo bajo condiciones que él elige de un menú muy variado, oscilando entre la absoluta libertad de hacer lo que se quiera con ella y restricciones muy diversas, incluyendo su gratuidad o no y según a quién y para qué: copiarla y distribuirla; remezclarla o transformar la obra; hacer uso comercial de la misma, con la condición o no de reconocer la autoría. Es complejo, pero un avión es complicado también, y se llega más lejos y más rápido en avión que en carro. Libre no es gratis, o sí, como quiera el autor. ¿Tiene sentido no cobrar? Pues pregunten a cualquiera de los que regalan su música enlatada, pero cobran por sus actuaciones. Sencillamente, son nuevos modelos de negocio, perfectamente legales, por cierto. Que nadie le diga que sólo se puede ser copyright o pirata. Sea libre.

10 TENDENCIAS (QUE ESTÁN CAMBIADO NUESTRAS VIDAS)(22-8-13)

De vez en cuando, los medios de comunicación generalistas realizan análisis en profundidad de temas relacionados con la innovación que nos alertan acerca de tendencias futuras. Cuando este medio es norteamericano, nos anuncia cosas que aquí tardarán unos cuantos meses o años en llegar, pero acabarán posiblemente llegando. La revista TIME publicó 10 tendencias que, creo, merece la pena conocer. 1ª. Vivir solo. En EE.UU. Los hogares con un habitante han pasado del 5% al 28%. En Suecia son el 47%. 2ª. Aumenta el número de personas que no profesan ninguna religión: se ha doblado desde 1990. 3ª. El consumo masivo de información (12 horas de promedio, unos 34.000 millones de bytes consumidos por persona cada día) está cambiando nuestros hábitos cognitivos, y la presencia de buscadores está haciendo que deleguemos nuestra memoria transitiva en ordenadores conectados a Internet. 4ª. Tendencia al verde, en el sentido de acciones que combaten nuestra huella ecológica negativa. 5ª. Alimentos de muy larga duración con nuevas tecnologías de preservación, como por ejemplo las altas presiones, que llegan a alargar su vida útil hasta 15 años. 6ª. El mestizaje racial, que se acelera a velocidad exponencial en todo el mundo. 7ª. El aumento del estrés laboral, en especial entre las ocupaciones con mayores responsabilidades y estatus, agravado por las tecnologías que permiten disponibilidad en tiempo real día y noche, y también por la crisis, ante el temor de perder ese estatus, singularmente entre los de mayor edad. 8ª. La disipación de las fronteras entre el mundo público y el privado, producida entre otros factores por la aparición de las redes sociales virtuales como Facebook, Twitter o Tuenti, o el abaratamiento de los dispositivos móviles que incluyen GPS. 9ª. La progresiva desaparición de la Naturaleza, entendida como el medio ambiente terrícola natural no afectado por el hombre: se calcula que los humanos tenemos impacto directo sobre más del 75 % de la tierra firme no cubierta permanentemente por hielo, y eso que acabamos de llegar a este planeta. Nos hemos reproducido hasta multiplicarnos por 7 en doscientos años, en una expansión, como dice el biólogo E.O. Wilson, más propia de bacterias que de primates. 10ª. Cambios radicales en torno a los senior o jubilados, eso que se llama a veces “economía gris” por el color de los cabellos. Por ejemplo, en EE.UU, se está desarrollando el modelo de “Áreas residenciales de afinidad”, en las que (literalmente, no es una metáfora) músicos profesionales y aficionados a la música “country” disponen, aparte de servicios médicos, de estudios de grabación y microsalas de conciertos; una comunidad asiático-americana de jubilados vive en una urbanización diseñada con el asesoramiento de expertos en feng shui y tienen monitores fijos de tai chi; y en otra urbanización de Santa Rosa, California, la mayoría de los habitantes son gays y lesbianas. Si en vez de 10 tendencias analizásemos 1.000 desde nuestra comunidad autónoma o nuestro país, ¿cuántos proyectos empresariales y sociales se nos ocurrirían?

FAMÉLICOS Y OBESOS(15-8-13)

Los humanos somos animales extraños capaces de lo mejor y de lo peor. Creamos obras de arte sublimes, tecnologías maravillosas y sistemas artificiales que quitan el hipo. Pero al mismo tiempo causamos las mayores aberraciones que ha conocido la Tierra. Por primera vez en la historia, el número de personas obesas supera al de hambrientos. De 7.000 millones de seres humanos a los que soporta (de momento) este planeta, aproximadamente 1.300 millones son obesos y 870 millones sufren hambre, definida como ingerir menos de la cantidad mínima de calorías diarias recomendadas y/o no saber si se podrá comer al día siguiente. Si se ha llevado usted las manos a la cabeza, no se moleste en bajarlas, porque a medida que uno indaga acerca de este asunto lo que descubre es cada vez más asombroso. Recientemente, las autoridades de Nueva Zelanda han rechazado prorrogar el permiso de trabajo de un sudafricano que vive allí, porque sus 130 kilos de peso suponen un “riesgo para el sistema sanitario público”. Albert Buitenhuis es chef, y no entiende este rechazo porque desde que llegó, hace seis años, ha perdido 30 kilos. Pero el Estado neozelandés considera “cargas para el servicio de salud de Nueva Zelanda” la propensión a diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas típicas en los obesos. Atención: la obesidad en Nueva Zelanda, un país desarrollado, alcanza al 29% de los hombres y al 40% de las mujeres. Situaciones similares se dan también en países pobres como Guatemala (21 % y 37%), Jordania (20% y 38 %), Mongolia (15% y 37%) o en el tremendo caso del archipiélago polinesio de Tonga (64% y 78%). En EE.UU., con obesidad en el 44% de hombres y el 48% de mujeres, su Departamento de Agricultura irónicamente estima que 50 millones de ciudadanos (entre ellos, 16 millones de niños), no tienen capacidad económica suficiente para alimentarse adecuadamente. Aún más alucinante es que la mayoría de los hambrientos en todo el mundo son agricultores; las guerras, las catástrofes y el cambio climáticos, la pobreza, la escasez de terrenos cultivables y de agua dulce, los estados fallidos, los biocombustibles, las semillas estériles y otros transgénicos, y la especulación global, los convierten en agricultores famélicos. El pasado año se alcanzaron precios récord en materias primas básicas como cereales y aceites, y una misma tonelada de trigo se vende en los mercados internacionales cinco veces en un solo día. La Unión Europea calcula que en nuestro continente tiramos a la basura, en promedio, 840 gramos de comida en buen estado por cada familia de cuatro miembros ¡diariamente!. Me paro ya. Me falta el aire. Y me pregunto: ¿podríamos desde Extremadura proponer un programa global de lucha contra el hambre y la obesidad, basado en producción sostenible, gestión del agua dulce, semillas de uso público adaptadas a cada clima y suelo, alimentos saludables, seguros e inteligentes, integración de todos los grupos de edad en sistemas innovadores de consumo, bio-logística, y bienestar animal, vegetal y humano combinados? Quizás, quizás, quizás.

NADANDO EN TIEMPOS LÍQUIDOS
(8-8-13)

Si es cierta la “liquidez” del mundo actual, como (informé la semana pasada) piensa Bauman, debemos aprender a nadar en estos entornos donde solíamos caminar, y que ya no son sólidos. Si tenemos instituciones frágiles que aborrecen la volatilidad, la aleatoriedad, la incertidumbre, el desorden… en palabras de Nassim N. Taleb, es necesario adoptar posiciones y formas “antifrágiles”, no robustas o blindadas como armaduras, sino adaptativas: estructuras y modos de hacer capaces de asumir bien la volatilidad, la liquidez de nuestros tiempos. Nos enfrentamos a las consecuencias de tendencias demográficas que cuestionan, en Europa y otras zonas desarrolladas del planeta, el estado del bienestar, afectando seriamente a sus programas más importantes: educación, sanidad, desempleo y pensiones. Por primera vez en la historia se ha invertido la pirámide de población, y hay más personas mayores de 60 años que menores de 20, creando escenarios futuros de pesadilla inimaginables hace unos años, dicen Guillén y Ontiveros, como podría ser la fuga masiva de los profesionales jóvenes de Europa y Japón, abandonando sus países de origen para evitar pagar las gigantescas deudas nacionales y los costes de pensiones y de asistencia sanitaria, dado que son grupos de edad minoritarios en términos electorales. En el mundo líquido actual damos extraordinaria importancia a la gobernanza, reto global que alcanza lo local, abarcando el control de las corporaciones empresariales o los mercados financieros, las condiciones para el emprendimiento, la dirección de las entidades no lucrativas, la calidad de gobiernos y administraciones públicas, el comportamiento de los sindicatos y partidos políticos, o la gestión de clubes y federaciones deportivas. Pero este énfasis en la buena gobernanza coincide irónicamente para Guillén y Ontiveros con un fuerte decrecimiento de la capacidad y la legitimidad de los estados, y un enorme aumento de estados fallidos y de nuevos terrorismos en todo el mundo, lo que limita muy seriamente nuestras posibilidades, en tanto que comunidades, para resolver los graves problemas sociales y económicos que padecemos. Probablemente, por razones y presiones de origen ideológico, político, demográfico y financiero, el siglo XXI será un período de reducción de la capacidad estatal, al diluirse los poderes tradicionales por efecto de la globalización. Y en este mundo y esta época líquidos, a pesar de la gravedad de situaciones como las del medio ambiente y los recursos no renovables, las pandemias, los integrismos y los estados fallidos, el mayor riesgo posiblemente provenga del aumento de las desigualdades entre las personas, que a lo largo del presente siglo no han dejado de ir a más. Hace casi setenta años, Karl Polanyi escribía en su obra “La gran transformación” que si bien por un lado las desigualdades son fundamentales para asegurar el dinamismo de los mercados, por otro lado pueden socavar la “esencia de la sociedad”. Tiempos líquidos exigen un rediseño de valores e instituciones, porque no es igual caminar que nadar. En nuestra mano estará nadar solos, o hacerlo juntos para defendernos de los peligros de esta nueva mar.

DE SÓLIDO A LÍQUIDO
(1-8-13)

Llevo cuatro meses escribiendo en HOY, y para celebrar la efemérides he decidido dedicar un par de columnas a una cuestión muy densa pero a la vez muy relevante: nuestra realidad contemporánea, y el paso en nuestras sociedades de lo sólido a lo líquido. D. Antonio Rodríguez de la Heras, Catedrático y Director del Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III, inauguró (con una fantástica ponencia que está enlazada en www.mainova.es) el Encuentro Nacional de Espacios Sociales de Innovación celebrado el pasado año en Los Santos de Maimona. Nos explicó que las cosas cambian o desaparecen por distintas razones: por la entropía, propia de algo cerrado y fruto del paso del tiempo; por una disfunción temporal en el funcionamiento de un ecosistema, producida por la aparición de una cosa nueva, originando obsolescencia y crisis; o, finalmente, por el desajuste de algo abierto a su entorno, que es lo que llamamos catástrofe. Rodríguez de la Heras entiende que la situación actual del entorno económico y cultural no es una crisis, sino una catástrofe, un derrumbe en todo su sentido etimológico. Como dice el diccionario de la RAE, un “cambio brusco de estado de un sistema dinámico, provocado por una mínima alteración de uno de sus parámetros”. Una característica de las catástrofes es que permiten la emergencia, la aparición espontánea de nuevas realidades entre las ruinas de lo que había, nuevas cosas antes aplastadas por las estructuras existentes, en un proceso evolutivo con un coste, eso sí, muchas veces brutal. Aceptando todo esto, estaríamos en el proceso de cambio histórico hacia la sociedad de la innovación, caracterizada por la crisis, el riesgo y la incertidumbre permanente; en los años recientes habría ocurrido una catástrofe financiera con muchos componentes sociales y culturales; y estaríamos en el momento de inicio de un proceso emergente de nuevas cosas y formas que surgen a raíz de la caída de las estructuras actuales. Mi sensación es que esta teoría es correcta, y nos encontramos en el punto que los físicos conocen, en termodinámica, como transición de fase, fenómenos de transformación entre los que se encuentran los cambios de estado: sólido, líquido, gas y plasma. Creo que es un momento histórico en el que veremos bien surgir nuevas instituciones, o bien quizás pasemos de instituciones a no-instituciones y protoinstituciones, a radicalmente nuevos estados económicos y sociales. El sociólogo Zygmunt Bauman considera que estamos transitando desde un modernidad sólida a una líquida, donde “las formas sociales ya no pueden mantener su forma por más tiempo, porque se descomponen y se derriten antes de que se cuente con el tiempo necesario para asumirlas”. Bauman piensa que con la erosión progresiva del estado de bienestar “se ha dejado en manos de los individuos la búsqueda, la detección y la práctica de soluciones individuales a problemas originados por la sociedad”, y que los ciudadanos y sus representantes electos deben enfrentarse a una “tarea imposible: encontrar soluciones locales a problemas engendrados globalmente”. Continuará.

¿ ES BUENO INNOVAR ?
(25-7-13)

He sido invitado al programa “Primera Página” de Canal Extremadura Televisión, y fue interesante someterse al fuego cruzado de preguntas rápidas e imprevistas realizadas por varios periodistas. Pero, al final de la refriega, lo último que respondí me dejó, como dicen los enólogos, con un retrogusto extraño. La cuestión era si una decisión empresarial que conlleve reducción de personal, para ahorrar costes, es innovación. Pues sí y no. Depende. Me explico. Definamos como innovación las nuevas combinaciones que generan valor cuantificable. Echar a un empleado sin más, aunque se ahorre dinero a corto plazo, no es innovación. Instalar una centralita telefónica fabricada en Finlandia y prescindir del recepcionista sí es innovación (pero sólo si el trabajador aportaba menos valor de lo que costaba), quizás buena para la tesorería de la empresa, buena seguro para el fabricante finés de la centralita, pero mala para el recepcionista y para su familia, y para la parte de la sociedad que tiene relación con el trabajador. Si esa misma empresa, en lugar de poniendo la centralita, innovase creando una nueva perrunilla baja en colesterol, y con ello generara mucho dinero y empleo, sería bueno para todos, y la empresa no perdería capital humano. Yo creo que las innovaciones tienen muchos efectos, y que no son, a priori, intrínsecamente “buenas” o “malas” en términos éticos: depende de cada caso. Existen decisiones empresariales muy rentables y muy poco responsables en términos sociales y ambientales. Es una cuestión compleja y escabrosa, pero cada vez más teorías y técnicas nos permiten analizar mejor nuestras decisiones y sus consecuencias. Por ejemplo, la idea del “Valor compartido”, de Porter y Kramer, reconoce que “la necesidades sociales, y no sólo las necesidades económicas, son las que definen los mercados (…) No consiste en compartir el valor ya creado por las empresas mediante una forma de redistribución. Más bien, consiste en expandir la torta del valor económico y social. Un buen ejemplo de esta diferencia es el comercio justo”. Las innovaciones son uno de los motores de la economía, y generan cambios trascendentes en la estructura social. La introducción de tractores en lugar de bueyes mejora las condiciones de trabajo y la competitividad de las explotaciones agrarias, pero reduce también de forma dramática la mano de obra necesaria. La automatización de las fábricas produce los mismos efectos. Es necesario empezar a afinar ya en el análisis de los proyectos de innovación: para superar la dialéctica capital humano vs. capital inmovilizado en forma de máquinas; para revisar las políticas públicas de apoyo a la innovación, a fin de incluir elementos de responsabilidad social empresarial, como las sociedades socialmente responsables que acaba de legislar el Estado de Delaware en EE.UU; para que podamos, en definitiva, afirmar con rotundidad que es bueno innovar. Si no afinamos, en muchas ocasiones de conflicto de intereses y de prioridades tendremos que seguir haciendo una pregunta en respuesta a las preguntas de los periodistas: “¿bueno, para quién?”

SENIORS
(A mis padres)
(18-7-13)

Senior (Del lat. senĭor, anciano). 1. m. ant. Señor. 2. m. ant. Senador. Dice así la Real Academia Española. Son los que acumulan experiencia, explica la enciclopedia, y utilizamos este término latino y anglosajón por contraposición a los juniors, aquellos que están empezando. Prefiero este nombre al de mayores, ancianos o tercera edad. Los senior son señoras y señores. Ocupan una parte cada vez más importante de nuestra pirámide demográfica, como la han ocupado en nuestras vidas. Son nuestros padres y nuestros abuelos. Son los que han construido casi todo lo que tenemos. Y son objeto de una de las mayores equivocaciones de la civilización occidental. Durante miles de años, la estructura social fue un conjunto de personas agrupadas en familias extensas, en las que las diversas personas que las componían se ayudaban unas a otras, como describe muy bien Enrique Miret Magdalena. Algo tremendo ha ocurrido en torno a la segunda mitad del siglo XX, algo posiblemente relacionado con el desarrollo absurdo del consumo: hemos renunciado a tener cerca a los articuladores de las familias y de las sociedades, a los sabios. Hemos inventado depósitos de personas senior, llamados residencias de ancianos, donde literalmente mantenemos con vida a la parte con más experiencia y conocimientos de nuestras sociedades presuntamente avanzadas. Idolatramos tanto al becerro de oro Juventud que incluso intentamos alargarla artificialmente, patéticamente, a la vez que apartamos a los mayores de nuestra cotidianidad. Pasean por nuestras calles con la inmensa dignidad que otorga la edad avanzada, y sin embargo parecen invisibles porque no brillan ni hacen ruido. ¡Que absurda renuncia a la sabiduría por parte de una sociedad maltrecha por la intoxicación informativa! y ¡Qué pago tan mísero en gratitud a la dedicación de los que nos esculpieron en forma de hombres y mujeres! Como se ha descubierto en una encuesta reciente, muchas veces sólo los más jóvenes son capaces de ver que las personas senior son simpáticas, afectivas, sabias, comprensivas, valoran la interioridad, tienen afán de libertad, unen en un sólo cuerpo a Quijote y a Sancho, y observan con sutil ironía tanta técnica que nos domina. Una comunidad verdaderamente innovadora e inteligente debe procurar “Añadir más vida a los años, y no solo más años a la vida”, como reza el lema de la Sociedad Gerontológica de América; pero, además, tiene que reflexionar profundamente acerca de cómo reintegrar tanto y tan valioso capital humano a nuestras estructuras sociales. Seniors reintegrados en un entorno adecuado sentirán, como escribió hace unos días el neurólogo Oliver Sacks, “no un encogimiento, sino una ampliación de la vida y de la perspectiva mental, por la larga experiencia de la vida, y no solo de la propia, sino también de la de los demás: han visto triunfos y tragedias, ascensos y declives, revoluciones y guerras”. Una sociedad que no cuenta intensamente con los más sabios, una sociedad que no aprovecha las plenas capacidades de todas las personas, es una sociedad idiota.

NO SOLO PERRAS
(4-7-13)

Al escribir corremos el riesgo de embalarnos y simplificar, siendo así presa de nuestras propias ideas y palabras. La pasada semana honré al concepto clásico de innovación empresarial, y mencioné sólo de pasada el de innovación social; siento ahora que debo desarrollarlo, por su importancia, y por matizar lo dicho. Afirmaba hace siete días que las innovaciones sociales deben ocurrir en forma de actividades rentables, pero la novedad y sofisticación del concepto obligan a definirlo bien. En febrero de este año, la Comisión Europea ha publicado una Guía, que al haber sido coordinada por Mikel Landabaso, de la DG Regio, con el apoyo de la DG Empleo, puede afirmarse sin duda que es rigurosa y acertada. La Guía empieza con una palabras potentes de Vasconcelos “Hubo un tiempo en que los temas económicos y sociales se contemplaban por separado. Economía era producir riqueza, y sociedad era gastarla, En la economía del siglo XXI (…) una innovación en servicios sociales o educación será tan importante como una innovación en la industria farmacéutica o aeroespacial”. La innovación social es desarrollo e implementación de nuevas ideas (productos, servicios y modelos) para resolver necesidades sociales y crear nuevas relaciones y colaboraciones. Es innovación de carácter social, tanto en sus fines como en sus medios, y persigue mejorar el bienestar de las personas. No sólo es buena para la sociedad: también mejoran la capacidad individual de actuar. ¿Donde origina? Nos dice la Guía a la Innovación Social europea que en la creatividad de ciudadanos, de organizaciones de la sociedad civil, de comunidades locales, empresas, funcionarios y servicios públicos. Son una oportunidad tanto para el sector público como para los mercados, porque crean cambio social, pero el valor que generan es valor compartido (“Shared value” según Porter, o “Blended value” según Emerson), o sea, valor que es a la vez económico y social. Mucho de la innovación social tiene que ver con el diseño social, prácticas de co-creación y co-diseño destinadas a empoderar a las personas a nivel local para inventar juntos soluciones a los problemas económicos y sociales. Ya me zumban los oídos, ya hay más de uno meneando la cabeza, pensando que estoy otra vez hablando de cosas raras, y que dónde están las perras… La Guía europea menciona más de cuarenta casos de éxito en materia de inclusión social, migración, regeneración urbana, economía social, microfinanzas, salud y envejecimiento, incubación de iniciativas, innovación en el puesto de trabajo, y estrategias regionales. Es difícil explicar la reducción de costes sociales y sufrimientos personales que aporta muchas veces la innovación social, que por cierto, suele ser producto de jóvenes y de países desarrollado. Pásense por las webs de innovadores sociales extremeños como el ya mencionado futboling.com, la www.bancaeticabadajoz.es, o los autoconstructores de issuu.com/lafabrikadetodalavida; sigan las andanzas de @passioproject, y vean como monitorizan el estado emocional de grandes discapacitados. Y si no bastaren estos argumentos, pregunto: ¿no es verdad que no sólo de perras vive el hombre?

PERRAS
(27-6-13)

Esta columna se la dedico a un buen amigo de mis padres, y él sabe quién es, que me dijo hace unos días algo así: “Oye, muy románticas esas cosas que escribes, pero a ver cuándo pones algo de cómo se ganan perras con todo aquello”. Mientras tanto, hacía con la mano derecha ese gesto de frotar entre sí todos los dedos, de origen para mí desconocido, que representa tan gráficamente al poderoso caballero, Don Dinero. La verdad es que me vino de perlas, porque no sólo me encanta cuando alguien me critica, sino además me da ocasión para compartir una de las frases más inteligentes que he oído últimamente. Nos la dijo hace un par de semanas D. Luis Cueto, a la sazón Subdirector General de Fomento de la Innovación Empresarial en el Ministerio de Economía y Competitividad, durante el seminario de transferencia del proyecto internacional FENIX-RIEP: “La investigación es convertir dinero en conocimiento, y la innovación es convertir conocimiento en dinero”. Más claro, agua. Después de muchos años leyendo farragosos manuales académicos, no he encontrado una forma mejor de decirlo. La innovación debe generar valor y dar dinero. Si no, no es innovación. Incluso la innovación social, al igual que el emprendimiento social, deben ocurrir en forma de actividades rentables, aunque cuando se acompañen de este apellido “social” el dinero se re-invierta en beneficio del bien común, y no del propio bolsillo. Demasiadas veces oímos eso de que estamos innovando, sin verle un duro. Cuando ese duro se lo queda el que nos ha vendido un cacharro o un método o una máquina que nos va a “hacer más competitivos”, pero nosotros no le sacamos ni un real a la “inversión”, tengamos por seguro que el que ha innovado es nuestro proveedor, ya que ha hecho un nuevo negocio, y no nosotros: más que invertir, hemos gastado. Dicho esto, claro que hay muchos buenos ejemplos de innovación, y no muy lejos. Podemos disfrutar de los nuevos vinos blancos en sus nuevas botellas de la Cooperativa de Los Santos de Maimona, que con un innovador proceso productivo ha sacado dos variantes de la uva Eva o Beba de Los Santos, llamados Solo Eva y Dulce Eva, irresistibles para cualquier ser humano razonable. Encima de donde trabajo, tiene su sede una empresa que en estos tiempos de crisis está aumentando su personal a razón de un colaborador por trimestre: Manu está creciendo, introduciendo una nueva metodología que permite a las empresas ahorrar notoriamente sus costes basándose en el sistema LEAN de Toyota. Un poco más al norte, en Mérida, Nacho ha arrancado y empieza a verle punta a su proyecto de Futboling, una fantástica versión actualizada del clásico que además tiene un enfoque claramente social. Y en Cáceres Intexmedia, innovando en la vigilancia de datos por Internet, superaron en noviembre de 2012 la cifra de los diez mil millones de páginas vistas, y van, empresarialmente hablando, como un tiro. Perras gordas y chicas, eso sí es innovación.

AQUÍ HAY TOMATE
(20-6-13)

Sabe usted de sobra que los títulos son como las etiquetas de precio: siempre tienen trampa. Buscan atraer al incauto que piensa encontrar en el artículo (escrito) o en el artículo (que está en el mostrador o en la estantería) algo de valor o de interés para él, pero a veces la cosa contiene menos de lo que el nombre promete. No, no va esta columna del último caso de corrupción en el Ayuntamiento de Springfield (el pueblo de Los Simpson), ni de un alto cargo luciendo palmito en la portada de Interviú, ni de micros espía en los floreros, ni de vergüenzas públicas en programas de televisión. Va de tomate del bueno. De ese al que, con legítimo orgullo, erigió Miajadas un ninot de escala fallera al pie de la A-5 a su paso por el municipio, para reivindicar su importancia. Va del tomate que cada temporada, no sin acierto, llaman los periodistas “oro rojo”, metáfora que, por cierto, también aplican a la cereza, de la que se convertirá Plasencia, sin exagerar, en capital mundial durante cuatro días la semana próxima. Pues eso, va del vegetal que nos regaló América, como otras muchas cosas, permitiendo que los europeos diversificáramos y enriqueciésemos nuestras huertas y nuestros platos. Ese bendito tomate es la base de una parte relevante tanto de nuestra renta agraria, como también de la industrial, porque aquí le damos al redondo producto rojo hasta tres o cuatro vueltas: primero lo cultivamos en la mata y lo cosechamos; luego lo hacemos pasta, salsas y polvo. Pero todo esto, que hacemos ya muy bien, es sólo la mitad de lo que puede hacerse con el tomate. Para hacernos una idea, déjenme mencionar cinco aplicaciones poco vistas por aquí, pero de las que conocemos ya su viabilidad técnica, y en muchos casos comercial. Una, el uso de las matas, una vez retirado el fruto, como biomasa. Dos, en la universidad holandesa de Wageningen han desarrollado un proceso para elaborar embalajes con fibra de la pulpa de hojas y tallos de la planta de tomate, que incluso huele a tomate, y se consigue también reducir la huella de carbono en la producción de esta solanácea mejicana. Tres, se pueden extraer colorantes naturales para alimentación, sustitutivos de químicos indeseables. Cuatro, es fuente de un magnífico antioxidante, el licopeno, que mantiene en buenas condiciones órganos y piel, y que ya podemos encontrar y consumir combinado con grandes aceites de oliva regionales. Quinto, lo más novedoso, no sólo regenera las arrugas, sino que además contiene beta-carotenos, un derivado completamente natural que aumenta la protección de nuestro cuerpo frente a los rayos ultravioleta. La semana pasada tuve el privilegio de acompañar por nuestras vegas al fundador de una empresa israelita que abastece a algunas de las más importantes empresas mundiales de alta cosmética, y las primeras conclusiones apuntan a que Extremadura es un lugar ideal para producir estos productos de alto valor añadido. Cuates, aquí hay mucho, mucho, por hacer; aquí hay tomate.

ROM y RAM, tele y TED
(13-6-13)

Ya lo decía D. Hilarión en “La Verbena de la Paloma”: las ciencias adelantan que es una barbaridad. Los primeros ordenadores domésticos venían con todo en ROM, o memoria de solo lectura, sistemas utilizados en los cacharros electrónicos, que permiten sólo leer información, y no su escritura. O sea, que sí podemos recibir datos, pero no decirle al aparato que haga algo que nos interese, si ese algo no viene incorporado. Más tarde se impuso la RAM o memoria de acceso aleatorio, que permite tanto lectura como escritura de datos. Los primeros ordenadores compartían con los televisores la mala costumbre de no recibir más órdenes que las del fabricante, y para muchas de las generaciones nacidas antes de la Copa Mundial de Fútbol de Naranjito ésta es la forma normal de relacionarse con la tecnología. Los pre-naranjito asumimos normalmente sólo la condición de consumidores de servicios de telecomunicación o de contenidos audiovisuales. Los post-naranjito están por igual en el lado de productores y en el de consumidores: además de comprar, utilizan los móviles en todas sus funciones, generan como locos contenidos en redes, y hasta componen música, diseñan cosas, o programan objetos para que se muevan a su gusto. Esto, que parece intrascendente, es una cuestión esencial. Si las personas nos ponemos sólo en un extremo del tubo con el pico abierto, quedamos relegados al papel de pagadores. En cambio, si nos acostumbramos a alternar ambos lados, y a alentar a nuestros retoños a que hagan lo mismo, estaremos utilizando plenamente la tecnología, en calidad de creadores tanto como de pagadores. El cielo se abre cuando conocemos y usamos la tecnología para crear: es como trotar por el campo abierto, en lugar de poner un pie tras otro para caminar por un senderito trazado mucho tiempo atrás. Un buen ejemplo que nos dan las nuevas generaciones es que dedican cada vez más tiempo a Internet y menos a la televisión. Hubo un momento en que la caja tonta prometió un mundo mejor: la televisión digital iba a ser una revolución que convertiría este canal unidireccional en algo interactivo. La realidad es que el modelo dominante actual es igual al analógico, y que la tele sigue siendo una gran máquina de lanzar contenidos, con una intensidad publicitaria terrible que recibimos como zombis. Internet, en cambio, permite elegir contenidos, interactuar, y generar contenidos por nosotros mismos. Pruebe con TED.com, que se decida a divulgar las mejores ideas, y vea alguno de sus videos. Por ejemplo, el de Sir Ken Robinson hablando de tres principios fundamentales para que la mente humana prospere, y cómo la cultura educativa actual trabaja en contra de ellos. TED tiene muchísimos de sus más de 1.500 vídeos subtitulados en español, y de los vídeos arrancan conversaciones diversas en las que se puede participar. Por higiene mental, yo creo firmemente que el futuro nos pedirá más RAM y menos ROM, más TED y menos tele.

MOOCS
(6-6-13)

No he escrito el título para que los lectores piensen en “mocos”, aunque quizás a usted, por estas bromas que nos gasta el cerebro, le pase una imagen viscosa por la cabeza. Aún así, no vengo a esta columna a hablar de excrecencias nasales, sino de un tipo de aprendizaje conocido con este curioso acrónimo; en inglés, como no, que para eso es el inglés nuestro latín contemporáneo. Cada una de las letras de esta forma de divulgación de saberes encarna formas de hacer las cosas a veces muy diferentes de las habituales en nuestra tierra. La M es por Masivo, en el sentido de muy numeroso, y me gusta este concepto porque es vecino, puerta con puerta, con lo democrático. No se acerque a un curso MOOC si es más bien amigo de lo aristocrático. En este tipo de programas hay un canal de transmisión horizontal, entre profesores y alumnos, y otro vertical, entre pares, que son todos los alumnos; y tienen alcance mundial, porque los siguen, en tiempo real, cientos o miles de alumnos a la vez desde todas las partes del mundo. Una O es por “Online”, es decir, ocurre por Internet, y utilizan todas las tecnologías imaginables. Es muy llamativa la potencia de la combinación de medios diversos, mezclando los uni-direccionales como videos o presentaciones, con los multi-direccionales como chats y foros, posibilitando que se pueda hablar de auténtica realidad virtual. Profesores emblemáticos están para muchos al alcance de la mano. La otra O también me chifla: es la de Abierto (“open”). Los contenidos son accesibles desde cualquier conexión a Internet, y casi siempre gratuitos. Un joven africano o asiático o europeo sin renta o sin trabajo puede utilizar su cabeza para sacarse MOOCs, en lugar de comerse mocos, siguiendo en condiciones de igualdad cursos de Harvard, Stanford, o Universidades españolas que han decidido liberar una parte importante de su conocimiento con este método. No sólo permite a muchísima gente escalar el árbol de la ciencia, la técnica y la sabiduría, sino también elegir las ramas del árbol que les gustan más, decidiendo su camino de aprendizaje y su personal mezcla de intereses y resultados, algo que puede ser muy importante para cualquier carrera profesional. Como decía hace casi 100 años Alfred Marshall, “el conocimiento es nuestra más poderosa máquina de producción”, y además se renueva constantemente, por lo que los MOOCs son herramentas perfectas para el reciclaje. La C final viene por Cursos, porque son verdaderamente procesos que conllevan pruebas y evaluaciones para acreditar el conocimiento adquirido. Plataformas como Udacity, Coursera o Khan Academy en inglés, o MiriadaX o Unimooc en español, están ayudando a romper enormes brechas sociales y territoriales, porque, en palabras del Banco Mundial, el conocimiento se asemeja a la luz. Su ingravidez e intangibilidad le permiten llegar, teóricamente sin dificultad, a todos los confines, e iluminar la vida de los seres humanos en toda la Tierra. Enhorabuena: ya no hay excusas para no aprender, desde cualquier parte.

NUEVAS GOBERNANZAS
(30-5-13)

Algo está bajo tierra palpitando, inquieto, deseoso de emerger. Estos días nos cuentan los medios de comunicación la historia de miles de millones de cigarras que están empezando a salir a la superficie, en la Costa Este de Norteamérica, después de vivir 17 años bajo tierra en forma de ninfa, romántico nombre que reciben los insectos con metamorfosis sencilla mientras no son aún adultos. Pertenecen a la Generación II de esta especie de cigarras periódicas, y durante unas semanas celebrarán su ritual de apareamiento, del cual resultará en una nueva generación de larvas que, tras caer al suelo, se enterrarán para pasar otros 17 años alimentándose de la savia de las raíces, sin ver la luz del sol, pero sabiendo que saldrán a ella cuando sea el momento. Me recuerda esta historia a la metáfora clásica del “viejo topo” que utilizan los pensadores de izquierdas, una analogía de Karl Marx, y anteriormente de Hegel y William Shakespeare. El significado clásico de la analogía es la idea de que el revolucionario debe ser como un “viejo topo”: combinar la sabiduría y experiencia atesoradas por los viejos, con la estrategia de los topos que minan poco a poco el subsuelo hasta apoderarse de todo el terreno. Hay algo de las estrategias de cigarras periódicas y viejos topos en muchos movimientos sociales contemporáneos como el 15-M. 45 años después de lo que se llamó Primavera o Mayo de 1968, las encuestas declaran sin duda que casi todas las instituciones públicas están en sus horas más bajas desde la promulgación de la Constitución Española, y así también muchas privadas como bancos, asociaciones de empresarios, y sindicatos (sí, sí, ¡son todos privados!). Al mismo tiempo, las entidades menos institucionalizadas, ONGs y muchos de los nuevos movimientos ciudadanos, reciben la aprobación y las simpatías de la mayoría de los que habitamos este país. Nos encontramos en un escenario social que reclama nuevas gobernanzas: nuevas formas de interrelación entre instituciones públicas, mercado y sociedad civil; y, seguramente, nuestro tiempo precisa, como ocurrió en la añorada Transición, de grandes dotes de generosidad y acierto. Yo tengo la impresión de que las posibilidades se están limitando esencialmente a dos: la primera es que topos, cigarras y otros seres salgan ordenadamente de la tierra y nos anuncien con júbilo una primavera cuajada de nuevas formas de hacer; la segunda es que, con tanto movimiento subterráneo, los cimientos de los edificios comunes se vayan debilitando, y esas venerables construcciones institucionales empiecen a caer en cadena, sin que tengamos muy claro que al final quede alguno en pie. El gran reto para los movimientos ciudadanos es evitar la tentación de tirarse de cabeza a las barricadas, y lograr impulsar cambios institucionales profundos, incluso nuevas instituciones. El gran desafío de las instituciones es incorporar a su esencia trozos del ADN y las formas de los movimientos ciudadanos y las ONGs. Sólo así puede facilitarse el tránsito hacia nuevas formas de gobernanza, y evitar los riesgos inherentes al caos. O susto, o muerte.

HAPPYNOMICS
(23-5-13)

La semana pasada, cuando volvía a compartir en este espacio mi obsesión por los indicadores, y propuse aquello de pensar en ser región pionera en Europa cuantificando el aire limpio y las aguas puras, las sonrisas y los vinitos, más allá del P.I.B., un amigo me preguntó bastante extrañado si esto significa que quiero ir hacia atrás. Aparte de que el tiempo es uni-direccional, yo soy más bien de la escuela del tó pa´lante, pero la pregunta crea la ocasión para darle nombre a esta idea de la economía compatible con la felicidad o Happynomics, y antes de nada debo decir que, en mi opinión, debe basarse en la innovación y en nuestros activos. Creo que, a diferencia del malestar, que puede originar en una sola causa, el bienestar de las personas tiene fundamentos muy complejos. Los que se ocupan de medirlo desde una perspectiva económica lo saben perfectamente. El Better Life Index (Índice para una Vida Mejor) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) se ha diseñado para implicar a los ciudadanos en el diseño de las políticas públicas. Este índice es complejo, porque ayuda a medir y a priorizar aquello que está en la base de nuestro bienestar: vivienda, nivel de ingresos, empleo, vida comunitaria, educación, medio ambiente, compromiso cívico, salud, satisfacción personal, seguridad, y equilibrio trabajo-vida. Cuando se compara con el P.I.B. per cápita, hay en general relación entre riqueza y bienestar, pero hilando fino descubrimos que, en EE.UU, el triplicar la renta en los últimos 40 años no ha cambiado la felicidad media de sus ciudadanos; o encontramos a Dinamarca más alta en bienestar que en su nivel de riqueza, y a Rusia, por el contrario, mucho más abajo en el Índice para una Vida Mejor de lo que le correspondería por sus ingresos nacionales. Sociedades igualitarias y abiertas, respetuosas de su medio natural y su patrimonio cultural, con altos niveles educativos, empresas innovadoras e internacionalizadas, y sistemas públicos eficientes que cubren las necesidades de las personas, son mucho más felices. Medir, contar con números correctamente aquello que sustenta la felicidad, tiene dos funciones importantísimas: la primera es mejorar las políticas para procurar mayor bienestar; la segunda es poner en evidencia cosas que son de todos, que producen una vida mejor, pero no dan ingresos (todavía). Los animales felices, los campos felices, nuestros pueblos, fiestas y patrimonio, nuestro aire, aguas, y gentes son nuestros grandes activos, pero muchas veces no están entregando todo su rendimiento. Una gestión adecuada de los activos comunes puede proporcionar felicidad y también resultados económicos, cuando potenciamos servicios como el turismo de calidad, productos como los alimentos funcionales, o tecnologías como la gestión del agua dulce. Ahora bien: nunca sacrifiquemos lo uno por lo otro; miremos siempre, a izquierda y a derecha, a todos los instrumentos de navegación, a todos los indicadores relevantes. Logremos un desarrollo inteligente y armonioso para todos. Hagamos juntos Happynomics.

INDICADOREX (II)
(16-5-13)

Los números tienen a veces tanto peligro como las palabras, decíamos ayer (es decir, el jueves pasado). Y también adelantaba que hay en las mediciones dos preguntas esenciales: una es con qué medimos, porque hay distintas varas de medir, como ya vimos. Otra pregunta, aún más importante, es qué medimos, o cómo impacta, con signo positivo o negativo, todo lo que hacemos. Utilizamos indicadores porque son fruto de convenciones: hablamos de horas, kilómetros, porcentajes de déficit o de crecimiento, y estas convenciones no las solemos discutir. Pero es posible que estos indicadores, a veces, nos lleven a error o se queden cortos; que condicionen lo que hacemos en un sentido equivocado. Pongamos por ejemplo el Producto Interior Bruto o P.I.B. El indicador de la variación del P.I.B. es algo tan conocido en todas las casas españolas como la prima de riesgo, el IBEX, o los anuncios de Fairy, antes porque el P.I.B. crecía como la espuma, y ahora porque la burbuja se ha chocado con los ladrillos del piso. Pero el P.I.B. es no sólo difícil de calcular, sino también una vara de medir bastante imprecisa e incompleta. Imaginemos un análisis del P.I.B. mexicano, en el que la seguridad privada es un sector pujante. El crecimiento del gasto en seguridad privada en México podría ser una buena noticia, si no estuviera directamente relacionado con las drogas, las violaciones, los asesinatos, y todas las demás formas imaginables de inseguridad ciudadana. Paradójicamente, un gran malestar social afecta positivamente al P.I.B. del país centroamericano. Pero, sin ir tan lejos, muchas investigaciones concluyen que la proporción entre el crecimiento y el bienestar no es directa. En España, hemos cambiado muchísimo en términos macroeconómicos, pero a la vez, cuando uno viajaba en el Metro de Madrid hace ya quince años, empezaron a verse cada vez más miradas perdidas y vagones silenciosos propios de los trenes centroeuropeos, que no solían verse en los nuestros. Cuenta Robert Frank el chiste del que, habiendo muerto, se encontró en el cielo entre dos ángeles que no hacían más que tocar sus liras celestiales. Al tercer día, preguntó desesperado: “¿Esto es así eternamente?”. Crecientes niveles estables de propiedades materiales no son proporcionales a una satisfacción creciente que obtenemos de las cosas. Quizás sea ahora un momento ideal para poner en marcha nuestro propio sistema de “Indicadorex”, que nos permita cuantificar ese elemento de nuestra realidad que es la calidad de vida, que nunca sabemos como medir adecuadamente. Quizás sea la hora de medir el aire limpio y las aguas puras, las sonrisas y los vinitos, además del P.I.B. Existen ya metodologías muy probadas como el Better Life Index de la OECD, o el Retorno Social sobre la Inversión (SROI), o el Producto Nacional de Felicidad inventado en Bhután, pero que ha servido de modelo a Francia y a Gran Bretaña hace unos años para empezar a medir su bienestar. El peligro de los números y de las palabras confluyen: en este mundo material, ¿nos atrevemos a medir nuestro grado de felicidad?

INDICADOREX
(9-5-13)

Tengo bastantes amigos ingenieros, que dan bastante importancia a medir con precisión. También tengo bastantes amigos economistas, que conceden importancia a la medición, pero no son tan escrupulosos con que la medición sea perfecta, supongo que porque a ellos nunca se les caerá un puente ni les explotará una cañería. A menudo se nos olvida que aunque ambas ciencias utilizan mucho los números, las ingeniería a trabajan básicamente con materiales, muertos en su mayoría, y la economía con personas y grupos de personas, generalmente vivos (o al menos medio vivos). Esta sutil distinción constituye una primera fuente de problemas, algunos de los cuales podemos constatar fácilmente en nuestro entorno cada día. Me interesa mucho la cuestión de las mediciones, porque como dice un colega de la universidad, tienen que ver con preguntas de labrador, o sea, las que van directas al miajón, que decía Chamizo. Entre esta columna y la siguiente les confesaré una pequeña parte de estas cosas que ahora me apasionan tanto. En la de hoy, al hilo de la pregunta de labrador “¿con qué medimos?”. En la de la semana que viene, “¿qué medimos?”, pregunta que tiene, si cabe, aún más enjundia. La primera tiene que ver con los indicadores, y la segunda con el impacto, pero ambas son dos caras de una misma moneda. Vamos por partes. Si queremos hacer un puente, o levantar un negocio, o lograr desarrollo local, prefiguramos con medidas lo que perseguimos, y lo solemos medir con números. Los números tienen ese aspecto pacífico, limpio y neutro de dibujos de niños en la playa, y nos dan seguridad: con números expresamos la certeza de los euros que tenemos en el banco, o la cantidad de hijos de los que respondemos como nuestros. Establecemos indicadores para poder saber si programamos y progresamos adecuadamente, o si ya hemos llegado al punto planificado. Y estos indicadores tienen un poder terrible: el de definir si el puente permitirá o no salvar el río; si aprobamos o no una asignatura; si cumplimos con el objetivo de ventas; o si crecemos lo esperado. Así, son mucho más que herramientas y se convierten en un verdadero fin en sí mismos. Definen el ámbito del éxito y del fracaso, y pueden llegar a ser armas de destrucción masiva. Muchas carreras profesionales se han truncado por no alcanzar lo estipulado en los indicadores. Separan lo aceptable de lo inaceptable, lo bueno de lo malo. Pero, ¡ ay !, ¿quién escribe los indicadores? Siendo tan necesarios y relevantes, ¿son los expertos siempre tan expertos, los sabios siempre tan sabios, los más objetivos ángeles sin sesgo, los buenos siempre los buenos? Y más allá: ¿no cambian mucho los tiempos, y las sociedades, y las prioridades, y cambian además muy rápido? Miremos con mucho interés las varas de medir, que parecen inocuas, pero tienen muchas veces razones que la razón no entiende. Observemos con detenimiento al que hace la vara de medir, porque sólo el sabe cómo se decidió que esa y no otra debía ser la medida. Los números tienen a veces tanto peligro como las palabras.

BELLOTA VALLEY
(2-5-13)

La primera vez que oí hablar de estas dos palabras me resultaron un tanto chocantes, pero tras conocer a los que lo organizan y a los que participan me encanta el nombre. La intención de los creadores de Bellota Valley era clara: unir en un mismo concepto una seña de identidad extremeña, con un símbolo global de ultra-modernidad, el Silicon Valley. Ese “valle del silicio”, del que tanto hablan gurús empresariales y políticos en nuestro país, es la zona sur de la aglomeración urbana de San Francisco, en California, cuya columna dorsal es el Valle de Santa Clara. Resulta interesante que este apodo metonímico del sector de alta tecnolología norteamericana, Silicon Valley, donde se concentra un tercio de toda la inversión estadounidense en capital riesgo, y se bautizó así por aglutinar a los diseñadores y fabricantes de transistores de silicio para los primeros cacharros electrónicos, era en los años 1960 una zona agrícola. El Valle de Santa Clara fue siempre un vergel lleno de orquídeas, y como consecuencia de su fertilidad, del trabajo y de la habilidad comercial, se convirtió hasta 1960 en el área productora y envasadora de fruta más grande del mundo. En su zona sur, aún se concentra la producción vitícola más importante de California. Luego llegó el silicio, y este valle que acoge a casi dos millones de personas, de ellas 225.000 profesionales del sector tecnológico, es ahora uno de los ecosistemas de innovación más importantes del mundo. Integra gigantes como HP, Cisco, eBay, Yahoo, Facebook o Apple, conglomerados de capital-riesgo, universidades punteras como Stanford, instalaciones militares de I+D, despachos de abogados especializados, programadores de software con barbas enormes, y miles de emprendedores como Ralph Vaerst, que acuñó el nombre en 1971, divulgado después por el periodista Don Hoefler en una serie de artículos llamados “Silicon Valley, USA” en el periódico Electronic News. Primera constatación: el valle fue antes una potencia agrícola, luego industrial y hoy del conocimiento. Segunda constatación: Silicon Valley es fruto de un proceso intenso y complejo que se inició hace 90 años. Volviendo a nuestra región: Bellota Valley es un evento abierto, de iniciativa privada, independiente y valiente, diseñado para servir de networking o conexión entre emprendedores con ganas de innovar, compartir y aprender. La idea es que la gente del sector de tecnología en Estremadura pueda coordinarse y entre todos sacar adelante esos proyectos que están arrinconados porque no encontramos el tiempo, las personas adecuadas o el conocimiento necesario para que sean un éxito. Quizás sea cierto que sólo podían iniciarlo unos emprendedores sin complejos que venían de fuera de Extremadura, y que el Bellota es un microbio, una versión a escala infinitesimal del Valley americano, pero es un virus que tiene el mismo ADN que el de California. Como dice el Dr. Sturgeon, del MIT: el hilo más fuerte que atraviesa el valle es la tendencia a “jugar” con las nuevas tecnologías, reforzado por ingeniería avanzada y canalizado por directivos astutos. ¿Podrá expandirse este virus aquí?

¿QUÉ ES EXNOVAR?
(25-4-13)

Este jueves quiero rendir un homenaje a los exnovadores. En primer lugar, porque son personas y organizaciones importantes para toda sociedad o comunidad. Además, porque la mayoría suelen aparecer poco o nada a la luz pública, y realizan sin embargo un trabajo constante, intenso, relevante y silencioso. A ellas y ellos dediqué el título de esta columna cuando el director del diario “Hoy” me propuso bautizarla. Hay en Twitter una etiqueta o hashtag llamada #FollowFriday o #FF. Al usar #FF en un tweet damos a entender a nuestros seguidores que recomendamos seguir a los usuarios incluidos en ese mismo tweet, porque les consideramos interesantes, y esto suele hacerse una vez a la semana, los viernes. Es una costumbre iniciada en Enero de 2009 por Micah Baldwin, nos dice @TwittBoy. Pues vaya mi #FollowFriday (aunque hoy sea jueves) para los exnovadores: merece la pena seguirles, y son muchas realidades a la vez. La primera realidad, técnicamente hablando, es la exnovación como proceso por el que una organización decide despojarse de una innovación que previamente había adoptado, según King y Anderson. Es un proceso constatable al final del ciclo de vida de una determinada innovación, mediante el cual se descartan o purgan prácticas existentes que han devenido insostenibles, irrelevantes o inadecuadas, permitiendo así a la organización adoptar pensamiento fresco y nuevo, y nuevas actividades innovadoras, con lo que el ciclo de vida comienza de nuevo. Pero además de esta interpretación relacionada con el concepto de destrucción creativa, exnovación es en nuestro entorno, a partir de un curso universitario de verano realizado en el Parque Científico y Tecnológico de Extremadura en verano de 2010, una cosa más: es un acto sustancialmente diferente de incorporar algo nuevo en tu organización (IN/nova/ción). La EX/nova/ción consiste en generar algo nuevo; es producir innovación, no adquirir innovación. Como dice @PacoPizarro: hay por un lado personas y empresas INnovadoras, que adoptan innovaciones en su interior; y por otra parte existen empresas de innovación, constructoras de nuevas combinaciones, y que podemos llamar EXnovadoras. Hace dos días sufrí un momento de vértigo comprando estropajos en el supermercado: ninguna de las cinco marcas disponibles era ya de una empresa española. Innovar está bien, pero los productores de innovaciones, los exnovadores, necesitan ahora especial protección en nuestro país y nuestra región. Durante los últimos dos años, se creó una red de especialistas en torno a Exnovadores.com, la red de centros de apoyo a emprendedores de Extremadura, en la que técnicos de entidades públicas y privadas han compartido conocimientos sobre innovación en un excelente ejemplo de coordinación. Y, al tiempo, algunos de aquellos empresarios y de estos técnicos nos citamos regularmente en un grupo de Facebook con el mismo nombre. Muchas mujeres y hombres casi invisibles innovan y exnovan cada día en Extremadura, y son motores que impulsan el avance económico y social. Esta columna, cada vez que se publique, va por ellos.

CO-DISEÑANDO FUTUROS
(18-4-13)

De pequeño me contaban el chiste de cómo se pueden meter cuatro elefantes en un seiscientos. La respuesta me ha encantado siempre desde entonces. Es fácil: dos delante, y dos detrás. Me acuerdo de esta historia porque explicar cosas muy complejas, como la que quiero contar hoy, en un espacio tan reducido como éste, se parece bastante a la virguería del seiscientos. Co-diseñar es algo que se entiende bien, ya que todos nos imaginamos con facilidad pintando en un folio blanco o en una pizarra ideas para compartirlas, trabajando con colegas, y sirve para romper barreras, como nos explica muy bien @Carlos_Bezos en su blog. Pintar futuros posibles es algo que nos gusta a todos, porque tiene un componente creativo, y las estrategias son los caminos que pintamos para llegar al sitio de deseamos. Voy a intentar esquematizar aquí qué es la especialización inteligente y por qué es tan relevante. Tradicionalmente, los fondos estructurales europeos han llegado a Extremadura empaquetados en forma de unos grandes libros llenos de actuaciones llamados Programas Operativos, que eran negociados con la Comisión Europea por un grupo de altos funcionarios de la Junta, y un grupito aún más pequeño de responsables políticos. En cambio, para los dineros que nos lleguen entre los años 2014 y 2020, la Unión Europea ha decidido que por primera vez las regiones decidan de manera distinta sobre su uso. Por un lado, proponiendo que co-creemos una estrategia o programa de acciones desde abajo hacia arriba, con participación de las empresas, la sociedad civil y las entidades de I+D e innovación, en diálogo con la administración pública. La segunda novedad es que estos nuevos programas deben ser “estrategias inteligentes”, es decir: debemos decidir qué sectores estratégicos extremeños serán los que reciban los fondos, porque creemos colectivamente que son aquellos en los que realmente podemos ser competitivos a escala mundial. Este enfoque, acuñado por los economistas Foray, David y Hall en 2009, fue adoptado por la Comisión Europea, a partir del Informe Barca para la DG Regio, para definir la nueva política de cohesión. La idea de fondo es que no todos los territorios pueden ser buenos en todo, y sin embargo enfocando el esfuerzo sobre un número limitado de prioridades, apoyándose en el conocimiento y el talento, y utilizando la cooperación nacional y internacional, Europa sí puede ser puntera en casi todo a escala global, sumando sus partes. En Extremadura, el Gobierno regional ha optado por bautizar a nuestra estrategia con el nombre de ONE, y en estas semanas el equipo de FUNDECYT-PCTEX está avanzando en la elaboración participativa del borrador a través de diversos talleres temáticos. Desde esta modesta columna quiero desear tres cosas: la primera, que la estrategia sea fruto de un verdadero consenso; dos, que acertemos entre todos en su elaboración; y tres, que todo el que quiera y pueda participe activamente, porque nos estamos jugando, en este envite, una parte importante de nuestro futuro y del de nuestros hijos. Co-diseñemos, por favor.

PECHAKUCHEANDO
(11-4-13)

Perdón por el palabro del título, pero he sido incapaz de resistirme, porque este nombre tiene algo entre exótico, moderno e impronunciable. Como agujeros en el queso de bola de nuestras rutinas, llevamos unos meses viviendo en Extremadura algunos momentos similares a los que se produjeron en los años 1980, cuando la sed de novedades impulsaba compulsivamente a hacer, sin pensar demasiado. Ir caminando es muy útil en estos tiempos líquidos en que se hace camino al andar, y algunos andan ya construyendo los cimientos de una España post-crisis. Pechakucha nació en febrero de 2003 en Tokio, en la galería/bar/sala musical/restaurante de cocina creativa SuperdeLuxe, propiedad de dos arquitectos occidentales, Klein y Dytham, que buscaban atraer a su lugar experimental de eventos a personas “con parecidas formas de pensar”. Diseñaron este modelo de interacción como una sucesión rápida, informal y diversa de presentaciones muy acotadas en el tiempo, porque a los arquitectos, diseñadores y demás personas creativas, pensaron, es un peligro darles libremente un micrófono y unas cuantas imágenes, ya que no paran de hablar. La palabreja significa paliquear, reproduce el sonido (Pecha/chit – Kucha/chat) de una conversación, y si alguien tiene curiosidad puede incluso oír cómo se pronuncia este término japonés en el sitio www.forvo.com/word/pecha_kucha. Todo ésto es relevante porque un grupo entusiasta de personas se han liado la manta a la cabeza, y organizan la que será ya segunda edición de una velada Pechakucha en Badajoz para la noche del viernes 12. En ella artistas, investigadores y emprendedores presentarán sus trabajos e ideas, sometiéndose al duro formato 20×20 (veinte diapositivas en 6,40 minutos) característico de la marca. A menudo nos surge la duda de cómo son el emprendimiento y la innovación sociales, y ésta es una buena ocasión para averiguarlo, que ocurre en otras 600 ciudades de todo el mundo, pero también aquí. Los organizadores generan un espacio efímero para, como ellos dicen, compartir experiencias y proyectos inesperados, creativos, innovadores e inspiradores, fortalecer las redes profesionales y personales, y aprovechar un caldo de cultivo donde surjan nuevas ideas y se regeneren energías con una perspectiva interdisciplinar. Todo esto, con una cerveza en la mano, y rodeados de gente menos o más conocida y de música apropiada. Es una forma sutil y muy contemporánea de difuminar la línea divisoria entre trabajo, ocio, y compromiso social, algo cada vez más propio del S.XXI. Pechakucha se parece a esas cajas de bombones variados rellenos de talento en los que unos nos gustan más que otros, pero todos son apetecibles. Algo diferente y refrescante está ocurriendo bajo la piel de elefante que habitualmente rodea la vida social extremeña. Gentes diversas están dándose cita de manera espontánea pechakucheando, y en eventos globales como la Extrem Service Jam, o el TEDx Badajoz, que nacen directamente de la sociedad civil y nos colocan en las redes mundiales. Albricias.

LA ECONOMÍA AZUL
(4-4-13)

Alejandro Hernández Renner
@ahrenner

El economista Gunter Pauli fue asistente de Aurelio Peccei, fundador del Club de Roma. Sea porque su especialidad es la investigación en sistemas complejos, o porque ha asumido por igual la cultura oriental y occidental, al escribir “La Economía Azul” quería ir más allá del actual modelo financiero intensivo y de la llamada “economía verde”. La suya es una mezcla de visión futurista, conocimiento científico aplicado, innovación real y emprendimiento social. Pauli cree, y argumenta, que pueden generarse unos 100 millones de empleos en 10 años aplicando tecnologías copiadas de la naturaleza. Son nuevas formas de hacer, con una serie de condiciones: sin subsidios, sin residuos ni emisiones, creando puestos de trabajo y aportando capital social, sin implicar costes suplementarios. ¿Se puede? Algunos pensamos que sí, que con ingenio podemos hacer lo que pide Pauli: no pedirle más a la Tierra, sino hacer más con lo que la Tierra nos proporciona. El famoso Velcro, marca registrada en 1955, fue consecuencia de un paseo por el campo del ingeniero suizo George de Mestral, y de intentar eliminar del lomo de su perro los frutos de unos cardos Arctium Lappa, cuyas espinas terminan en ganchos. De hecho, la palabra proviene del francés velours (tercipelo) y crochet (ganchillo). El producto desplazó a muchas cremalleras, botones y cordones del mercado, y es capaz de sujetar a una persona de 79 kilos con una pieza de 5 cms. cuadrados. A esta forma de diseñar la llamamos biónica o biomimética. La economía azul confía en apurar los límites de la física, sin necesidad de alterar la química ni la genética. Confía en que sabemos lo suficiente para lograr aquello de hacer más con menos. Habría que ver la cara de una salamanquesa, o saltarrostro como les llamamos por aquí, si le explicásemos que necesita un equipo de escalada para ascender por la pared. Estos reptiles utilizan un sistema de adherencia que les permite moverse igual de bien por superficies secas o mojadas, lisas o rugosas: emplean fuerzas electrostáticas no químicas, es decir, no usan pegamento alguno, sino una tecnología natural llamada Fuerzas de Van der Vaals. Otros 99 ejemplos del libro nos dan mucho que pensar porque ayudan a conocer alternativas, a mirar con nueva perspectiva. En una época de crisis económica, defiende Pauli, tiene todo el sentido aprovechar y comercializar lo que ya sabemos, después de haber invertido tanto dinero y tiempo en I+D, sacando de los artículos científicos soluciones con enfoque empresarial que, además de dar dinero, son sostenibles para el planeta. Esta postura se corresponde con un territorio emprendedor, porque tales oportunidades de innovación aparecen en nichos donde la gran industria no tiene interés en entrar. ¿No les convence lo del saltarrostro? Prueben a leer la parte del cultivo del cultivo de setas, poderosas aportadoras de proteínas y de negocio, usando como sustrato esa plaga que sufrimos en el Guadiana llamada el jacinto de agua, y verán cómo no son malas ideas.